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Anatomía de Twitter
Columna
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Científicas que perrean como Chanel

Un tuit prende la mecha: ¿las niñas ya solo quieren cantar, bailar y mover el culo? El ‘multitasking’ es la solución

Chanel Terrero
Chanel, durante la final de Eurovisión en Turín.Luca Bruno (AP)
Rebeca Carranco

El tuit de @angelasororidad es demoledor. “Quienes creemos que una canción que invita a prostituirse enseñando el culo no somos moralistas, sabemos que la imagen y el mensaje no son inocentes, ahora tenemos esta letra vomitiva en todas las emisoras y las niñas quieren ser Chanel y no investigadoras, vamos bien!”. Como era de prever, la cosa se pone un poco tensa con el mensaje, que voluntariamente o no termina en un bonito pareado: 6.442 citas, 878 me gusta, 211 retuits y tropecientos comentarios.

Esta vez la red está unida, pero para mal: todos contra Ángela. Las hay que dicen que la autora tiene poco de feminista (como se define). “Sororidad, dice… Y casi la quema. Puritanismo no es feminismo”, le reprocha @Rossend7. También las que le recuerdan que no somos (solo) lo que escuchamos. “Crecí viendo a Madonna bailando sensualmente y presumiendo de ser una mujer material. Vi a Alaska jurando que lo volvería a hacer (matar por celos). Y bromeé con la coreografía de las Mamachicho miles de veces. No aspiré a ser materialista, ni asesinar ni a prostituirme”, escribe @ladycrocs. Algunas admiten sinceramente que matarían por un trocito de las carnes de Chanel: “Pues evidentemente que quiero ser la Chanel. ¿Tú has visto las piernas que tiene?”, tuitea @godsavelidia.

De todas ellas, me quedo con las multitasking. “Si te organizas bien, puedes ser una promiscua y científica. Hay tiempo para todo”, dice @thertuga_. También a favor de @quantumfracture, con más de 300.000 seguidores:Plot twist: los científicos perreamos hasta el suelo”. Confirmo que he visto a prestigiosas redactoras, redactoras jefas, corresponsales y hasta a subdirectoras de este diario perrear con insultante soltura. La filóloga @arualhelike va más allá: “Suelo investigar sobre temitas que me gustan y además si puedo pues enseño el culo. Un beso”.

El dedo en la llaga lo pone @antoniignasi: “Tenéis muy romantizado lo de ser investigador cuando realmente las condiciones de vida de un investigador son una basura. Yo haciendo 25 horas en el Burger cobraba más que los doctorados con los que hacía prácticas”. Y un señor con el nombre de @peixitu_m lo remata: “Tal como está la ciencia en este país más vale que las niñas no quieran ser investigadoras”.

Ni camareras, pienso, en el otro debate acalorado de estos días en la red social ya casi de Elon Musk. EL PAÍS contó la queja de los hosteleros en la Costa Brava porque no hay camareros. Detectaban falta de interés por la profesión. El tuit desde la cuenta @el_pais con el enlace a la información también unió a las hordas de haters por unas horas. La polémica se resume así: si queréis camareros, contratadlos con unas condiciones laborales dignas.

Pero no hay que sufrir, las niñas ahora quieren ser Chanel, según Ángela, y no investigadoras o camareras. También podrían aspirar a convertirse en Rihanna. O Beyoncé. O Jennifer López. O Rosalía. O Shakira. O Dua Lipa. Todas cantan, bailan, son guapas, marcan tendencia, son rompedoras, descaradas… Todas ganan una pasta. Todas enseñan el culo cuando les parece. ¿Un poco cosificadora la cosa a veces? Quizá sí, para qué negarlo. Pero hacen lo que les da la gana. O eso parece.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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