_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Obreros del progreso

La política necesita de la técnica para cumplir sus promesas. Sin ella, solo quedan expectativas eventualmente frustradas.

Jorge Galindo
Alumnos de segundo de Bachillerato en un centro de Madrid.
Alumnos de segundo de Bachillerato en un centro de Madrid.

Ahí van tres titulares de las últimas horas en España, bastante poco veraniegos: aumentan los contagios del virus en las residencias de ancianos a más de 1.500 confirmados; apenas una minoría de las solicitudes realizadas para recibir el nuevo ingreso mínimo vital han sido aprobadas hasta ahora; y mientras la mayoría de comunidades siguen sin un plan para la reapertura escolar, la Conferencia de Presidentes autonómicos dedicada a resolver la cuestión se aplaza hasta finales de agosto o principios de septiembre.

Tres segmentos vulnerables de la población no parecen disfrutar de la protección suficiente para enfrentar tanto la epidemia como sus consecuencias indirectas. Esa, y no otra, es la situación a día de hoy. Es igualmente cierto que una implementación acelerada y completa del ingreso mínimo vital, un plan coordinado y equitativo para la vuelta al cole, y un esfuerzo epidemiológico, de aumento de personal y mejora de infraestructura en los cuidados a personas dependientes tejerían dicha protección. Esa es la promesa, pero ¿qué falta para que sea una realidad?

Los escudos sociales no se hacen solo de grandilocuentes preámbulos de decretos, “voluntad política”, bonitos símbolos y orgullo ideológico. Una vez está construida la coalición que lo activa, escrita la norma o hecho el compromiso público, lo que verdaderamente mantiene un sistema de protección a los más vulnerables es la dedicación al detalle para lograr el objetivo, los ajustes específicos que aseguran su implementación eficaz, y (en un país con poderes descentralizados) la acción territorial coordinada.

Algunos construyeron toda una plataforma por el cambio sobre la confrontación entre técnica y política. Pero ahora se hace evidente que esta falsa dicotomía no consigue sino lo contrario a lo que pretende: dificultarlo, ponerse palos en las ruedas. Una ingeniera no puede construir un escudo fiable sin sus trabajadores. Técnicos eficaces, flexibles pero comprometidos ante todo con la pregunta de “qué tuerca hay que ajustar para que esta armadura que estamos tratando de montar se sostenga en pie”. Son los obreros del progreso, que se alimentan de evidencia más que de grandes discursos, que conocen cada milímetro de lo que aspiran a mejorar. La política, en definitiva, necesita de la técnica para cumplir sus promesas. Sin ella, solo quedan expectativas eventualmente frustradas. @jorgegalindo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_