Quién puede matar a alguien por un teléfono móvil
Piense en el peor bulo que haya recibido jamás a través de ese ordenador que le cabe en la palma de la mano y acepte los hechos


Los prejuicios más perezosos asignan a las generaciones jóvenes la peor reputación cuando se trata de hablar de adicción a la esmarfonina, pero esta droga tiene igualmente enganchados a los nacidos entre 1946 y 1964, que pasan el mismo número de horas al día pegados al teléfono que los mileniales, más de siete, según algunos estudios. El otro día un hombre de 58 años mató a un joven de 30 porque este intentó robarle el móvil. Si cuando me enteré de la noticia me hubiese quedado solo con el titular que les acabo de enunciar, que es con el que intentaron desactivar la gravedad sociológica del hecho algunos medios, habría imaginado un escenario en el un paisano de esos que chupa mil reels por segundo, forcejea como un drogadicto en plena ansiedad con el asaltante, sin entrar a razones. Menudo enganche tienen los boomers al aparato.
Piense en el peor bulo xenófobo que haya recibido jamás a través de ese ordenador que le cabe en la palma de la mano y acepte los hechos: ¿no es una persona adulta, madura y relativamente formada (aunque solo sea por la universidad de la vida) la que se lo ha enviado? Contrariamente a lo que cada vez es más habitual en la era del scroll eterno, abrí la noticia y la leí hasta el final. Descubrí que un señor más cerca de los 60 años que de los 50, fue a cenar con un compañero de trabajo que celebraba su jubilación. Ambos, policías municipales fuera de servicio, salieron a fumarse un pitillo a la puerta del bar, cuando un joven de 35 años arrebató el móvil a uno de ellos. El que aún no se jubilaba consiguió neutralizarlo en el suelo con una dureza, una brutalidad, una contumacia, que, a pesar de las reiteradas peticiones de clemencia para el chaval de los vecinos (¿recuerdan cuando George Floyd dijo que no podía respirar?), le acabó matando. Se llamaba Adberrahim Akkouh.
¿Cuánto odio, racismo y prejuicios en forma de noticias falsas hacen falta para que un hombre mate a otro por un un móvil y en este país no pase absolutamente nada?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
De Arauca a Tumaco, los educadores aplauden la ley que convierte el arte en asignatura obligatoria en los colegios públicos
Otra pelea entre funcionarios cercanos a Petro agudiza las grietas al interior del Gobierno
Roy Barreras: “Casi todos los aspirantes de la derecha son ignorantes”
La tragedia tras unas frambuesas envenenadas: la Fiscalía trae nuevas pistas al caso de las tres niñas intoxicadas con talio
Lo más visto
- El jefe de la misión de rescate de María Corina Machado: “Fue una de las operaciones de mayor riesgo en las que he participado”
- Andreu Buenafuente y Silvia Abril no presentarán las campanadas en TVE por la baja médica del cómico
- Francia rechaza la detención y entrega de Josu Ternera como reclamaba la Audiencia Nacional
- La carta de Ábalos a Guaidó: “Hemos enviado a Víctor de Aldama para que sirva de enlace en nuestras relaciones”
- CC OO denuncia que el gerente de la Jiménez Díaz, del grupo Quirón, ha vinculado sus protestas laborales con sabotajes






























































