_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Unos cordones atados

El día en que los periódicos dediquen sus portadas a las buenas noticias deberíamos empezar a preocuparnos porque significa que lo bueno, y no lo malo, es extraordinario

Reencuentro entre Nuria Cavestany Sagnier y Beatriz.
Reencuentro entre Nuria Cavestany Sagnier y Beatriz.XAVI JURIO /LA VANGUARDIA
Manuel Jabois

El martes 4 de junio, una mujer de 91 años, Nuria Cavestany Sagnier, caminaba por la confluencia de General Mitre con la calle Balmes de Barcelona con dos bolsas de la compra y su bolso. A su lado pasó una motorista, Beatriz, alto cargo de una multinacional, que le hizo ver a Nuria que llevaba los cordones desatados. Nuria, cargada, hizo un gesto de agradecimiento e impotencia. Beatriz paró la moto unos metros más adelante, se bajó corriendo sin sacar la llave del contacto y, con el casco puesto, se arrodilló ante ella para atarle los cordones y se fue como vino. Nuria Cavestany Sagnier, asombrada, llegó a su casa y escribió una carta al director de La Vanguardia, que el diario publicó el viernes. Esa mañana, el programa El món a RAC1 contactó con Nuria, y su entrevista fue escuchada por Beatriz, que escribió otra carta a La Vanguardia, pero solo con sus iniciales: decía ser la mujer que había atado aquellos cordones, y le quitaba importancia al gesto. El periódico unió este lunes a las dos (es de justicia poética que May­ka Navarro, que ha tenido que escribir de tantos crímenes absurdos y criminales violentos, firmase esta crónica) y le dedicó un buen espacio. Beatriz se presentó en casa de Nuria con flores, Nuria le regaló rosas y un libro suyo de cuentos infantiles y esta frase: “Los cuentos no se han hecho para dormir a los niños, sino para despertar a los adultos”. Hace unas semanas, el profesor José Carlos Ruiz me hizo ver (sin maldad ni sospecha) lo idéntico de mi discurso respecto a uno suyo anterior: el día en que los periódicos dediquen sus portadas a las buenas noticias deberíamos empezar a preocuparnos porque significa que lo bueno, y no lo malo, es extraordinario. Pero menudo aire entra en ellos cuando alguien se baja de su moto a atarle los cordones a una anciana que no puede, y la anciana, al llegar a su casa, decide que es lo suficientemente importante para contarlo. Y que podamos así hablar un rato de ella sacudiéndonos el polvo que habitualmente metemos en sus casas.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_