_
_
_
_
_

Día Internacional de la Familia: 10 claves para educar a un hijo adolescente

La adolescencia es sin duda la etapa educativa en la que nuestros hijos necesitan de nosotros nuestra mejor versión, transmitiéndoles que les queremos sin límites o condiciones

La adolescencia en sin duda la etapa educativa más difícil de acompañar. Una tarea ardua, repleta de retos diarios, de estrategias por aprender.
La adolescencia en sin duda la etapa educativa más difícil de acompañar. Una tarea ardua, repleta de retos diarios, de estrategias por aprender.Unsplash

Le miras y te cuesta aceptar que haya crecido tanto y tan rápido. Recuerdas cuando de pequeño deseabas que creciese rápido para poder descansar. Ahora te gustaría parar el tiempo para volver a tenerlo en tus brazos como cuando era un bebé. Echas de menos que te pida que juegues con él, que le ayudes con las tareas escolares, que te necesite para hacer las cosas. Que quiera hacer planes contigo o le apetezca pasar el tiempo libre juntos.

Más información
Un grupo de adolescentes disfruta de la playa.
Adolescentes, rebeldes con causa
Cuatro adolescentes en el campo.
El arte de conversar con un adolescente

Qué difícil es sentir que te quiera y te necesite de forma distinta, hacer frente a sus salidas de tono, su rebeldía, sus malas contestaciones. Aceptar que su grupo de amigos ahora sea su cobijo, que quiera hacer las cosas a su manera, que piense de forma tan diferente a ti. Aquel chico cariñoso y comunicativo al que le gustaba explicarte todo lo que había aprendido en el colegio ahora se muestra, en muchas ocasiones, irascible y reservado y pasa muchas horas encerrado en su habitación escuchando música, viendo series o absorto con su móvil.

Un volcán en erupción que explota sin una razón aparente, que muestra dificultades para gestionar la frustración y piensa que el mundo conspira contra él. Que explora constantemente nuevos límites, que intenta saltarse normas porque muchas de ellas no las entiende y que siente que el mundo gira en contra de él. Un joven al que le cuesta mucho aceptar sus errores, que está inmerso en un caos de cambios y vive en una vorágine de dudas y contradicciones. Con variaciones de humor constantes, con poca capacidad para la autocrítica, que vive entre la euforia y el catastrofismo absoluto.

Una época de sana desobediencia, de numerosos aprendizajes, de búsqueda de nuevos límites. De vulnerabilidad y fuerza a igual medida, de impulsividad y egocentrismo en estado puro. Una etapa centrada en la construcción de una nueva identidad, de la búsqueda de un “nuevo yo”.

La adolescencia en sin duda la etapa educativa más difícil de acompañar. Una tarea ardua, repleta de retos diarios, de estrategias por aprender. En la que los conflictos se entrelazan sin saber muy bien por qué y los tiempos de calma se echan a faltar. Discusiones que nos llenan de culpabilidad, de preocupación e impotencia. No es nada fácil entender por qué nuestros hijos adolescentes, en ocasiones se muestran tan inestables o irreverentes. Aceptar que necesiten volar fuera del nido, que quieran llevar las riendas de su vida y decidir cómo quiere moverse por el mundo. No es nada fácil acompañar desde la tranquilidad a alguien que a veces no muestra interés por aquello que le decimos, que parece que busque el conflicto constantemente, que vive entre extremos.

Como decía Robert Louis Stevenson en boca de su personaje el Dr. Henry Jekyll, “Quiéreme cuando menos lo merezco porque es cuando más lo necesito”, frase que resume de manera muy oportuna lo que nuestros hijos adolescentes necesitan de nosotros en esta etapa. Adultos que miren la adolescencia con respeto, cariño y empatía, abandonando los patrones adultistas. Que no repitan constantemente las cosas, que estén de buen humor y tengan mucho sentido común. Que confíen en ellos, que entiendan que es una etapa de provisionalidades, avances y retrocesos, de descubrimientos continuos no siempre fácil de gestionar. Mamás y papás que les acompañen sin condición aunque haya días que resulte muy complejo, que eduquen con firmeza y amabilidad en la responsabilidad y el esfuerzo. Que les ofrezcan seguridad y calidez. Que entiendan la fragilidad y vulnerabilidad por la que están pasando y les ayuden a poner orden al caos que en ocasiones les invade.

¿Cómo se educa a un adolescente?

La adolescencia es sin duda la etapa educativa en la que nuestros hijos necesitan de nosotros “nuestra mejor versión” transmitiéndoles que les queremos sin límites o condiciones. Que nos mostremos serenos, disponibles, que busquemos espacios para compartir temores y confidencias, que entendamos que muchas de sus conductas están asociadas a sus emociones poco moduladas.

Puedes seguir De mamas & de papas en Facebook, Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_