Lo de Xabi Alonso en Leverkusen

Me encanta admirar. Empieza el día y me digo: a ver a quién admiro hoy. Entre las personas que me quedan cerca, quien más fácil me lo pone es Xabi Alonso y no sólo a mí. Tiene a media Alemania rendida a sus pies tanto por los resultados excelentes de su trabajo como por sus maneras educadas, el arreglo personal y la ponderación con que responde a los periodistas. Alonso, que ha ganado en su faceta de jugador de diversos equipos de primer nivel todo lo ganable en el ámbito del fútbol profesional, estaba haciendo cosas más que interesantes como entrenador del filial de la Real Sociedad, al que subió de categoría. Así que alguien en Leverkusen, con buen oído, debió de oír campanillas allá por el 2022, cuando el equipo de la Bayer, empresa de la aspirina, andaba en los inicios de la Bundesliga enfangado en puestos de descenso. El Bayer Leverkusen, para ponernos rápidamente en contexto, es un equipo con posibles y fama de segundón, tachado de equipo de plástico debido a su falta de tradición histórica. Conque fichan a Xabi Alonso, que no es un desconocido en estos lares después de tres años al servicio del Bayern Múnich, donde dejó un grato recuerdo. Alonso llega con prestigio e ideas, imprime su sello, suma puntos, aleja al equipo del precipicio del descenso y lo clasifica para la Europa League. ¿Y este año? Pues va líder sin perder un solo partido, ha ganado todo lo que se le ha puesto por delante en la Copa y en la Europa League. Hace poco cumplió 42 años. Los seguidores de su equipo lo felicitaron con cánticos en las gradas del estadio y otro tanto sus jugadores después en el autobús. Se expresa en alemán con fallos, pero con capacidad comunicativa suficiente. Y esta circunstancia le granjea aún más aprecio. En el periódico de mi ciudad lo llaman gentleman del fútbol. Le renovaron el contrato hasta 2026, pero lo van a tener crudo para retenerlo.