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Las voces de la tragedia en San Pedro Garza García: “Se movió todo como un terremoto. Pensé que me iba a morir”

Testigos presenciales y familiares de las víctimas narran las horas de angustia tras el colapso del escenario durante un mitin de Jorge Álvarez Máynez y Movimiento Ciudadano en Nuevo León, que dejó al menos nueve muertos y 189 heridos

Un perito en el sitio del derrumbe del escenario, este 23 de mayo en San Pedro (Estado de Nuevo León).
Un perito en el sitio del derrumbe del escenario, este 23 de mayo en San Pedro (Estado de Nuevo León).Julio César Aguilar
Elías Camhaji

Nuevo León está de luto. El colapso del escenario durante un mitin de Jorge Álvarez Máynez, el candidato de Movimiento Ciudadano (MC), en San Pedro Garza García ha llenado de consternación la recta final de la campaña por la presidencia, a 10 días de las votaciones en México. La tragedia ha dejado al menos nueve muertos y 189 heridos, de acuerdo con el gobernador Samuel García. A menos de 24 horas de los hechos, los ecos del derrumbe todavía retumban afuera de la sala de urgencias de la Clínica 21 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde decenas de personas han pasado la noche en vela a la espera de tener noticias de sus familiares, las víctimas del campo de béisbol de El Obispo, la zona del desastre, que este jueves luce acordonada, desierta y fuertemente resguardada por la Guardia Nacional. Mientras en el escenario nacional las condolencias se desvanecen y ya se piensa en el respaldo de responsabilidades, entre las víctimas y quienes lo vivieron hay un dolor profundo y una incredulidad lacerante: pasó lo que nadie imaginaba que podía pasar.

“Todo pasó en minutos, se veía algo nublado cuando subimos”, recuerda Víctor Martínez, candidato de MC a la diputación local del distrito 18, en San Pedro. Martínez era una de las personas que estaba en el centro del templete al momento del colapso. A su izquierda estaban la aspirante a senadora Martha Herrera, Máynez y Lorenia Canavati, que celebraba su cierre de campaña por la presidencia municipal en El Obispo. “Se movió todo, como si fuera un terremoto y se oyó como si cayera un trueno, pero yo creo que fue el propio escenario lo que tronó”, relata. En las imágenes que captaron el momento, Máynez y Canavati corrieron en direcciones opuestas cuando la pantalla se movió hacia adelante y se venció la estructura tras una fuerte ráfaga de viento, pero Martínez se resbaló, cayó de espaldas y quedó atrapado. “Estaba enterrado en el escenario, me cubrí la cara para que no me cayera ningún fierro, vi cables y lámparas volando por todas partes y en ese momento pensé que me iba a morir, que hasta ahí había llegado”.

Jorge Álvarez Maynez
Los heridos en el mitin fueron trasladados a la clínica 31 del IMSS en Monterrey.Julio César Aguilar

Todo se puso en silencio por un momento. Martínez, de pronto, empezó a escuchar voces otra vez. Estaba vivo, pero dice que no lograba ver a nadie. Recuerda que gateó hacia la superficie y vio el caos. “Cuando salí, empecé a gritar el nombre de mi esposa y me acuerdo que todo mundo estaba gritando nombres, los nombres de las personas que buscaban, eso nunca se me va a olvidar, fue terrible”, relata el candidato. Cuando encontró a su mujer y a su hijo, trató de ayudar. Había personas debajo del equipo de sonido, muchísima gente corriendo e intentando encontrar a sus familiares. “Hice todo lo que pude, pero en un punto sentí que no estaba en mis manos, que todo estaba dado”, comenta. “Hace 12 horas estábamos pensando en el cierre, era el evento más importante para nosotros y de repente, la narrativa cambió por completo, somos una campaña con un mensaje de alegría, hoy no nos sentimos con ánimo para seguir”, afirma. “Ahí mismo entendimos que era una tragedia mayúscula”, declaró Máynez un día después del incidente. “Tuvimos unos 15 segundos para reaccionar”, agregó.

Familiares esperan afuera de la clínica 31 del IMSS, este 23 de mayo.
Familiares esperan afuera de la clínica 31 del IMSS, este 23 de mayo.Julio César Aguilar

“Estaba con mi nieta de cinco años, pegada al escenario, hasta el frente”, cuenta una vecina de la colonia El Obispo, que pide el anonimato. La mujer, que tiene un pequeño bazar de ropa a dos calles del campo de béisbol, dice que no es mucho de ir a ese tipo de eventos. El barrio estaba entusiasmado, sobre todo, porque iba a tocar Bronco, un banda con estatus de leyenda en el género regional mexicano, que debía empezar cuando acabara el mitin. Como cada año, el calor ha sido asfixiante en los últimos días y, al ver que la tarde del miércoles no era tan calurosa como otras, se animó a ver de qué se trataba. “Se viene la agüita, ¿qué mami, nos vamos?”, le dijo a la niña. La abuela y su nieta ni siquiera esperaron a que sonara la música, se quedaron unos momentos para ver a los candidatos, que ya estaban en la tarima, y trataron de buscar huecos entre el público para irse a casa. “Estaba así de gente”, dice mientras gesticula con ambas manos.

