Tras el verano, el vacío
Los lectores opinan sobre la España vaciada, la sanidad pública, la amenaza de las compañías eléctricas de cierre anticipado de sus plantas y sobre la “generación de cristal”
Llega septiembre y los pueblos de Castilla se quedan una vez más sin las personas habituales del verano, que vuelven a sus campamentos de invierno. Entonces, lo de la España vaciada se convierte en una realidad evidente y palpitante. En mi pueblo, San Juan de la Encinilla, ya en los primeros días septembrinos parece cambiar hasta la luz, que se vuelve más pálida, menos brillante y deslumbradora, más triste e invernal; el silencio se siente más que nunca, silencio que ya no rompen los coches de los veraneantes, e incluso parece que disminuye el número de tractores que pasan. Aunque creemos que estamos deseando volver a la ciudad, una vez nos instalamos en el ruido y ajetreo de esta, echamos en falta y miramos con nostalgia infinita al pueblo, a toda esa España rural cada día más vacía y que espera inútilmente tener más vida, más movimiento, más personas que den calor y compañía. Poco cabe esperar de una sociedad que, de forma progresiva, hacina a las personas en las ciudades, deja morir la vida rural y vacía nuestros pueblos.
José Fuentes Miranda. Badajoz
Por la sanidad pública
Mi marido sufrió dos trombos en las arterias que van a los pulmones y tuvimos que llamar al 112. Estamos profundamente agradecidos al doctor que nos atendió y a su equipo del SUMMA 112 por la atención recibida en todo momento, tanto profesional como humana, así como a todo el personal del hospital donde fue atendido con todo cariño y profesionalidad durante su estancia. Es necesario apoyar a todos los sanitarios en sus reivindicaciones. Por favor, no consintamos que se destruya una de las mejores sanidades del mundo. Apoyémosla, que ya está bastante tocada.
Ascensión Sánchez Ortega. Madrid
Amenazas
El anuncio de las compañías de producción de electricidad de origen nuclear de cerrar esas plantas anticipadamente si el Gobierno sigue adelante con sus medidas recientemente aprobadas nos deja estupefactos. Si eran rentables a un precio de 50 euros el MWh, cuando se oponían a su final operativo, imaginemos a más de 170 euros. Esto solo demuestra que están acostumbradas a un trato preferente por la sociedad y que ven amenazado su dorado final con esas medidas del Gobierno.
Francisco Vicente Valero. Cádiz
Pido perdón por ser de cristal
Parece que ahora los jóvenes somos la “generación de cristal” por ser “demasiado frágiles”, por “molestarnos por todo” y por “llorar”. Pido disculpas. Pido perdón por quejarme si mis amigas ganan menos que mis amigos; por llorar ante la posibilidad de recibir una paliza al grito de “maricón”; por protestar por que me parezca mal que mis amigos racializados sufran discriminación; por salir a la calle al ver que cuatro de cada diez chavales no encontramos trabajo o porque si lo encontramos no nos llega para pagar un alquiler. Si no acobardarse ante las injusticias es ser “frágil”, si luchar por lo que uno cree es “molestarse por todo” y si querer una vida digna es ser un “llorón”, entonces pido perdón, en nombre de toda mi generación, por ser “de cristal”.
Aitor Eiguren González. Bilbao
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