Los partidos de la oposición ponen a prueba su alianza en las elecciones municipales
El PAN y el PRI utilizan los comicios de junio de Durango, donde se presentarán en coalición, y de Veracruz, donde competirán en solitario, como laboratorio para sus estrategias


La gran alianza que surgió a finales de 2020 para “rescatar a México”, en palabras del presidente del PRI, Alito Moreno, se ha convertido cuatro años después en un instrumento bajo estricta supervisión. El fiasco en las elecciones del pasado junio, en las que la coalición opositora perdió gran parte de los Estados en los que gobernaba, además de la presidencia y el margen de actuación en las Cámaras, ha obligado a los partidos a replantear sus estrategias. La primera parada se presentará el 1 de junio, en los comicios municipales de Durango y Veracruz, donde las formaciones han decidido poner a prueba sus acuerdos: el PAN y el PRI —esta vez sin el PRD, que perdió su registro— disputarán juntos al menos 34 de las 39 alcaldías del Estado norteño, donde ya comparten la gubernatura, pero competirán por separado por las 212 cabezas municipales del Estado del sur, territorio morenista.
“Están arrastrando el lápiz, haciendo cuentas y, en función de eso, están tomando decisiones estratégicas sobre dónde les conviene ir juntos y dónde no”, resume Gustavo Martínez, investigador de la UNAM especializado en partidos. “Siguen considerando que es una estrategia electoralmente útil, aun cuando políticamente eso ya ha pasado a un segundo plano”, desarrolla. Para muestra, un botón. Este martes, los dos partidos de la oposición votaban por separado en la Cámara de Diputados —el PRI a favor, el PAN en contra— si mantener o no el fuero al exgobernador de Morelos Cuauhtémoc Blanco, acusado de intentar violar a su hermanastra. En el comunicado de la delegación panista en Durango en el que anunciaban la “solidez” de su alianza estatal para 2025, también hacían explícita la irrelevancia de las cuestiones de fondo. “A pesar de las diferencias recientes en torno a la reforma al Poder Judicial, estos desacuerdos no afectan la estrategia conjunta trazada para el futuro”, se lee en el documento.
La coalición no determina ya ningún posicionamiento, pero todavía se perfila como una herramienta a la que recurrir cuando los números lo aconsejan. “Estas elecciones van a ser una especie de laboratorio con muchas enseñanzas para la oposición”, valora Alberto Espejel, de la UNAM. Frente a un PRI fuertemente disciplinado por Moreno, es el PAN quien está más interesado en poner a prueba la fórmula de la coalición. Desde que comenzó su mandato al frente del partido, en diciembre, Jorge Romero se ha mostrado partidario de apostar por las siglas y los colores propios. También por abrir las candidaturas a la participación de la sociedad civil. Pero la cuestión de las alianzas plantea fuertes divisiones en el interior de la formación, que dudó hasta el último momento sobre qué camino tomar en estos comicios y delegó en la Comisión Permanente la decisión final. “Por lo menos el PAN, que tiene más fuerza política que el PRI a nivel nacional, sí está tomando decisiones más quirúrgicas”, analiza el experto.
En Puebla, donde ambos partidos venían de presentarse juntos en algunos municipios de las elecciones extraordinarias celebradas el domingo, el idilio se rompió poco después de que salieran los resultados. El líder estatal del partido tricolor, Néstor Camarillo Medina, acusó al PAN de pactar “en lo oscurito” con Morena en la alcaldía de Chignahuapan, donde ganó el partido guinda, y anunció la ruptura de la coalición para 2027. Sus homólogos panistas, Mario Riestra y Genoveva Huerta, entraron enseguida al trapo con reproches cruzados. “El PRI está en vías de extinción”, dijo Riestra, “quieren seguir siendo subsidiados a partir de una alianza con el PAN. La mayor parte de su debacle se debe a sus actuales dirigentes”. Su compañera completó: “En las últimas elecciones, Acción Nacional puso los votos, mientras que el PRI se agandalló las plurinominales”.
La tensión es patente y cualquier resultado negativo puede llevarse por delante el futuro de la coalición, al menos en los territorios. Otra cosa será su extrapolación a otros escenarios, pero para probar sirven precisamente los comicios del 2025. “Quitando las judiciales, este año solo hay dos elecciones, y es importante porque el timing electoral es fundamental”, dice Martínez: “Esto le va a dar mucha fuerza a los factores locales. Los partidos pueden jugar con una diversidad de estrategias que les permite experimentar”. Estos comicios, en los que no se disputan las gubernaturas, también permitirán que “el voto partidista se muestre de manera un poco más sincera”, dice el especialista, sin el efecto de arrastre que generan los candidatos fuertes.
En Durango, donde van juntos, deberán defender el territorio que ya tienen y fortalecer el bloque. No gobiernan en la mayoría de los municipios, pero sí los más poblados: Durango, Lerdo y Gómez Palacio. En Veracruz, donde intentaron formar sin éxito una “coalición flexible”, es decir, parcial, deberán mostrar músculo propio y ver hasta dónde son capaces de llegar. “Este fracaso quiere decir que lo que estaban poniendo en la negociación no lo pudieron ofrecer o ceder en este momento, y eso también será un insumo a futuro para saber qué pueden pedir y qué no”, valora Martínez.
De momento, algunas encuestas le dan al PAN en torno al 30% de los votos en la capital del Estado, frente a un 7% para el PRI, y lejos ambos del 48% que amenaza con quedarse la coalición oficialista formada por Morena y el Partido Verde, de la que el PT se ha desmarcado. La clave en las veracruzanas, sin embargo, la puede dar Movimiento Ciudadano, que ronda el 8% y donde su anterior dirigente y exgobernador del Estado, Dante Delgado, mantiene un liderazgo fuerte. Romero ya le ha buscado en ocasiones anteriores, y el proceso de evaluación de la alianza puede acabar de nuevo en la puerta del partido naranja. “El PAN puede irse desmarcando poco a poco del PRI en las elecciones subnacionales, que es lo que estamos viendo, y acercarse un poco más a Movimiento Ciudadano”, dice Alberto Espejel, que añade que les costaría mucho convencerlos, pero MC es un partido pragmático y “Delgado tiene un colmillo político enorme”.
Las de Veracruz son unas elecciones complicadas, coinciden los especialistas. La oposición está desdibujada, acumula rencillas personales y ha tenido importantes pérdidas, como la marcha del PAN de la polémica familia Yunes, con gran poder en la zona, que ha pasado a engrosar las filas de Morena. En ambos comicios se pondrá a prueba, no solo el rendimiento electoral de la coalición —o de su ruptura— sino el engranaje partidista entre las élites nacionales y las locales. Si quiere ser exitosa, señala Espejel, la oposición deberá dar en Veracruz más lugar a las dirigencias estatales, como hicieron en Durango. Del éxito de este año pueden depender en parte las decisiones para las elecciones intermedias de 2027, donde enfrentarán la prueba definitiva. Ahí sí, deberán poner toda la carne en el asador y todas las cartas sobre la mesa.
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