Bar de barrio
Frente a mi casa hay un pequeño bar de barrio de los de toda la vida. Está junto a un colegio; es una zona de paso y no de tomar cañas. El dueño, de más de 60 años, se mantiene gracias a los cafés de los profesores y padres de alumnos a la espera de la ansiada jubilación. En los 20 años que le conozco siempre había cerrado domingos, festivos y en agosto. Este verano me ha dolido verle todos los días abierto, festivos y domingos incluidos. Buscando los ingresos que no tuvo en el confinamiento, consumiciones de gente que, como él, estaba en la ciudad a pesar del calor. Mi respeto y admiración hacia todos los que, como él, luchan por sobrevivir en esta época que nos toca.
Roberto Rodríguez Vesga. Bilbao
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