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El fantasma de la declinación calienta la campaña a 19 días de las elecciones

Luis Donaldo Colosio, aspirante a senador por Movimiento Ciudadano, no aclara quién debería abandonar su candidatura, si su compañero de filas, Máynez, o la panista Xóchitl Gálvez

Luis Donaldo Colosio y Jorge Álvarez Máynez
Luis Donaldo Colosio y Jorge Álvarez Máynez en Ciudad de México, el 24 de febrero.Galo Cañas Rodríguez (Cuartoscuro)
Carmen Morán Breña

La campaña electoral está terminando como empezó, muchos meses atrás, la lucha por la presidencia: con una oposición que ve venir el rodillo aplanador de Morena y considera que aún hay tiempo para llegar a acuerdos y sumar fuerzas. Lo dijo la semana pasada Alito Moreno, el líder del PRI, cuando invitó a Movimiento Ciudadano a caminar juntos para “construir un gran frente opositor previo al resultado electoral”, porque “el candidato de MC no tiene ninguna posibilidad de ganar”, aseguró. Y este lunes ha apoyado la misma idea Luis Donaldo Colosio, y ha usado el mismo verbo, construir, para esbozar un posible escenario en el que Jorge Álvarez Máynez decline en favor de Xóchitl Gálvez. La periodista Azucena Uresti le preguntó exactamente por eso y el más popular de los emecistas declaró: “Si él está interesado en esa construcción, sería una posibilidad”. En tiempos de campaña no hay declaración inocente. A las preguntas en Radio Fórmula, tres veces tuvo la posibilidad Colosio de explicar que su propuesta consistía en que Xóchitl Gálvez declinara por Máynez y no al revés. Pero no lo hizo. Y ambos, Colosio y Moreno han dicho que todo esto es por el bien de México, que antes de personalismos, está México. Si alguien va, finalmente, a abandonar la pelea para que la siga el otro es todavía un futurible, pero esa idea, que cobró de nuevo fuerza al final del segundo debate presidencial, planea insistente sobre la cabeza de Jorge Álvarez Máynez.

El silencio ha sido atronador desde que Colosio destapara esa idea en la mañana de este lunes. Los jefes del PRI y del PAN, que tanto han insistido en los últimos días en reeditar la iniciativa de una oposición unida, se mantuvieron prudentes, ni un tuit, ni una declaración. Tampoco las hizo la candidata de Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, quien tantos guiños hizo a Movimiento Ciudadano tiempo atrás. Desde el 28 de abril, cuando se celebró el segundo debate presidencial en el que los de Gálvez se dijeron vencedores y la candidata renovó fuerzas e ilusión para enfilar el último tramo de la campaña, la palabra declinación no ha dejado de oírse. Todos daban por hecho que era Máynez el que tenía que ceder, vistos los sondeos, que le sitúan en el tercer lugar de la contienda, aunque ha ido aumentando sus cifras poco a poco. Y es Máynez el que se ha tenido que defender en este tiempo. “Que declinen ellos por mí”, llegó a decir haciendo valer sus fuerzas. Lo inesperado ha sido que la idea parte ahora de un correligionario como Colosio, que busca en estas elecciones una senaduría por Movimiento Ciudadano. Máynez también ha tenido que defenderse de sus palabras. Ha salido a decir que, en realidad, Colosio pedía la declinación de Gálvez, que había sido una malinterpretación. Pero Colosio no se ha vuelto a pronunciar para explicar si el candidato de su partido estaba en lo cierto. Más silencio.

