_
_
_
_
columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Leyes para proteger al poderoso

La reforma de la acusación popular, como la ley de amnistía, se diseña para casos y personas concretas

El portavoz del Grupo Socialista, Patxi López, registra la proposición de ley sobre la acusación popular, el viernes, en el Congreso de los Diputados.
El portavoz del Grupo Socialista, Patxi López, registra la proposición de ley sobre la acusación popular, el viernes, en el Congreso de los Diputados.
Daniel Gascón

Las reformas son urgentísimas cada vez que le interesa al poder, y solo entonces. La proposición de ley que ha presentado el Partido Socialista pretende restringir la acusación popular. La Constitución de 1978 establece que “los ciudadanos podrán ejercer la acción popular […] en la forma y con respecto a los procesos penales que la ley determine”. El procedimiento escogido elude informes y consultas. Para la fundación Hay Derecho, “esta ley supondría la absoluta desnaturalización de una garantía institucional consagrada por nuestra Constitución”. Una de las funciones de la acusación popular es la fiscalización del ministerio fiscal. El instrumento es una figura incómoda —el PP quiso reformarlo en su momento—, que ha posibilitado abusos y fraudes, pero también ha hecho que se impulsen casos importantes, de Gürtel a Bárcenas, pasando por los GAL, el Palau o Nóos. Solo una proeza de ingenuidad o mala fe permite ignorar que el objetivo de la reforma es obstaculizar la actuación de la justicia en casos que afectan a familiares del presidente del Gobierno. Una disposición transitoria exige que la reforma se aplique a procedimientos en curso.

El resto de los pasos son bien conocidos. La reforma, como la ley de amnistía, se diseña para casos y personas concretas. La chatarra argumental también es reciclada: buscamos la “homologación” con Europa. Se comparan elementos aislados y se señala como éxito o aberración lo que conviene (una anomalía clara sería tener a un fiscal general del Estado imputado, pero tampoco vamos a detenernos en nimiedades). Hay indignación y debates, alarmas y justificaciones. Los optimistas dicen que la propuesta es un globo sonda; una maniobra de distracción. Como señala Josu de Miguel, se superan los trámites y se aprueba cuando todo el mundo está cansado y pendiente del próximo atropello: algo que tampoco va en serio, solo es un globo sonda o una maniobra de distracción.

Las noticias sobre las actividades económicas de familiares del presidente del Gobierno y las investigaciones en torno a ellas han inspirado intentos de intervención en la prensa y el sistema legal. El PSOE ha asumido el discurso del lawfare del independentismo y la extrema izquierda. En nombre de una democracia supuestamente amenazada se ataca a la prensa y a los jueces (a quienes es imprescindible desacreditar previamente: serán pseudomedios y franquistas). Políticos progresistas presentan medidas pensadas para proteger a los poderosos: esa parece ser la preocupación principal de muchos luchadores por la igualdad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_