Es un mal síntoma
Sí. Es un mal síntoma que para sacar adelante el decreto de “nueva normalidad” el Gobierno se haya visto obligado a renunciar, o al menos aplazar, la parte correspondiente a subir los impuestos a las clases más pudientes.
Que en una negociación tengan que ceder todos en aras de un bien superior para el interés general es normal, y hasta plausible. Es síntoma de madurez democrática, y de un ejemplar espíritu de diálogo. Pero que los impuestos a una clase privilegiada y minoritaria tengan más fuerza que el resto de los apartados, es un mal síntoma.
Julio García-Casarrubios Sainz. Valdepeñas (Ciudad Real)
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