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“Da la impresión de un pacto para engañar al presidente”: así negoció la Fiscalía el caso de Emilio Lozoya

Conversaciones grabadas por el Ministerio Público e informes internos, a los que accedió EL PAÍS, muestran cómo se gestó en 2019 el acuerdo con el exdirector de Pemex tras meses de vigilancia y escuchas

El País

La Fiscalía General de la República (FGR) negoció con el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) Emilio Lozoya y su familia un acuerdo después de meses de escuchas y vigilancia. Informes internos y conversaciones grabadas, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, ayudan a reconstruir cómo fue el diálogo entre la dependencia que dirige Alejandro Gertz Manero y el ahora imputado por los casos Odebrecht y Agronitrogenados. La estrategia del Ministerio Público, según se desprende de los documentos, era estrechar el cerco sobre Lozoya y presionar con órdenes de arresto contra su madre, Gilda Austin y Solis, y su hermana, Gilda Lozoya Austin. Bajo ese plan, una vez estuviera acorralado, el exdirector de Pemex tendría que sentarse a negociar con las autoridades.

Después de realizar cientos de escuchas y reportes de vigilancia, la Fiscalía logró sentarse a negociar con la familia en octubre de 2019, cuando Lozoya y su hermana se encontraban prófugos y su madre permanecía detenida en Alemania. No está claro qué le entregó la familia del exdirector de Pemex al Ministerio Público o al fiscal. El acuerdo, según han relatado fuentes cercanas a la investigación, se gestó a puerta cerrada. Pero los Lozoya recibieron indicaciones por parte de Gertz y su mano derecha, el subprocurador Juan Ramos, para evitar llevar los procesos judiciales desde prisión. Esa asesoría, calificada como un delito por algunos expertos, quedó plasmada en las escuchas, algunas difundidas en junio pasado. Además consiguieron paralizar otras siete denuncias contra el exdirectivo de la paraestatal que había realizado la Unidad de Inteligencia Financiera, según han confirmado fuentes de este organismo.

Lozoya fue detenido en España en febrero de 2020, cuando su familia llevaba meses hablando con el fiscal. Las negociaciones permitieron que tanto él como su madre aceptaran la extradición a México y entraran en un esquema de colaboración. Ambos salieron en libertad al pisar territorio mexicano. Un beneficio que el exdirector de la petrolera perdió en noviembre de 2021, después del escándalo desatado por una lujosa cena que despertó la indignación del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Una Fiscalía para “fines propios, abusos y venganzas”

La justicia ordenó la detención de Lozoya Austin, su hermana Gilda, y el director de Altos Hornos de México (AMHSA), Alonso Ancira, el 26 de mayo de 2019 por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita y asociación delictuosa. Luego extendió la medida a dos miembros más de la familia: Marielle Eckes, la esposa del exdirector de Pemex, y Gilda Austin y Solis, la madre; además de una mujer involucrada en la compra de una casa con el dinero de los sobornos pagados por Odebrecht.

Los meses siguientes a que se ordenaran esas detenciones implicaron una enorme campaña de vigilancia. En ese entonces, Lozoya estaba fuera del radar de las autoridades y su padre pasaba sus días entre México y Alemania, donde estaba detenida Austin y Solis. Los informes de la Fiscalía dejan registro de cientos de comunicaciones, no está claro si obtenidas de manera ilegal, de familiares y trabajadores. Desde el escolta hasta la secretaria particular. Mensajes que abundan en la vida privada, que van sobre la preparación de una boda o cuestiones médicas, como una cirugía a la que se sometió el padre de Lozoya en julio de 2019. Cientos de fotos de una larga lista de gente cercana. Sabían dónde comían, qué lugares visitaban, qué vuelos tomaban, con cuántas maletas iban.

Ya para entonces los Lozoya sospechaban que tenían los teléfonos intervenidos, incluso hablaban de cambiar de líneas para utilizar equipos seguros. Sin embargo, no evitaron que la Fiscalía se enterara de los detalles de su estrategia. Una comunicación del 10 de julio de 2019 registra un supuesto mensaje de Lozoya a su secretaria: “Urge armar un sitio donde se suban documentos legales que deben tener acceso para los abogados de Estados Unidos, Múnich, Alemania y México”. “Sin esa información no pueden los abogados en Europa proteger a mi mamá y a Marielle”.

La misma secretaria mantuvo una conversación el 23 de julio en la que cuenta que planean sacar a Gilda Lozoya Austin del país. El 24 de julio registraron una comunicación de Emilio Lozoya Thalmann, padre de Lozoya Austin, en la que reclama una persecución contra la madre del exdirector de Pemex. “Da la impresión de un pacto en que engañan al presidente [López Obrador] y se protege al expresidente [Enrique Peña Nieto], al exsecretario de Hacienda, [Luis] Videgaray, y a otros”. En la misma conversación, el hombre se queja de que las instituciones se usen para “fines propios, abusos y venganzas”.

