_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Apoteosis de la incertidumbre

Contagiado y hospitalizado, que es como decir tocado y hundido, Trump entra en la recta final de la campaña en las peores condiciones

Lluís Bassets
El presidente de EE UU, Donald Trump, desciende de su helicóptero al aterrizar en el hospital Walter Reed.
El presidente de EE UU, Donald Trump, desciende de su helicóptero al aterrizar en el hospital Walter Reed.Oliver Contreras (GTRES)

La suerte le dio el poder y la suerte amenaza con quitárselo. Nadie creía en su victoria en 2016, pero hasta enero casi nadie tenía dudas de que ahora en 2020 tendría la reelección presidencial al alcance de la mano.

Soplaban a favor los vientos de la economía. Había superado la investigación de un fiscal especial, Robert Mueller, sobre la colusión con Rusia para evitar que Hillary Clinton fuera presidenta. También el juicio parlamentario de destitución o impeachment por abuso de poder. Habían regresado muchos soldados a casa y no había declarado ninguna nueva guerra. Era la presidencia del caos, pero nada hacía palidecer su buena estrella.

Hasta que todo se torció. Primero el virus. Luego los confinamientos y el hundimiento de la economía. Apeló a los laboratorios para que le dieran la vacuna antes de las elecciones, como antes se rogaba a los cielos para obtener la lluvia. Tanteó el negacionismo del virus, el rechazo de las mascarillas, las virtudes curativas de la lejía, la terapia de la hidroxicloroquina e incluso la inmediata reapertura de la economía para llegar al 3 de noviembre con buenas cifras de crecimiento y empleo.

Solo faltaba la muerte de George Floyd bajo la rodilla de un policía. Era obligado el volantazo. En vez del presidente de la prosperidad sería el presidente de la ley y el orden.

Vino a auxiliarle la fortuna con la oportunidad de nombrar para el Tribunal Supremo a una jueza conservadora en sustitución de la fallecida jueza progresista, Ruth Bader Ginsburg. De cara a sus votantes antiabortistas, fue una victoria antes de la victoria, que encaraba la posibilidad de anular la jurisprudencia feminista fraguada en 50 años y le aseguraba un árbitro favorable en caso de litigios electorales.

A 30 días de las elecciones, otro giro de la fortuna le ha cambiado el paso. Contagiado y hospitalizado, que es como decir tocado y hundido. Por edad y peso, es población de riesgo. El virus ha penetrado en la Casa Blanca por su imprudencia. Su campaña electoral ha quedado interrumpida. Ha perdido todo control sobre la agenda política. Entra en la recta final en las peores condiciones. De poco le sirve la bandera de la ley y el orden ante el ataque de una pandemia mortífera, que afecta a la seguridad del Estado.

Es la sorpresa de octubre, episodio tradicional en todas las campañas, que suelen aprovechar los enemigos exteriores. En la apoteosis de la incertidumbre, sería una temeridad considerar que esta será la última.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_