_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Prohibido jugar

Entre los aspectos más asombrosos de la respuesta a la pandemia está que lo primero que cerramos fueran las escuelas y que probablemente sea de lo último que vayamos a abrir

Daniel Gascón
Unos niños en bicicleta pasean con su padre en Huesca con mascarillas para evitar contagios de covid-19.
Unos niños en bicicleta pasean con su padre en Huesca con mascarillas para evitar contagios de covid-19.JAVIER BLASCO

En todos los debates en España hay un momento en el que se dice que el problema está en la educación. Entonces uno sabe que la conversación ha llegado a la nada. La educación solo interesa de verdad cuando puede convertirse en batalla cultural o disputa teológica. En la desescalada hemos hablado de comercios, turismo, terrazas y fútbol, pero no hay una idea clara para la educación, ni ahora ni para el curso que viene.

Durante seis semanas los niños estuvieron encerrados sin que hubiera una explicación. Se decía que eran vectores de contagio, pero los estudios no sostienen esa idea. El descontento se atribuía a padres caprichosos: los niños, al parecer, no tenían derechos. Leíamos observaciones sobre los efectos del confinamiento en los adultos, pero también leíamos que a los niños no les afectaba. Todos pensamos que las experiencias de los primeros años son decisivas, pero en ese caso podíamos hacer una excepción, como Janis Joplin con Leonard Cohen. Si repasamos nuestra biografía, el confinamiento de los niños resulta claustrofóbico y el encierro de los adolescentes, un infierno.

El apaño de la escuela a distancia, a menudo disfrazado del optimismo tecnológico que sirve para vender mercancía averiada, contribuye a incrementar las desigualdades. No todos los padres tienen las mismas posibilidades, los mismos recursos de tiempo, formación, interés, acceso a libros o tecnología. Un maestro, por entusiasta que sea, tiene menos instrumentos para comunicarse o detectar los problemas. Puede producir estrés en los niños y una carga adicional incluso en padres que puedan teletrabajar. La carga se suele distribuir de forma asimétrica en relación con el género.

Hay muchas razones para lamentar el descuido de la educación. Entre ellas están la adquisición de conocimientos de los alumnos y su importancia para la sociedad y el hecho de que la educación contribuye a aumentar la igualdad de oportunidades. También que es bueno para los menores perder de vista a sus padres un rato y relacionarse con otros niños y con otros adultos. Una función esencial de la escuela es la socialización. Muchas veces no recuerdas cuándo aprendiste algo o se te olvida un contenido, pero de los amigos del colegio te acuerdas toda la vida. Entre los aspectos más asombrosos de la respuesta a la pandemia está que lo primero que cerramos fueran las escuelas y que probablemente sea de lo último que vayamos a abrir, y que entretanto hayamos prohibido jugar a los niños. @gascondaniel

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_