El 26 de julio, según un reporte interno, dos empleados de la familia hablaron sobre el enojo que tenía el padre de Lozoya por la situación legal en la que metió a la madre, que seguía detenida en Alemania. Las escuchas registraron en varias ocasiones el malestar familiar. El 15 de agosto, Karla Juárez, esposa de Juan Jesús Lozoya, el otro hermano de Emilio, dice: “Me queda claro que mi cuñado tal vez cometió algunos errores, pero ella [Austin y Solis] no tiene que pagar por eso”.

El acecho a la familia alcanzó tal punto que el 30 de agosto las autoridades realizaron un cateo en la casa del esposo de Gilda Lozoya Austin. Buscaban ejecutar la orden de aprehensión contra la hermana del exdirectivo de la petrolera. Pero lo hicieron después de haber escuchado en las comunicaciones de julio, un mes antes, acerca del plan para sacarla del país. No la encontraron allí. Sin embargo, registraron la llamada que hizo el marido mientras la policía cateaba la vivienda. Al teléfono, el hombre recibió asesoramiento legal sobre qué hacer si le preguntaban dónde estaba su esposa. “El interlocutor sugirió contestar que no sabía sobre la ubicación”, se lee en el reporte.

Para octubre, los Lozoya ya estaban acorralados y la presión procuró el escenario perfecto para negociar. A partir de ahí las escuchas incluyen comunicaciones que mantuvo Lozoya Thalmann, que dirigió la defensa de su familia, con el fiscal y su mano derecha. Las conversaciones muestran cómo se encomendaron a seguir las instrucciones y consejos de los altos mandos de la Fiscalía. Consultado sobre este tema, un portavoz de la Fiscalía rechazó hacer comentarios sobre las negociaciones y se remitió a los comunicados oficiales en los que aseguran que “el procedimiento penal [de Lozoya] continúa sin ningún beneficio procesal”.

Los beneficios que recibió Lozoya por parte de Gertz fueron también registrados en la denuncia que hizo el exconsejero de presidencia, Julio Scherer, en la que acusó que el exdirectivo de Pemex había gozado de un trato privilegiado por parte del fiscal general de la República. Abogados y expertos consultados por este periódico han explicado que la Fiscalía, como parte acusadora, no podía asesorar ni guiar a la parte acusada. Esa actitud está tipificada como un delito, el de ejercicio ilícito de la función pública, según dichas fuentes.

“Ya le pedí disculpas al fiscal”

En uno de los audios a los que ha accedido este periódico, el padre de Lozoya habla con la asistente de la Subprocuraduría de la FGR el 28 de octubre de 2019, cuando el exdirector de Pemex y su hermana continuaban prófugos. Según lo que dice en la llamada, Lozoya Thalmann ya había tenido para entonces una reunión con Ramos, de la que no se conocen más datos. El hombre le dice que ha conseguido una información que le pidió el subprocurador. Para poder compartírsela, le solicita una cita con el funcionario para el 31 de octubre. La mujer se la confirma. “Si nos permitieran pasar como la ocasión anterior, a las 10.00 en punto estaremos con el señor”, concluye.

Un día antes de la reunión con Ramos, Lozoya Thalmann llama a la asistente del fiscal general para avisarle que se reunirá con el subprocurador. Le dice que Gertz le ha pedido que le informe de los asuntos importantes, y como ha sucedido algo, pide una cita para contárselo personalmente. “Quiero ser muy cumplido en las instrucciones del señor fiscal”, dice en la grabación fechada el 30 de octubre de 2019. La asistente le responde que el encuentro puede ser en la misma reunión que tiene programada con Ramos.

El 31 de octubre por la mañana se vuelve a reunir en la Fiscalía Lozoya Thalmann con Ramos, y se suma Gertz. Horas más tarde, el padre del exdirector de Pemex se contacta nuevamente con el subprocurador para decirle que está juntando los papeles que le ordenó para tramitar la extradición de Austin y Solis a México y el posterior arresto domiciliario. Se espera que sea inminente la llegada de la mujer al país, porque el hombre consulta si debe cancelar el viaje a Alemania que tiene programado para que, como “dijo el fiscal”, no vayan a cruzarse en el camino. En la llamada el padre de Lozoya le pregunta además si debe llevar los papeles que le pidieron a la Fiscalía, y Ramos le responde que no, que su abogado debe presentarlos ante el tribunal cuando sea extraditada la mujer.

