La honestidad puede hacer avanzar el proceso de paz en Oriente Próximo
Necesitamos esfuerzos internacionales más intensos para crear una nueva dinámica en la región y, aunque no podemos obligar a las partes a sentarse a la mesa de negociaciones, podemos allanar el camino
Demasiadas personas mueren cada semana en Israel y en los territorios palestinos ocupados, y millones viven con miedo y sin esperanza. La respuesta del mundo ha sido demasiadas declaraciones y muy poca acción. Esto debe cambiar. En la Unión Europea y en la comunidad internacional en general tenemos que hacer más. Sabemos que todo el mundo espera de nosotros que defendamos y trabajemos por la paz, la justicia y el derecho internacional en todas partes. Pero para actuar con éxito, primero debemos ser honestos con los demás y con nosotros mismos.
Ser honestos significa reconocer que el extremismo está aumentando en ambos bandos. Los ataques indiscriminados y la violencia se están cobrando muchas vidas israelíes. La violencia de los colonos israelíes en Cisjordania amenaza cada vez más la vida y el sustento de los palestinos, casi siempre con impunidad. Además, las operaciones militares israelíes suelen causar la muerte de civiles palestinos, a menudo sin rendición de cuentas efectiva; los asentamientos ilegales se están expandiendo en tierras ocupadas; y el delicado status quo relativo a los Santos Lugares se está erosionando. Mientras que los israelíes pueden contar con un Estado y un Ejército fuertes, los palestinos no tienen ese recurso. Esta enorme desigualdad en la capacidad de controlar el propio destino es visible en cada puesto de control de carretera. Todos estos hechos son obstáculos para la paz.
Sin duda, los distintos actores dentro de Europa reaccionan a menudo de forma diferente ante los acontecimientos de la región. Pero esto no impide que la UE actúe. Todos nos hemos alarmado por los recientes acontecimientos, y todos compartimos el mismo objetivo final: un Estado de Israel seguro y globalmente reconocido viviendo en paz junto a un Estado de Palestina seguro y globalmente reconocido. Esta solución permitiría a ambas partes disfrutar de libertad, prosperidad y relaciones pacíficas con sus vecinos.
Nuestros propios intereses también están en juego. Queremos la paz porque poner fin al conflicto sería mucho mejor para la seguridad internacional. Queremos la paz porque reconocemos el derecho a existir tanto de Israel como de Palestina, y porque defendemos el principio del derecho internacional en todas partes. Queremos la paz porque compartimos vínculos con todos los pueblos de Tierra Santa, y porque sería beneficioso para la estabilidad y la prosperidad regionales. Y queremos la paz porque el terrorismo es una amenaza en todas partes.
Pero mientras la UE, la Autoridad Palestina y una parte considerable de la opinión pública israelí apoyan la solución de los dos Estados, Hamás no reconoce el derecho de Israel a existir, y el acuerdo de coalición del actual Gobierno israelí niega el derecho de los palestinos a su propio Estado. De hecho, la derecha israelí niega cada vez más que la ocupación ni siquiera exista.
Está claro que ni la parte israelí ni la palestina están preparadas para la paz. En el lado palestino, hay una falta de unidad, así como una legitimidad democrática insuficiente. Todas las facciones palestinas deberán renunciar al terrorismo y superar sus divisiones políticas. Por parte israelí, las principales prioridades deben ser detener la construcción de asentamientos y la violencia de los colonos, y ofrecerse a negociar un Estado palestino independiente.
En los últimos años, la comunidad internacional ha fracasado en sus esfuerzos por lograr una paz sustantiva entre las partes. Nuestros amigos estadounidenses llevan mucho tiempo intentando acercar a las partes, y los recientes acuerdos de normalización (los Acuerdos de Abraham) entre Israel y algunos de sus vecinos árabes supusieron una importante contribución a la estabilidad regional. Pero no acercaron la paz israelo-palestina. Aunque Estados Unidos sigue siendo esencial para el proceso, no podemos seguir dejando la mayor parte del trabajo duro en manos de los diplomáticos estadounidenses. Necesitamos más bien un esfuerzo genuinamente colectivo que incluya a los Estados árabes, Europa, Estados Unidos y otros.
Una vez expuestos los hechos, ¿qué debemos hacer? Por encima de todo, necesitamos esfuerzos internacionales más intensos para crear una nueva dinámica de paz. Aunque no podemos obligar a las partes a sentarse a la mesa de negociaciones, podemos preparar el camino y ayudarles a prepararse.
En 2013, la UE ofreció un “paquete de apoyo sin precedentes en materia económica, política y de seguridad” si las partes llegaban a un acuerdo de paz. Teniendo esto en cuenta, encargué al Representante Especial de la UE, Sven Koopmans, que trabajara con la Comisión Europea y los Estados miembros de la UE para concretar dicha propuesta. También le pedí que desarrollara (junto con nuestros socios) propuestas concretas para un proceso regional global que permita alcanzar la paz tanto entre Israel y Palestina como entre Israel y todos sus vecinos árabes.
Posteriormente, en febrero, me reuní con el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, y con el secretario general de la Liga Árabe, Aboul Gheit, y acordamos reactivar y desarrollar la Iniciativa de Paz Árabe de 2002 y añadirle el paquete de paz europeo.En este esfuerzo, colaboraremos estrechamente con otros socios árabes e internacionales.
Este proceso consiste en esbozar cómo se integrarán Israel y Palestina en la región si consiguen la paz. Tenemos que considerar los tipos de cooperación en materia de seguridad, política y económica que la paz haría posibles, y cómo pueden abordar todas las partes los retos comunes relacionados con el agua, la energía, las infraestructuras y el cambio climático.
Este es un momento para explorar lo que todos podemos aportar a la paz israelo-palestina una vez que llegue. Obviamente, ni las contribuciones de Europa ni las de nadie se pondrán en práctica a menos que haya un acuerdo de paz, y no debemos suponer que nuestras promesas de apoyo bastarán para lograr ese resultado. Aun así, hace falta algo para detener el actual ciclo de violencia, y nosotros podemos desempeñar un papel crucial ayudando a las partes a reflexionar sobre sus opciones.
Para que quede claro, no estoy anunciando una iniciativa de paz europea. En este momento, simplemente estamos tendiendo la mano a otros y considerando cómo podemos prepararnos para el día en que israelíes y palestinos estén preparados. Podemos acercarnos a ese día presentando una imagen más clara de lo que sería la paz regional. La honestidad exige reconocer que no podemos permitirnos esperar más.
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