Los habitantes de El Obispo no recuerdan un acto tan grande en esa zona. El lugar del mitin es una explanada amplia y árida, con muy pocos árboles. Es más terreno baldío que campo de béisbol. No es el San Pedro Garza García de los edificios altos, los fraccionamientos caros y los coches caros, el municipio más rico de Latinoamérica. Sus habitantes dicen que es otro San Pedro: de parques industriales, tiendas de abarrotes y tortillerías. Está, sin embargo, tanto o más tapizado de propaganda electoral que la zona sampetrina más publicitada. En el descampado quedan letreros de la campaña de Lorenia Canavati, vallas metálicas desperdigadas, la estructura de metal colapsada o, incluso, los autobuses que transportaban a la banda que iba a presentarse. Está previsto que la escena sea analizada por la Fiscalía estatal, que ha abierto una carpeta de investigación para aclarar los hechos.

“Y luego vino el ventarrón y ese ruidazo... cuando vi a toda la gente, lo primero que me pasó por la cabeza fue que era una balacera, no sabíamos qué pasaba”, comenta. “Nos volaron las patas, todo mundo empezó a correr, hubo gente que fue aplastada”, cuenta la mujer con el semblante rígido y tono recio. “No sabía ni dónde estaba, yo sólo pensaba en mi niña, no quería que se me muriera”, dice sin poder contener las lágrimas. “Me tuvo que encontrar mi hija, yo acabé como a dos cuadras de mi casa, no sé cómo”. La mujer toma un respiro y mira por la ventana, antes de despedirse. Dice que más tarde va a acompañar a una vecina que tiene a su hija internada.

Jorge Álvarez Maynez
Servicios de emergencia trasladan a un herido, este miércoles.Julio César Aguilar

Afuera de la Clínica 21 del IMSS, en el centro de Monterrey, Icela Carolina lleva 18 horas esperando saber cómo sigue su mamá. “Me mandó unos mensajes como a las cinco de la tarde, me dijo que tenía muchas ganas de ir a ver a Bronco y que iba a ver a una amiga”, cuenta la joven de 17 años, sentada en un catre que comparte con tres personas de su familia. Lo último que le dijeron es que tenía roto el pie derecho, el brazo y que en unas horas le iban a hacer la primera de tres cirugías, por un golpe en la cabeza. “La encontraron en el suelo, se quedó atrapada debajo de una estructura, pero ya está consciente y va a evolucionando”, cuenta Susana Hernández, su tía.

Sólo un familiar puede acompañar a los internos y varias familias han formado un pequeño campamento de sillas de plástico a pie de calle, en la entrada de urgencias del hospital. “Familiares de...”, grita una enfermera desde la puerta para dar el último parte médico. Justo en la entrada, Angélica González, Ángeles Tobías y Blanca Montejano se resignan hasta tener noticias de sus tres amigas: una ha muerto y dos están hospitalizadas. “No me animé a ir, pero se veía todo desde mi casa: empezó a hacer un aironazo, luego se fue la luz y se escuchaban muchos gritos, muchos llantos, muchas sirenas como las de la policía”, cuenta Tobías de 62 años. “Toda la colonia está muy triste, muchos vecinos conocemos a alguien que perdió a un familiar, que tiene un herido”, cuenta González, de 51.

Elementos de la Guardia Nacional resguardan el área tras el accidente, el miércoles por la noche.
Elementos de la Guardia Nacional resguardan el área tras el accidente, el miércoles por la noche.Julio César Aguilar

“Están adentro mi cuñada y mi suegra, la verdad tengo muchos sentimientos encontrados, no le dan ganas a uno de dormir, de comer, no puede uno hacer nada”, confiesa Armando Jiménez, de 55 años, parte de otro grupo de 15 personas que esperan que den de alta a sus seres queridos. Junto a él, está Francisca Vargas, de 66, que reza por su hermana. Más atrás se encuentra Priscila Ortiz, de 24, que hace guardia para saber de su madrina. Todos son un manojo de nervios: se llevan las manos a la cabeza, arquean la espalda, sacuden las piernas y buscan refugio del sol cuando el termómetro marca 37 grados. Bajo un toldo blanco, trabajadores del Gobierno del Estado hacen un censo de las necesidades de las familias afectadas y admiten que, además de muletas y sillas de ruedas, una de las principales preocupaciones es la salud mental. La gente está muy angustiada. Al menos una docena de personas siguen hospitalizadas.

“Fue una tragedia, todos tenemos que aprender de esto para que no vuelva a pasar”, asegura Martínez, aunque insiste en que ráfagas de viento como las del miércoles son muy poco comunes y que el accidente fue provocado por condiciones meteorológicas anómalas. “Todos los partidos hemos dejado de lado la contienda y la grilla que se maneja en las campañas, creo que ahora la prioridad son los afectados”, comenta sobre la elección local. A menos de una semana de que acaben las campañas, nadie quiere hablar de política en Nuevo León. El golpe anímico ha sido particularmente duro también para la estructura partidista de MC, el Gobierno estatal, la campaña presidencial y el candidato. Máynez calificó el incidente como “la situación más dolorosa” de su vida. “Seguiremos pendientes de la evolución de cada persona lesionada y sus familias”, ha insistido.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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