Una obra sobre el miedo pandémico para volver al teatro en Ciudad de México
Llega a Ciudad de México ‘Blindness’, una obra de teatro multisensorial que transporta a sus espectadores al pánico inicial de la pandemia
Una de las obras de teatro más interesantes que se han hecho en este año, con estrictas medidas de sanidad y aislamiento social, Blindness (ceguera, en su traducción al español), comienza sus funciones en el Teatro de los Insurgentes de la Ciudad de México —las primeras allí desde que se volvieron a abrir teatros tras el último semáforo rojo—. Se trata de una obra inglesa, una de las primeras que se estrenó en Londres en agosto del año pasado (cuando la idea de una vacuna aún era remota), e inspirada en la famosa novela de José Saramago, Ensayo sobre la Ceguera (1995), sobre una epidemia que deja ciega a casi toda la población.
Aunque este año los teatreros del mundo y sus espectadores han intentado adaptarse a Zoom y YouTube para continuar trabajando, Blindness es una obra multisensorial y sin intermedios en la que una excelente producción de sonido e iluminación resuelven varios de los dilemas tecnológicos del teatro en pandemia. La protagonista principal, la única mujer que puede ver en este planeta distópico de ciegos, no está obligada a presentarse en vivo ante los espectadores en cada función, porque estos solo escuchan su voz durante los 70 minutos que dura la obra a través de unos audífonos (sanitizados). Un diminuto grupo de técnicos de sonido e iluminación son lo único que se necesita para que “se abra el telón” varias veces al día, ante pequeños grupos de espectadores con cubrebocas.
En su versión mexicana, el monólogo de Blindness que se escucha por los audífonos binaurales —más semejantes al oído humano que los audífonos analógicos— viene con la voz de la actriz mexicana Marina de Tavira, que estuvo nominada a un Oscar para mejor actriz de reparto por la película Roma.
Sentados a distancia unos de otros, el sonido que sale de los audífonos le permite a los espectadores escuchar a Tavira susurrando sus miedos muy cerca sus oídos, u oír sus pasos de un lado a otro de la sala cuando da vueltas desesperada, o imaginar el enorme grosor de sus lágrimas cuando se le escucha llorar junto a su esposo. “¿Hay futuro?”, pregunta la protagonista sobre el mundo contagiado de una epidemia que nadie sabe curar.
Los espectadores en la sala están en casi completa oscuridad, a un metro y medio de distancia entre unos y otros, pero unos tubos de luz blanca que suben y bajan desde el techo los encuadran cuando la protagonista y decenas de ciegos son encerrados por el Gobierno en un manicomio (fiel a lo que sucede en la novela de Saramago).
La producción de luces es lo que hace de esta experiencia algo muy distinto a escuchar un podcast en casa: si la voz de Tavira ayuda a generar una sensación de confusión y desesperación durante una epidemia, las luces intermitentes son las que inundan a los espectadores de pánico. “Está visto que aquí nadie puede salvarse”, dice la protagonista de Ensayo sobre la ceguera, “la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza”.
La obra abre en México cuando se cumple un año desde que se declaró la pandemia del coronavirus, una coincidencia que no es menor. Si bien hoy los ciudadanos en redes sociales recuerdan dónde o con quién estaban cuando escucharon la noticia que cambió al mundo, con la esperanza de la vacuna es más difícil recordar los sentimientos que inundaron al planeta en marzo de 2020. La memoria de las emociones es más vaporosa que la del celular. Blindness es una obra que permite revivir esas emociones: el miedo de que la enfermedad invisible esté en cualquier esquina, el shock cuando un funcionario de Gobierno se queda ciego en medio de una presentación, las conmovedoras acciones de solidaridad entre los ciudadanos, o el horror ante la crueldad de aquellos que aprovecharon la situación para explotar a otros. Blindness no es una obra para encontrar alivio mental cuando la pandemia no ha terminado. Pero es un poético conjuro al terror que vivimos y quizás ya olvidamos.
Aunque esta obra iba a ser presentada en el otoño en ciudades como Washington D.C. y Toronto, el aumento de casos en esas ciudades frenó los estrenos, y solo ahora podrá ser vista por los espectadores fuera del Reino Unido. El 2 de abril se presentará la obra en una versión americana en Nueva York, y la versión mexicana en el Teatro de los Insurgentes que arranca este viernes estará disponible durante ocho semanas. La adaptación de la obra del famoso escritor de teatro Simon Stephens, en la Ciudad de México, contó con la codirección del mexicano Mauricio García-Lozano y del inglés Walter Meierjohann (quién dirigió la versión inglesa del año pasado).
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