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El último intento de la oposición mexicana para concurrir unida contra la candidata oficialista

La coalición del PRI y el PAN no logra convencer al minoritario Movimiento Ciudadano de que decline de sus aspiraciones presidenciales y preste su fuerza de voto a Xóchitl Gálvez para combatir a Claudia Sheinbaum

Alejandro Moreno escucha a Xóchitl Gálvez, el 15 de marzo en Saltillo (Estado de Coahuila).
Alejandro Moreno escucha a Xóchitl Gálvez, el 15 de marzo en Saltillo (Estado de Coahuila).Alejandro Rodríguez (Cuartoscuro)
Carmen Morán Breña

Avanza la campaña por la presidencia en México y el reparto de fuerzas parece inamovible, con la candidata oficialista a una distancia considerable de alrededor de 20 puntos arriba en las encuestas más favorables. En un movimiento en la recta final, a dos semanas de las elecciones presidenciales, la coalición opositora, que reúne a los partidos tradicionales aunque de ideología diversa, el PAN, el PRI y el PRD, ha tratado de sumar al tercer candidato en liza para ir todos contra la sucesora del presidente, Claudia Sheinbaum, como única posibilidad de arrebatarle el primer puesto. Pero Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, no ha querido entrar a ese juego y continuará la pelea en solitario. Le acusan de estar traicionando a México.

Desde el inicio de la contienda electoral, una oposición desdibujada sabía que se necesitaban todas las fuerzas políticas del país para contrarrestar el empuje del partido del Gobierno, que parece llevar en volandas a su aspirante hacia el sillón presidencial. No han dejado de echar lazos por ver si atraían a su causa al partido minoritario, que se presenta como la tercera vía en México para quienes no gustan de las antiguas formaciones ni de la que está gobernando. Y aun con Movimiento Ciudadano, las cuentas no salen del todo, pero es la única opción. Esta semana, el líder del PRI, Alejandro Moreno, ha ofrecido renunciar a la dirección de su partido y a su candidatura al Senado con tal de que Máynez decline de sus aspiraciones presidenciales y ponga a disposición de la candidata de la coalición opositora, Xóchitl Gálvez, toda su propaganda política, nueve millones de espacios publicitarios. El intento no ha conseguido lo que perseguía y ha acabado en un rosario de insultos entre unos y otros. El siempre explosivo líder priista ha acusado a Máynez de “no tener huevos” para dar el paso que “México necesita” a lo que el candidato emecista ha respondido que Moreno “confunde la testosterona con el valor”.

Hace ya algún tiempo, Máynez, de 38 años, cuyo partido se presenta como la opción nueva ante la “vieja y corrupta política mexicana”, retó al resto de partidos en la oposición a que renunciaran a sus líderes y a sus candidaturas al Senado si querían que Movimiento Ciudadano considerara la posibilidad de unirse a ellos. Lo que no era más que una bravuconada sin mayores pretensiones se convirtió esta semana en una posibilidad, cuando el jefe del PRI aceptó el envite y puso sobre la mesa sus aspiraciones políticas si Movimiento Ciudadano cumplía su palabra. Lo hizo en una rueda de prensa solemne en la que justificó su decisión por el bien superior de México. La propuesta era una escapada en solitario, como hacen los ciclistas, porque el otro líder, el jefe del PAN, Marko Cortés, se quedó callado con el resto del pelotón.

Alejandro Moreno y Marko Cortés
Los dirigentes del PRI y el PAN, Alejandro Moreno y Marko Cortés, dialogan en noviembre de 2023.Daniel Augusto (Cuartoscuro)

Al inicio, Máynez parecía acorralado, porque la sugerencia de su declinación partió horas antes de sus propias filas. Fue Luis Donaldo Colosio, hijo del candidato presidencial del mismo nombre asesinado en 1994, quien formuló la “posibilidad” de que su compañero de partido declinara en favor de Xóchitl Gálvez. Movimiento Ciudadano se sumió por unas horas en el desconcierto. Colosio hijo tiene una enorme autoridad moral heredada de su padre y es uno de los personajes políticos más valorados en las encuestas. A pesar de ello, él mismo renunció a presentarse como candidato presidencial para estas elecciones del 2 de junio por su partido, Movimiento Ciudadano, los naranjas. Pero su palabra siempre genera interés y en esta ocasión se armó un buen revuelo. La oferta del PRI, al día siguiente, permitió a Máynez renacer a base de burlas contra este partido, su líder y toda la oposición. El candidato, que apenas alcanza un 7% en los sondeos, ha tenido un baño de popularidad en las últimas jornadas. Después de todo, la petición de declinar a favor de otros candidatos es común en México en tiempos electorales.

Este domingo, el último debate presidencial, que viene precedido de una gran concentración de toda la oposición, salvo Movimiento Ciudadano, frente al Palacio Nacional, volverá a contar con tres candidatos: Sheinbaum, Gálvez y Máynez, el aspirante de ancha sonrisa que ha cultivado el voto joven en México. La población de 18 a 45 años representa la mitad del electorado y 14 millones de personas alcanzan en estos comicios la edad para votar por primera vez. Movimiento Ciudadano ha depositado en ellos todas sus esperanzas, con una campaña dirigida casi en exclusiva a encuentros del candidato con estudiantes en universidades por todo el país. Una estrategia que le permite mover el voto joven y aparecer rodeado de gente, algo que no consigue con facilidad en la calle. Es el partido que tiene más engrasado el uso de las nuevas tecnologías para llegar al elector de menor edad. Una canción diseñada para la campaña del candidato se hizo viral en las últimas semanas, alcanzando los primeros puestos en Spotify y YouTube. Pegajosa como un chicle, la tonada se escucha por las calles y en los taxis, en las fiestas y entre bromas. “La bailan hasta en Corea de Sur”, presumían en el partido. Y era verdad.

Con todo, las fuerzas de voto de Movimiento Ciudadano son muy pocas y en la oposición le critican su obcecación por luchar en solitario con un propósito presidencial que no va a conseguir, pero sí restar votos a la oposición, es decir, hacerle el juego al partido gobernante. Pero una alianza del partido naranja con el PRI y el PAN sería casi un suicidio político. Movimiento Ciudadano ha apostado toda su estrategia política a presentarse como la formación que ha de acabar con los viejos partidos mexicanos, lastrados por la corrupción, y una alianza con ellos ahora defraudaría, quizá para siempre, a sus seguidores. Los naranjas no van a ganar la presidencia, pero aún tienen la opción de obtener un resultado razonable en algunas gubernaturas o alcaldías en juego, así como un grupo de diputados y senadores que les mantenga en la vida política mexicana para aspirar a cotas más altas en el futuro, quizá cuando pase el nuevo sexenio y la ciudadanía decida cambiar su voto a Morena por nuevos aires. Mientras tanto, el candidato más desconocido de los tres ha disfrutado estos días de un balón de oxígeno inesperado.

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Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.
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