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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La diplomacia en acción y el sueño afgano

No tenemos duda que la llegada del Equipo de Jóvenes Afganas de Robótica, así como el de otros migrantes de Afganistán, tendrá un impacto positivo en nuestra sociedad

Integrantes del equipo de robótica afgano trabajan en un ventilador de código abierto en la provincia de Herat, Afganistán, en abril de 2020.
Integrantes del equipo de robótica afgano trabajan en un ventilador de código abierto en la provincia de Herat, Afganistán, en abril de 2020.JALIL AHMAD (Reuters)

Esta semana la Cancillería mexicana hizo de conocimiento la llegada por razones humanitarias de más de una centena de personas provenientes de Afganistán. De entre ellas, sobresale el arribo de un grupo de jóvenes afganas del equipo de robótica, conocidas también como Afghan Dreamers Team.

Este grupo de jóvenes cobró notoriedad internacional por haber recibido el Premio Especial en el Campeonato Internacional de Robótica, y rápidamente se convirtieron en un símbolo de la búsqueda de los derechos humanos para las mujeres en su país. Sin embargo, ante la incierta situación política económica y social, ellas, así como otros grupos sociales, se sintieron amenazadas y en eminente peligro a su integridad y sus familias, por lo que comenzaron a buscar opciones que les permitieran salir del país. En su propia voz: “Nos pone nerviosas que sean precisamente nuestros logros los que ahora ponen a nuestras familias en peligro”.

La Cancillería se encontraba vigilante del desarrollo de la situación en Afganistán y participando activamente en el debate del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CoDH) sobre el tema, cuando se recibió una comunicación confidencial sobre la situación de las jóvenes y los esfuerzos de diversas organizaciones para salvaguardarlas. Ese llamado se hizo a la Cancillería mexicana por dos razones principales, primera, por su tradición humanitaria de protección, incluyendo su reciente política exterior de derechos humanos y feminista; y segunda que, a pesar de la notoriedad mundial de las soñadoras afganas, ningún país les había ofrecido un resguardo.

El consecuente y pronto análisis de la Cancillería, se realizó sobre la base de riesgo y factibilidad, pero sobre todo considerando nuestra tradición de asilo solidaria, conforme a nuestros valores y principios constitucionales. Estos permitieron llegar a puerto seguro a 25 mil ciudadanos españoles durante la Guerra Civil; a 3 mil chilenos después del Golpe de Estado, de los cuales 700 se habían asilado en la sede diplomática y en la residencia oficial en ese país; o a los cerca de 40 mil indígenas guatemaltecos que buscaban refugio de la guerra civil que se libró en su país. Especialmente se consideraron valores tan comúnmente citados en la jerga internacional como la protección de los derechos humanos, el interés superior del menor, y el respeto de la dignidad humana, en particular, la situación de mujeres y niñas, así como otros grupos en situación de vulnerabilidad. Más importante aún, se hizo sobre la idea que la tradición y los conceptos de la diplomacia solamente cobran sentido si estos se ponen en acción, sobre todo cuando vida e integridad se encuentre en inminente peligro, especialmente mujeres, niñas y niños.

Martha Delgado, Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos recibe a las cinco intengrantes del equipo afgano de robótica.
Martha Delgado, Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos recibe a las cinco intengrantes del equipo afgano de robótica.CORTESÍA

Por ello, la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, a través de la Dirección General de Derechos Humanos y Democracia, dispuso lo mejor de sus recursos y realizó las gestiones diplomáticas que permitiera a tan sólo 72 horas del primer contacto, concretar un pasaje seguro que permitió a las soñadoras afganas ser trasladadas a territorio nacional. La Cancillería demostró que no sólo es congruente con su principios y tradiciones humanitarias, sino que además escucha a las organizaciones de la sociedad civil que pedían una pronta acción para ofrecer protección internacional a personas de Afganistán, en especial mujeres, niñas y niños.

El trabajo con organizaciones e instituciones nacionales e internacionales es de vital importancia para la labor diplomática, permite tener un contacto directo con la sociedad organizada a la que vez articular acciones inmediatas y colaborativas como esta. No nos resta más que agradecer a todas las personas que con todo su empeño, trabajo y humanismo hicieron posible que las Soñadoras Afganas se encuentren a salvo en México. Ya aquí, el Estado garantizará la seguridad y asistencia con el debido sigilo que garantice su integridad de las peticionarias, así como el de sus familias que aún permanecen en Afganistán, tratándolas en todo momento con pleno respeto a su cultura.

Así como la llegada de diversas personas migrantes enriqueció la vida social de México –como en su momento fueron el poeta cubano José Martí, el dirigente León Trotsky, el filósofo español José Gaos y la defensora de la paz guatemalteca Rigoberta Menchú–; no tenemos duda que la llegada del Equipo de Jóvenes Afganas de Robótica, así como el de otros migrantes de Afganistán, tendrá un impacto positivo en nuestra sociedad. La causa humana, la protección de los valores que nos identifican a las y los mexicanos han hecho que nos comprometamos para que ellas estén en México. Más importante aún, que jóvenes y niñas como ellas, encuentren un espacio y ambiente seguros y propicios para que puedan alcanzar sus sueños.

Martha Delgado Peralta es Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos y Cristopher Ballinas Valdés es Director General de Derechos Humanos y Democracia, de la Cancillería mexicana.

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