En las conversaciones, Lozoya Thalmann parece no entender en profundidad los términos del acuerdo que hicieron. En un momento incluso pregunta si cuando extraditen a Austin y Solis debe esperarla en algún lugar que el fiscal indique. Ramos dice que no, que la mujer acudirá a un tribunal y los abogados defensores tendrán que solicitar el arresto domiciliario ante el juez y presentar los papeles. El subprocurador agrega que no van a interceder en la audiencia a su favor porque no pueden: “Si no va a parecer que nosotros somos ahí su defensora”.

Desde la Fiscalía le aconsejaron a Lozoya Thalmann conseguir un certificado que acreditara que Austin y Solis necesitaba atención médica constante para poder acceder al arresto domiciliario. Es por eso que, en otra llamada del 31 de octubre, el padre de Lozoya le ordena a su asistente buscar a un doctor de confianza para que les firme el papel. “Que diga soy el doctor tal, he atendido a la señora Gilda Margarita Austin y Solis”, le dicta a su secretaria, “la señora padece de hipertensión, o de lo que sea”. “Necesita una supervisión médica, de lo contrario tendría que ir a un hospital”.

Después de sellar el arreglo, el fiscal se entera de que los Lozoya han presentado ante el juez un amparo, lo que desata su enojo. Gertz llama entonces a Lozoya Thalmann para reclamarle que no era lo que habían acordado. “Yo no acepto dobles lenguajes”, le dice en una grabación que circuló en junio pasado, pero tiene fecha del 1 de noviembre de 2019. “Ni las jugadas de ese pinche bandido, del abogadete ese”, agrega en referencia a Javier Coello Trejo, el abogado de Lozoya, con quien está enemistado desde hace un tiempo.

En un tono sumiso, Lozoya Thalman le responde que fue “un error” y que están muy agradecidos de la reunión que mantuvieron el día anterior en la Fiscalía ellos dos junto al subprocurador, y le asegura que siguen trabajando sobre “la orientación” que él les indicó. Gertz le pide que deje de lado a Coello Trejo: “Ya no metas a ese cabrón porque las cosas se van a echar a perder”. El padre del exdirector de Pemex le responde que de ahora en más le va a pedir su consejo sobre la asesoría legal que reciba.

A ese llamado ríspido, le siguió uno más amistoso. Lozoya Thalmann habló con el subprocurador un rato más tarde para avisar de que estaba cumpliendo con la indicación de desistirse del amparo que le dio el fiscal, que estaba, “con toda razón, molesto”:

Ramos: No tenía razón de ser…

Lozoya Thalmann: No. Mire, esto fue el día anterior a que tuviéramos oportunidad de hablar con usted y con él, con el señor fiscal, entonces fue una tontería. Ya le pedí una disculpa nuevamente. Nosotros seguimos y desde luego cuando el señor fiscal o usted vean algo, inmediatamente me dicen, y cualquier tontería o tarugada se corrija de nuestra parte.

Apenas un día después, el 2 de noviembre, se da a conocer la extradición de la madre de Lozoya a México. A su llegada al país, la mujer le marca a Lozoya Thalmann desde el hangar de la FGR en el aeropuerto para avisarle que la llevarán a Reclusorio Norte, donde tendrá una audiencia con el juez. “Mantente serena, estamos todos coordinados”, la tranquiliza él, “el propósito es que recibas arresto domiciliario y que te tengamos en la casa hoy mismo”.

El último audio que circuló corresponde a cuando la pandemia ya había comenzado y el coronavirus afectaba las prisiones de España. Lozoya fue arrestado en Málaga en febrero de 2020 y permaneció en una cárcel española hasta el 17 de julio de ese año, momento en que fue devuelto a México. La grabación puede corresponder a los meses que estuvo detenido antes de ser extraditado. En la llamada, Lozoya Thalmann se cita con el subprocurador para atender “cuestionamientos de inmediato”. La vuelta del exdirector de Pemex a su país se hizo bajo un acuerdo en el que aceptó cooperar con la justicia.

Lozoya evitó pisar la cárcel al llegar a México y, como su madre, aludió problemas de salud. La Fiscalía no pidió prisión preventiva para él ni para su madre, como sí lo hizo en otros casos de corrupción durante este sexenio. Unos días después de su vuelta se convirtió en testigo colaborador y señaló al expresidente Peña Nieto y al exsecretario Luis Videgaray de usar el dinero de los sobornos de Odebrecht para campañas electorales. Acusaciones que hasta ahora no ha podido probar. Su madre continúa imputada por el caso y sigue el proceso desde su casa. Su hermana permanece prófuga de la justicia y él continúa de momento en prisión.

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