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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Más que Madrid

La acción contundente de comunidades autónomas y otros países europeos deja en evidencia la política sanitaria del Gobierno de Díaz Ayuso

Un camarero del Café de la Ópera en Barcelona mira a través del cristal de la puerta.
Un camarero del Café de la Ópera en Barcelona mira a través del cristal de la puerta.Albert Garcia (EL PAÍS)

La segunda oleada de la pandemia avanza con fuerza sin que nadie sepa cuál es la mejor fórmula para frenar los contagios, pero conviene contar con una panoplia de iniciativas contundentes para abordar la situación de la mejor forma posible. En España, el foco y la presión política han estado en las últimas semanas en Madrid, ante la resistencia de su Gobierno a desplegar recursos y abordar de forma tajante el altísimo nivel de casos. Conviene recordar que España es mucho más que Madrid y que otros Gobiernos están actuando sin que les tiemble el pulso. A pesar de los daños económicos que todos ellos lamentan y con independencia de su ideología. La Generalitat de Cataluña, con 279 casos por 100.000 habitantes en 14 días, ha anunciado el cierre de bares, restaurantes y de clases presenciales en la universidad, entre otras muchas medidas, ante el fuerte repunte que prevé. Navarra, con 774 casos por 100.000 habitantes pero menor presión en las UCI que Madrid, ha decretado el cierre de bares a partir de las diez de la noche y reducciones de aforos al 30%. Galicia ha confinado Ourense; Castilla y León, León y Palencia. Y Asturias, con una tasa de 186 casos, anunció el miércoles el regreso a la fase 2. Madrid tomó medidas en áreas con más de 1.000 casos, que el Gobierno consideró lógicamente insuficientes.

Son muchos los esfuerzos que se han realizado en rastreo y en restricciones por parte de algunos Gobiernos autónomos con tasas menores que Madrid y que no brillan en los debates como la radicalidad de la presidenta madrileña. Es de justicia destacarlo. Como también subrayar que España, con una tasa media de 265 casos, camina en general muy por detrás del ritmo de la contundencia que están exhibiendo otros países europeos. Macron anunció el miércoles por la anoche el regreso al estado de emergencia sanitaria y toque de queda en grandes ciudades entre las nueve de la noche y las seis de la mañana. En Alemania, los municipios toman medidas cuando se superan los 50 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes en siete días, un umbral mucho menor del que acordó el Consejo Interterritorial en España: 500 por 100.000 habitantes en 14 días, una tasa de positividad de los test del 10% y una ocupación de UCI del 35%. El ministro Illa ha advertido de que son cifras muy altas y ha mencionado la necesidad de bajar de los 200. Habría sido deseable que fijara mucho antes los umbrales, y que estos fueran más exigentes. Pero mejor tarde que nunca.

La UE ha aprobado un sistema de semáforos con criterios comunes para radiografiar la intensidad de la pandemia en los Veintisiete a partir de tasas de 25, 50 y 150 contagios por cada 100.000 habitantes, entre otras variables. En ese mapa, España está casi toda en rojo. La lucha contra la pandemia es sanitaria, y no ideológica: urge que las autoridades europeas y españolas se pongan de acuerdo en unos umbrales y una contundencia común.

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