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La historia del deseo de Ander: así fue su encuentro sorpresa con El Mago Yunke

El pequeño de 9 años fue trasplantado de corazón en enero, una intervención por la que se perdió el espectáculo de su ídolo. La Fundación Pequeño Deseo, que lleva 23 años cumpliendo más de 6.500 peticiones de menores con problemas de salud, ha hecho realidad su anhelo de conocer a Salvador Vicent

Lucía Franco
Ander
Ander Bernat, de 9 años y trasplantado de corazón, conociendo al mago Yunke en enero en Valencia.Fundación Pequeño Deseo

A veces, una varita mágica puede cambiar la vida de un niño o, al menos, alegrársela un rato. Desde que tiene memoria, Ander Bernat, de 9 años, ha soñado siempre con ser mago. Sin embargo, el haber pasado su existencia entre hospitales le ha impedido ir al colegio, jugar, correr y tener amigos a los que mostrar sus trucos. Desde que alcanzó el mes de vida, su corazón empezó a fallar. Con el paso del tiempo, el órgano se fue debilitando cada vez más. “Su vida pendía de un hilo”, explica su madre, María Alcon.

Aun así, Ander nunca dejó de creer en la magia. Para entretener la espera entre intervención e intervención, se aficionó a ver en el móvil de sus padres las actuaciones de Salvador Vicent, conocido por el gran público como El Mago Yunke. Se sabía todos y cada uno de sus trucos, y su sueño era conocerlo. El pasado mes de enero, cuando ya tenía entradas para ir a ver uno de sus espectáculos, la magia llegó a su vida de verdad. Lo llamaron del hospital: había un corazón para él. Perderse el show de Yunke fue a ojos de los padres de Ander un precio a pagar ínfimo a cambio de poder ver por fin a su hijo recuperado. Al joven, sin embargo, se le quedó esa pequeña espina clavada.

Se perdió el espectáculo, pero consiguió poder salir de la burbuja donde había vivido durante nueve años. Así define la madre de Ander la vida de su hijo antes de la operación: una burbuja, siempre con la cara oculta tras mascarillas entre hospitales y sustos. “Los milagros existen”, afirma Alcon. Sin ser consciente aún de la suerte que tenía, al salir de la UCI tenía una sola cosa en mente: había perdido la oportunidad de ir a ver a Yunke. Pasadas unas semanas, y más o menos recuperado de la intervención, su madre le pidió que le acompañara a hacer unos recados, una de tantas cosas cotidianas que en su anterior vida no habría podido hacer. Llegaron a un local y ella le pidió que cerrara los ojos. Tras tomar entre sus manos una varita que en aquel momento no supo de dónde salía, los abrió y, ante él, como si se tratara del mejor truco de magia, apareció el mago. Ese 30 de marzo nunca se le olvidará.

Ander todavía lo recuerda como el mejor día de su vida. Pasó la tarde con Yunke, vio finalmente su show a escasos centímetros de distancia, aprendió un montón de trucos de magia y, sobre todo, pudo disfrutar de todo ello con un corazón lo suficientemente fuerte para resistir tantas emociones. “La experiencia fue muy gratificante y positiva, siempre estoy dispuesto a ayudar y más en estas ocasiones”, explica por teléfono Yunke. “Hacer magia a un niño es una alegría y si además está pasando por una mala situación aún es más bonito”, prosigue el mago, “fue un día muy emocionante compartir mi taller con Ander”

“No podíamos parar de llorar al verlo tan feliz”, recuerda Alcon. Este pequeño mago es uno de los 6.500 niños que han podido cumplir sus sueños a través de la Fundación Pequeño Deseo. Nacida hace 23 años, esta fundación trabaja con muchos de los principales hospitales de España con el objetivo de cumplir los deseos de los menores que están enfermos para hacerlos felices en los momentos más duros de sus vidas.

Ander Bernat conociendo al mago Yunke, el pasado mes de enero en Valencia.
Ander Bernat conociendo al mago Yunke, el pasado mes de enero en Valencia.Fundación Deseo

La directora general de la fundación, Cristina Cuadrado, explica que es como un airbag para los malos momentos: “Es un chute de energía”. No es una manera de hablar. Cuadrado explica que, según su experiencia, el cumplimiento de un anhelo genera en el niño emociones positivas que tienen un efecto enorme en su bienestar y en su mejoría física. Cuando los hospitales con los que trabajan detectan que hay un menor que está mal anímicamente, llaman a las dueñas de las varitas mágicas para que hagan lo que mejor saben hacer: cumplir sueños.

El estudio Cumplir pequeños deseos: Efectos sobre el bienestar de niños con enfermedades graves, realizado por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid en 2015, demostró, además, que este tipo de actuaciones tiene también efectos beneficiosos en los padres. “En el caso de los padres, aumentan las creencias sobre un mundo justo. En el caso de las madres, aparecen experiencias de crecimiento personal, de desarrollo de fortalezas como el amor y la gratitud”, afirma la investigación. Además, los efectos se pueden ver hasta seis meses después de cumplido el deseo. “Los niños y sus familias mantienen algunos cambios positivos en los distintos componentes del bienestar, como en las emociones positivas, la satisfacción vital y calidad de vida en el caso de los niños”, añade el estudio.

Todos los preparativos se hacen siempre de manera coordinada con los padres, que hacen las veces de gancho y son cómplices de una sorpresa que debe mantenerse hasta el último momento. Antes, las voluntarias de la fundación han conocido al pequeño y lo han entrevistado con alguna excusa para saber qué le gustaría hacer, a quién le gustaría conocer o qué desearía tener. Los deseos son muy diversos: van desde conocer a Shakira y montar en un Ferrari hasta conocer a su youtuber favorito, según explica Cristina Pozo, la directora de proyectos en Madrid. Se trata de jóvenes, prosigue, que han tenido que romper con su rutina y su vida para encerrarse en un centro médico, por lo que tener la oportunidad de sentirse vivos es verdaderamente especial para ellos. “Los volvemos los protagonistas por un día para bien”, asegura Pozo, que está convencida que cumplir el deseo de un niño no es la mejor medicina, pues para eso están los médicos y sus tratamientos, pero se le acerca bastante.

“Fue un honor completo sentir que el deseo de un niño que lo está pasando mal fuera conocerme”, asegura Xuso Yones, influencer y cantante que ha participado en la iniciativa dos veces. La Fundación Pequeño Deseo se sostiene a base de socios, y en este momento los necesitan más que nunca para poder seguir cumpliendo deseos. Uno de los socios más queridos es el padre de un niño que, por desgracia, falleció. Antes de morir, sin embargo, la fundación pudo cumplir su deseo de conocer a su golfista favorito, el mismísimo Jon Rahm. “Le organizamos un viaje a Escocia y fue feliz, esto fue muy importante para sus padres”, asegura Cuadrado. Desde entonces, su padre organiza un torneo de golf cada año para recaudar fondos y ayudar a la fundación que hizo feliz a su hijo. El torneo de golf Amigos de Guille ha cumplido ya ocho ediciones, pero su misión no cambia: ayudar a que más niños con graves dolencias puedan tener en sus manos la varita que hace realidad su mayor ilusión y, por un rato, espanta el dolor y el miedo. Magia de verdad.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.

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