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Red de redes
Columna
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La nevera vacía de Martínez-Almeida

Aunque el tono de sus comentarios recuerde a otra época, al decir que ahora va al súper, el alcalde madrileño reivindica, a su manera, que en una pareja ambos deben aportar por igual

Boda Martinez Almeida
José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo salen de la iglesia el pasado 6 de abril tras contraer matrimonio.Ana Beltran (REUTERS)
José Nicolás

José Luis Martínez-Almeida es alcalde de Madrid desde 2019. Antes había desempeñado otras funciones, tanto en el Ayuntamiento como en su formación política, el PP, donde se afilió con 18 años. Estudió Derecho en la Universidad Pontificia de Comillas entre 1993 y 1998 y se preparó las oposiciones para el Cuerpo de Abogados del Estado hasta 2001, cuando las aprobó y comenzó a trabajar como abogado del Estado en Girona. Ejerció como tal también en Toledo y en Madrid durante seis años y un mes, según su perfil de LinkedIn. En 2007 dio el salto a los cargos públicos: primero como director general de Patrimonio Histórico en la Comunidad de Madrid, luego como secretario general del Consejo de Gobierno de esta comunidad —entonces presidida por Esperanza Aguirre—, más tarde fue secretario general y director de asesoría jurídica de Sepides y en 2014 el Consejo de Ministros de Mariano Rajoy acordó nombrarlo director de la división jurídico institucional de la Airef. Un año después fue elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid.

Con 49 años y semejante trayectoria se pueden esperar muchas cosas de Martínez-Almeida, como poco, que sepa manejar su nevera, ya que gestiona las cuentas y —podría decirse— el día a día de cerca de 3.340.000 personas que viven en Madrid. No parece que fuera así, al menos hasta ahora. Esta semana, al final de su entrevista en Espejo Público, Susanna Griso le preguntó por su vida de casado y él, entre risas, confesó una novedad: “Ayer fui a la compra. Es muy agradable ver la nevera llena. Lo mío no era una nevera, era un desierto”, dijo. En poco más de tres minutos, Almeida soltó afirmaciones del tipo: “Tiene que tener Teresa más paciencia de la que tengo yo porque las manías se van acumulando”, “me dicen ‘enhorabuena’ y digo ‘dádmela a mí porque a ella no lo tengo claro...” o que ahora le es más fácil conciliar porque le “esperan en casa”.

En X pocos daban crédito a las palabras del alcalde: “¿Almeida se ha casado con su madre? Menudo repertorio de cuñadaces”, escribió @javiporre al compartir un vídeo que resumía algunas de las declaraciones del regidor; “Parece una entrevista de 1965. Los mismos clichés”, dijo @Javi_Bluemonday; “Le ha faltado el referirse a ella como ‘mi contraria”, añadió @upebecares.

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En muchas familias, aún hoy, es la mujer la encargada de ir al supermercado y, seguramente, quien cocina, lava, plancha, limpia y otras tantas tareas enmarcadas en el concepto “ama de casa” que se multiplican si hay hijos. Mientras, él es quien desarrolla su carrera, quien lleva el dinero a casa y quien puede llegar —si tiene “eventos”— de trabajar a la hora que le convenga mientras la mujer “le espera”. Freeda compartió hace unos días en su cuenta de Instagram un vídeo de un futbolista que afirmaba ante unos adolescentes que todo su éxito había sido posible gracias a su mujer, que “abrazó” el título de ama de casa y cuya vida “comenzó cuando empezó su vocación como esposa y madre”.

Parece que en la recién creada familia del alcalde esto empieza a cambiar. En la entrevista, además de casi sonrojarse al hablar de su esposa, la risa al afirmar que su nevera estaba vacía y que ahora se encarga de ir al supermercado hace pensar que sabe que en pareja importan por igual las dos personas que la forman y que ambas tienen el deber que trabajar y aportar en casa. Solemos creer que la sociedad de hoy es muy moderna, y en algunos aspectos lo es. Sin embargo, y lamentablemente, todavía hay muchas tareas pendientes. La de dejar atrás el machismo y soltar comentarios rancios sobre las mujeres es una de ellas. Para esto es necesaria la lucha feminista.

Sobre la firma

José Nicolás
Es editor en la sección de Opinión, donde es uno de los encargados de sus contenidos digitales. Escribe la columna 'Red de redes'. Es graduado en Periodismo por la Complutense y máster en Periodismo de Datos y Nuevas Narrativas en la Universitat Oberta de Catalunya. Antes de su llegada a EL PAÍS trabajó en Onda Regional de Murcia y Cadena SER.
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