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Elecciones Ciudad de México
Columna
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Tercer debate chilango: la mano de Sheinbaum

Mientras Taboada pretende actuar como una isla o sociedad secreta, Brugada necesitará rigor de ajedrecista y convocar tanta ayuda y plurales como sea posible

Clara Brugada y Claudia Sheinbaum
Clara Brugada y Claudia Sheinbaum se abrazan al término de un mitin en Iztacalco Ciudad de México, el 6 de mayo.Daniel Augusto (Cuartoscuro)

El tercer debate chilango —transmitido en medio de la emisión de dos partidos de futbol nacional con amplísima audiencia— apenas rasguñará las tendencias de votación. El debate por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México fue más microscopio que empujón.

Entre bastidores, Dante Delgado susurraba a Salomón que la estrategia de Máynez era la correcta: un poco de lenguaje de señas, medio porro y una actitud propositiva bastarían para arañar un puñado de votos indecisos. Funcionó. En la otra esquina, Alejandro Moreno y Marko Cortés encendían veladoras para que el candidato Taboada les brinde una última bocanada de vida. ¿Detrás de Brugada? La mano de Sheinbaum.

La evidencia del reciente trabajo conjunto entre la candidata presidencial y la exalcaldesa de Iztapalapa es varia. El fresco método, imagen y dinamismo de la campaña de Brugada, la intensificación de los encuentros de Sheinbaum en la Ciudad de México —visitando nueve de sus alcaldías en tan solo 10 días, incluyendo Iztapalapa y Benito Juárez—, y la incorporación de ciertos duchos jugadores en la alineación de la Ciudad sirven como ejemplo. Ayer se anunciaba que Ernestina Godoy y Omar García Harfuch se unirán al consejo de seguridad capitalino. La herida ha sanado.

Tan provechoso fue el tercer debate para Brugada como desafortunado fue para el candidato opositor que, todo debe decirse, es el prototipo de candidato perfecto que marca el manual: buena apariencia física, gran talento para la oratoria, cínico y barbado. Sin embargo, los temas clave del debate, seguridad, planeación y desarrollo inmobiliario, no fueron precisamente sus aliados.

En materia de seguridad, hace tiempo se había puntualizado que los logros que Taboada atribuye a su gestión en la alcaldía Benito Juárez corresponden realmente al gobierno capitalino y que “Blindar Benito Juárez” —el programa de seguridad con que alardea el candidato— es más un eslogan que un plan con contenido sustancial.

En el mismo tema, el aspirante prometió instaurar una fiscalía para mujeres, a pesar de que ya existe, e implementar refugios 24/7, mismos que ya fueron creados por la Secretaría de Mujeres de la anterior administración. Alguien en su equipo asesor se llevará un buen coscorrón.

En asuntos inmobiliarios, el candidato tampoco logró caer parado. En un intento por desacreditar a Clara con la construcción de Portal Churubusco, refutó la mentira que había sostenido durante toda su campaña: que la alcaldía Benito Juárez no era la responsable de autorizar los pisos de construcción de los inmuebles en la demarcación. Un movimiento para nada astuto que demuestra que el odio eclipsa la vista.

La conexión del grupo político de Taboada con la mafia inmobiliaria que ha autorizado 264 niveles excedentes en 53 de las 56 colonias de la Benito Juárez también complicó su credibilidad. En vano planteó su interés por mejorar los precios de los inmuebles, la disponibilidad de agua y la planificación urbana en la ciudad. Es precisamente la construcción descontrolada la que eleva el valor inmobiliario y desequilibra la distribución de recursos públicos destinados para la entidad.

Con todo, la elección por la jefatura de gobierno de la Ciudad será la que inquietará y mantendrá a Morena en vilo la noche del dos de junio.

La más reciente encuesta revela que Brugada lidera la contienda con una ventaja de 12 puntos sobre su contrincante opositor. Aunque esta diferencia podría parecer modesta en comparación con los más de 20 puntos que separan a Sheinbaum de Gálvez en la elección federal, en el contexto de una elección capitalina, la brecha no es menor.

Recordemos que esta será la primera elección para la Ciudad de México en que PAN, PRI y PRD — antiguos e históricos adversarios— acechen unidos para conquistar este territorio. Si hubieran ido juntos en la elección de 2018 contra Sheinbaum, habrían perdido por tan solo 3.25 puntos y, tanto en el 2006 como en el 2000, el PRI y el PAN habrían vencido al PRD de Marcelo Ebrard y de Andrés Manuel López Obrador.

Por ello, mientras Taboada pretende actuar como una isla o sociedad secreta, ignorando a Xóchitl Gálvez y a cualquier otro miembro de su equipo en el debate, Brugada necesitará rigor de ajedrecista y convocar tanta ayuda y plurales como sea posible, incluyendo la figura de Andrés Manuel López Obrador y la mano de Claudia Sheinbaum.

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