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Halloween: el disfraz de ‘El juego del calamar’ se agota, mientras crece la preocupación de padres y profesores

En algunos colegios han prohibido la vestimenta relacionada con la serie de Netflix, cuya popularidad es imparable

disfraz el juego del calamar
Los jugadores de 'El Juego del Calamar'NETFLIX (Europa Press)
Lucía Franco

Es la serie de moda. Con más de 111 millones de visualizaciones, El Juego del Calamar se ha convertido desde hace un mes en el centro de todos los temas de conversación en la oficina, el gimnasio y, por supuesto, en los colegios. La serie surcoreana cuenta cómo un grupo de más de 400 personas con altos niveles de deuda son atraídos por una misteriosa organización que les invita a participar en macabras versiones de juegos infantiles con el objetivo de conseguir 33 millones de euros. Los que pierden, pagan con su vida.

El sangriento argumento se ha colado en los patios de los colegios, donde los alumnos recrean las pruebas de la serie ante la alarmada mirada de unos docentes que ya han advertido de lo peligrosa que puede llegar a ser la adopción de las dinámicas que ofrece la producción de Netflix. Su visionado, recuerdan, no está recomendado para menores de 16 años. Las modas, sin embargo, no entienden de edades. Aunque no está claro que todos los niños que juegan a imitar a los protagonistas de El juego del calamar hayan visto la producción de Netflix, es evidente que algo les ha llegado.

El disfraz del Juego del Calamar, agotado

Como muestra, Halloween. A falta de algo más de 10 días para la fiesta consagrada al terror, tiendas de disfraces y grandes cadenas de supermercados coinciden en un mismo mensaje: está agotado el disfraz de El Juego Del Calamar. Este fenómeno se explica, según Sonia Castro, psicóloga del Instituto Europeo de Psicología, a varias razones. La primera es que es algo que está en boca de todos, y al estar de moda todos los líderes de opinión, instagramers y streamers están hablando de ella. Según un estudio de la Universidad de Barcelona, los preadolescentes entre 11 y 12 años consideran a los youtubers como referentes para el entretenimiento. Por lo que esto ha hecho que los niños quieran verla, jugar sus juegos en el cole y hasta disfrazarse de sus personajes para la noche del 31 de octubre.

Otro factor que puede explicar este fenómeno es que los juegos que se muestran en la serie son versiones de juegos infantiles. No es que se puedan adaptar, por tanto, al patio de cualquier colegio, es que este es de hecho su lugar natural: “La proximidad con los juegos tradicionales a los que habitualmente juegan los niños hace que se sientan identificados”, afirma Castro. En la serie se juega al escondite inglés, las canicas, el tira y afloja, cruzar un puente de vidrio y al famoso Juego del Calamar que consiste en empujar a los rivales fuera de un terreno de juego dibujado en la arena. En la serie, perder equivale a ser asesinado, lo que inquieta a padres y docentes ante la idea de que sus hijos jueguen a El juego del calamar.

Colegios que prohíben el disfraz

Este es el caso de un colegio en San Sebastián de los Reyes que envió una circular interna a todas las familias advirtiendo que han detectado entre estudiantes juegos relacionados con la serie. Para frenar esta ola de imitación, han decidido prohibir disfraces relacionados con esta producción en Halloween. “Numerosos estudios han encontrado una asociación positiva entre la exposición a la violencia en distintos contextos como puede ser el colegio o la televisión y el desarrollo de conductas agresivas en la infancia y adolescencia”, afirma Castro.

Castro explica que estas preocupaciones responden a que “a los niños y adolescentes les es difícil separar lo que es ficción de lo que es real por su estructura cognitiva”. La presión social, en muchas ocasiones, puede llevar a la desindividualización. Castro explica que estos síntomas se dan cuando se tiene una disminución de la responsabilidad al estar dentro de un grupo, lo que lleva a las personas a mostrar comportamientos desinhibidos, violentos, criminales y hasta irracionales.

La mejor forma de prevenir estas respuestas es el control parental. Hablar sobre ello, hacer pensar a los hijos y que entiendan por qué no es una serie adecuada para su edad. “El problema de la serie es que es atractiva porque son juegos, por lo que los niños con siete años en muchos coles ya juegan a ello, sin embargo, un niño de 16 sí tiene criterio para diferenciar la serie del juego”, explica Castro.

Los expertos aconsejan a las familias y a los centros educativos generar un diálogo con los niños sobre lo que es esta serie. Los niños, explican los psicólogos, tienen que saber que los adultos la han visto y tienen que entender que es una ficción que lo que quiere, precisamente, es plantear una crítica hacia el exceso de competitividad.

Disfraz agotado en el centro de Madrid: “Vendemos el mono rojo de la casa de papel por el del calamar”

No es la primera vez que una serie o un videojuego hace que todos los disfraces se agoten. En el Corte Inglés de Sol ya no quedan monos ni máscaras de la serie. Por no quedar, no queda ni el vestido de la muñeca asesina gigante que lleva la cuenta en el juego de Luz verde, luz roja.

En la tienda Maty, en la calle Arenal, en el madrileño barrio de Ópera, ya se agotaron los disfraces. Solo quedan algunas máscaras de color negro con un cuadrado o un círculo que usan los guardias de la serie. Cada máscara tiene un precio de nueve euros. “Puedes cogerte un mono de la casa de papel y con la máscara del calamar nadie se va a dar cuenta”, dice una vendedora de la tienda al ver que ya no le quedan disfraces enteros de la serie. “Vuelven a finales de noviembre”, se excusa.

Lo mismo ocurre en la tienda Disfraces Lucero. “Se están vendiendo bastante, así que hemos decidido vender la máscara con el mono de la casa de papel”, afirma el vendedor, David García.

En la tienda de disfraces Paco, en el barrio de las letras, acaban de poner a la venta un disfraz de la serie El Juego del Calamar que han ideado en la tienda juntando un mono rojo, cinturón y una máscara tipo pasamontañas negro. El disfraz completo cuesta 29 euros. “Nos acaban de llegar y está siendo muy complicado encontrar disfraces de este tipo porque no hay nada oficial y todo el mundo lo está demandando”, afirma el tendero.

Después de haberse convertido en una producción que ha generado casi 900 millones de dólares en beneficios a Netflix, se espera que la segunda temporada se emita a finales de 2022. Mientras tanto, todos los seguidores de la serie buscan estos días su disfraz para Halloween para ser como los concursantes y personajes de la serie. Una vez más la ficción salta a la realidad.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.

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