La candidatura de Movimiento Ciudadano llegó tarde y envuelta en polémica. Cuando ya las dos contendientes en cabeza llevaban un tiempo en campaña, por el partido naranja dio un paso al frente Samuel García, gobernador de Nuevo León, que pronto elevó las escasas posibilidades de voto con las que partía su formación, habida cuenta de la polarización política que vive el país. Aquella aventura, sin embargo, tuvo un final abrupto pasado por los tribunales que obligó a García a volver a la gubernatura y designar a Álvarez Máynez como sustituto, un hombre muy desconocido que ha necesitado los debates televisados para reforzar su candidatura. Máynez recogía el testigo de un partido quebrado, precisamente porque algunos pesos pesados de MC, como el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, ya habían planteado en el verano del año pasado la necesidad de que la oposición fuera a las elecciones como Fuenteovejuna, todos a una. No encontró eco en la dirección del partido y rompió con ella. Su carrera política está, por ahora, interrumpida, a la espera de que pasen las elecciones para dedicarse a otros menesteres.

Las voces que han solicitado a MC que se una al resto de la oposición para plantar cara a Morena no han sido pocas desde entonces, pero el partido ha basado toda su campaña en la posibilidad de dar la vuelta a las cifras y encaramarse en un segundo lugar relegando a Gálvez al tercero. Para ello, la bestia a batir no era tanto Morena, que también, como la alianza del PAN y el PRI, dos partidos a los que encuadran en “la vieja y la peor política” de la historia reciente de México, por lo que una alianza con ellos a estas horas se vería extraña, no serían pocos los que considerarían que MC traiciona el mensaje tantas veces repetido de que ellos representan un México nuevo que nada tiene que ver con esos partidos tradicionales.

Fue la coalición del PRI y el PAN quien consiguió descabalgar a Samuel García de sus aspiraciones presidenciales, exhibiendo su fuerza en el Congreso de Nuevo León y obligándole a abortar su proyecto federal. No es de extrañar que ahora, una alianza de todas las fuerzas opositoras necesite un argumento poderoso, algo parecido a lo que ha dicho Alito Moreno o el propio Colosio, o sea, México como territorio devastado por la violencia y otros malestares y necesitado de cuidados intensivos que justifiquen un mal menor. Más o menos la misma idea que unió al PRI y al PAN, enemigos de siempre, como una sola fuerza para derrotar a Morena, es decir, a Andrés Manuel López Obrador, ahora encarnado en Claudia Sheinbaum. Las encuestas son tozudas, con todo, y la fuerza de la alianza opositora no tendría suficiente con sumar a Movimiento Ciudadano para ganar el 2 de junio.

Por tanto, caben todas las especulaciones, que se irán desvelando con el tiempo. Colosio no quiso presentarse a las presidenciales, a pesar de que su solo apellido reúne las simpatías de los mexicanos y la herencia de una admiración truncada, la que profesaron a su padre, asesinado en 1994 cuando era candidato del PRI y prometió dar la vuelta al país como un calcetín. Colosio hijo dio un paso atrás en esta ocasión a pesar de que obtenía excelentes resultados entre las preferencias de los mexicanos ya en 2021, cuando una encuesta le situaba por detrás de Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.

No ha habido un solo partido que no haya querido llevarlo a sus filas, el PAN le ofreció en su día la candidatura por Nuevo León y Morena lo quería en su lista para la alcaldía de Monterrey. Mucho tiempo antes, cuando tenía 21 años, el PRI puso en sus manos ser diputado plurinominal, sin necesidad de ganar unas elecciones siquiera. Lo interpretó como una oferta morbosa asociada con su apellido y declinó.

Ahora es él quien plantea la declinación, sin especificar nombre, lo que debe molestar sobre todo en los cuarteles de la campaña de Máynez, porque en los de Gálvez estarán felices con la posibilidad de una alianza. Decía Máynez este lunes a los periodistas: “Ya sé que la coalición PRI y PAN está operando, no tengo ingenuidad para entender de lo que se trata estos días, pero hoy está muy claro quién está en segundo lugar”, ha dicho. “México es mucho más grande que esos grupos de interés”. Y en las mismas declaraciones añadió: “Colosio tiene muy claro lo que necesita el país”.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.
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