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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un plan creíble para Rodalies

El actual momento político debe facilitar la inversión necesaria para reconstruir el caótico servicio de trenes de cercanías de Cataluña

Pasajeros esperan en un andén de la estación de Sants ante los retrasos de la R3 por averías.
El País

Alrededor de 400.000 usuarios al día sufren deficiencias evidentes en el servicio de trenes de cercanías de Cataluña (Rodalies), una situación que se ha ido agravando con el paso de los años y que ha terminado por convertirse en un símbolo del déficit de inversión en las infraestructuras de la comunidad. Durante dos décadas, sucesivos gobiernos catalanes de distinto color político prometieron que los problemas mejorarán si la gestión fuera autonómica, en lugar de depender de la empresa estatal Adif. Pero el traspaso de la gestión, prometido por primera vez por un Gobierno de España en 2007, e incluido en el Estatut, nunca se ha ejecutado completamente.

En la base del problema se encuentra un déficit en inversión en la red, heredado de un gobierno a otro, que ha convertido las incidencias en algo crónico. Primero la gigantesca inversión en la alta velocidad y después la crisis económica fueron postergando la necesaria actualización en el servicio más cercano al día a día de los ciudadanos. Esa situación comenzó a cambiar con el actual Gobierno de coalición. Pero el deterioro es tan profundo que, a pesar de que se invierten 600 millones al año, el Govern cree que habría que mantener este ritmo durante más de una década para alcanzar el estándar de calidad necesario. El 24% de los trenes no están operativos, según la Generalitat (Renfe asegura que es el 18%). El 40% de los ascensores o escaleras mecánicas de las estaciones no funcionan.

Las dificultades del servicio se han traducido en colapso total en fechas recientes, con escenas de caos injustificables en una capital europea. El Ejecutivo de Salvador Illa ha prometido que hacer funcionar Rodalies es “estratégico”, una prioridad comprensible ante la perspectiva de que la frustración ciudadana acabe por opacar toda la acción de gobierno. El traspaso es parte del acuerdo con ERC para hacer a Illa presidente, y el Gobierno de España ha mostrado intención de ponérselo fácil al líder de los socialistas catalanes. Las dificultades, sin embargo, trascienden las siglas. El Govern promete obras sin cortar el servicio, con desdoblamiento de algunas vías. Transportes asegura que no se puede hacer una intervención de este calibre sin afectar al servicio. Y ambas administraciones se enfrentan a los recelos de los trabajadores ante el cambio de gestión.

El traspaso de Rodalies a la Generalitat de Cataluña no significará nada si no viene acompañado de las inversiones necesarias. Hay que pedir compromiso a largo plazo a las dos administraciones y responsabilidad a partidos que hoy pueden ver una oportunidad política en este embrollo, pero mañana heredarlo. Los usuarios pondrán más paciencia, pero a cambio es necesario que se vean las mejoras, a la vez que transmitir información clara sobre incidencias y las dificultades que surjan. A las ocho de la mañana, al ciudadano no le interesa ni quién gobierna ni quién tiene la competencia, sino llegar a tiempo a su destino.

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