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ANATOMÍA DE TWITTER
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La bomba nuclear de Putin nos pillará en la oficina

Da la impresión de que, aunque el domingo reviente todo, el lunes nos tocará ir al trabajo

Jaime Rubio Hancock
Viajeros con mascarillas en un andén de la estación de metro de Nuevos Ministerios
Viajeros con mascarillas en un andén de la estación de metro de Nuevos MinisteriosEduardo Parra - Europa Press (Europa Press)

Estamos en un momento un poco extraño. Parece que el mundo se acaba: si la pandemia no nos liquida, lo hará Putin con una bomba nuclear. Encima, da la impresión de que aunque el domingo reviente todo, el lunes aún nos tocará pegarnos un madrugón para ir al trabajo.

Esa es la idea detrás de un meme que se ha compartido miles de veces en Twitter y que está circulando también por WhatsApp. Lo ha popularizado Cristina Hernández, que ya avisa de que es obra de su amiga @sofia_gzc. Se trata de una parodia de los diagramas de Venn con dos conjuntos dibujados con una zona superpuesta: uno de ellos es el de la normalidad y otro es el del apocalipsis. En la intersección se dice: “Por algún motivo, hemos terminado aquí, teniendo que seguir trabajando”.

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Este diagrama es una versión de un tuit en inglés que compartió hace unos meses el cómico australiano Tom Cashman y que ha llegado incluso a camisetas que se venden en Amazon. Cashman solo se refería a la pandemia, pero ahora podemos añadir el temor a un ataque preventivo ruso. De hecho, hay algunas versiones recientes que añaden un conjunto más, el de la Tercera Guerra Mundial. En mi opinión, esto es innecesario y redundante, porque la guerra ya es uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis, aunque entiendo la necesidad de subrayar la idea.

Las parodias de los diagramas de Venn son una tradición con cierta solera en las redes sociales. Según la enciclopedia de memes Know Your Meme, las primeras muestras de estas publicaciones se remontan a 2008. Uno de los ejemplos más populares de los últimos años es uno de 2018 en el que los conjuntos de atracadores, pinchadiscos, predicadores y tu madre quitándote el jersey se unen en el centro porque todos hacen que levantemos las manos. Otras parodias, más parecidas a la de Cashman, colocan la sociedad contemporánea en una hiperdistopía en la que se unen los mundos imaginados en libros y películas como 1984, Matrix, Un mundo feliz, Idiocracia y El cuento de la criada, entre otros. A mí me gusta mucho el diagrama que une a filósofos, niños de cuatro años y los Backstreet Boys en una sola frase: “Tell me why”, “dime por qué”. Si alguien no estaba atento (o vivo) en 1999, aclaro que el grupo de pop cantaba estas palabras en el estribillo de su canción I Want It That Way.

Venn y filósofos, segunda versión

Volviendo al meme que está circulando estos días, no le falta razón: resulta un poco raro estar atentos a una guerra que nadie sabe cómo va a terminar sin que hayamos salido aún de la pandemia, y encima tener que ir al trabajo. A veces puede ser hasta difícil verle un propósito a lo que hacemos, a no ser que tengamos un empleo de verdad en un hospital o en un supermercado, por poner dos ejemplos.

Pero tampoco podemos olvidar que estamos en esa intersección precisamente porque hemos tenido suerte: esta mañana he venido a la redacción porque no estoy enfermo y porque nadie ha bombardeado la parada de mi autobús. El listón puede parecer bajo: mi vida no corre peligro, que yo sepa. Pero solo parece bajo porque hemos podido dar por supuestos esos mínimos durante décadas, al contrario que la mayoría de la humanidad durante gran parte de nuestra historia.

Con esto no quiero decir que debamos resignarnos o alegrarnos por no estar peor: al contrario, hay que recuperar el terreno perdido y que cada vez más gente pueda subir aún más ese listón. Así podremos preocuparnos cada vez menos por nuestras vidas y, de paso, madrugar y trabajar lo mínimo posible, para poder dedicar el tiempo a lo que de verdad nos gusta y nos importa, como leer, beber café y echar la siesta. Y, de paso, fijarnos en otros gráficos más optimistas y mucho más interesantes, como este que muestra la creciente importancia del turrón de chocolate.

Sobre la firma

Jaime Rubio Hancock
Editor de boletines de EL PAÍS y columnista en Anatomía de Twitter. Antes pasó por Verne, donde escribió sobre redes sociales, filosofía y humor, entre otros temas. Es autor de los ensayos '¿Está bien pegar a un nazi?' y 'El gran libro del humor español', además de la novela 'El informe Penkse', premio La Llama de narrativa de humor.

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