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Cuándo y cómo desarrollan la sexualidad los niños

Aproximadamente a partir de los tres años, los menores comienzan a tener conciencia de su cuerpo. Esto hace que tengan curiosidad por observarse desnudos, explorarse y estimularse

Los niños descubren su sexualidad tal como descubren otros aspectos de su ser: a partir de la curiosidad y a través de la observación.
Los niños descubren su sexualidad tal como descubren otros aspectos de su ser: a partir de la curiosidad y a través de la observación.Unsplash

La sexualidad está presente desde el nacimiento. Tendemos a identificar la sexualidad con las relaciones sexuales adultas, pero la sexualidad abarca mucho más. La sexualidad tiene que ver con la afectividad, con el placer o con la identidad de género, por lo tanto no es algo que descubran en un momento determinado, sino algo que está presente en sus vidas desde el principio. Las niñas y los niños descubren su sexualidad tal como descubren otros aspectos de su ser: a partir de la curiosidad y a través de la observación, la imitación, el juego y la exploración individual y compartida.

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Desde el Centro de Psicología MindUp Psicólogos, su directora Sofía Gil nos cuenta: “Aproximadamente a partir de los tres años los niños y niñas comienzan a tener conciencia de su cuerpo. Esto hace que tengan curiosidad por observarse desnudos, explorarse y estimularse. Con mucha probabilidad al explorar sus genitales sientan placer. Pero no es el placer erótico que entendemos los adultos sino simplemente una sensación de agrado, de gusto. Si al tocar una parte del cuerpo, en este caso sus partes íntimas, sienten placer con mucha probabilidad sientan el impulso de volver a repetir la acción”. Sin embargo, añade la psicóloga Sofía Gil, no siempre se estimulan los genitales para experimentar sensaciones agradables. Es posible que en ocasiones hagan uso de esta conducta para liberar tensión o incluso por aburrimiento.

Sexualidad, divino tesoro es un colectivo formado por las maestras infantiles Irene Moreno, Júlia Raurich y Fany Soler que nació con la voluntad de crear una guía teórico-práctica para docentes que quieran acompañar la sexualidad de niñas y niños de entre 3 y 6 años. Nos cuentan que el entorno de la criatura es crucial en el descubrimiento de los genitales y del placer. Si se encuentran en un contexto que favorece el descubrimiento sexual, podrá establecer una relación sana con su cuerpo. Si por contra se encuentra con un ambiente hostil, el descubrimiento de la sexualidad se verá afectado. “Los juegos de exploración sexual no son más que eso: juegos. La erótica se desarrolla posteriormente, con la llegada de la pubertad. Hay juegos y juegos y como acompañantes debemos asegurarnos de que sean seguros y adecuados a la edad. En caso de que la exploración sea compartida, también tendremos que comprobar que haya deseo por todas las partes y que las criaturas implicadas tengan la misma edad o semejante, y que estén en la misma etapa del desarrollo sexual”.

Desde Criar con Sentido Común, la maestra en educación Primaria Silvia Guijarro señala que el descubrimiento sexual procede de manera natural, “del mismo modo que exploran el mundo, exploran su cuerpo; se tocan la oreja, se tocan los pies y cuando llegan a sus genitales, de manera natural sienten placer al tocarlos. El pene está más a la vista y a mano, por lo que es más común que se lo toquen y experimenten directamente con sus manos. La vulva, sin embargo, está menos accesible, por lo que es más habitual que se froten contra algún objeto, como el brazo de un sofá”. Según Silvia Guijarro los juegos sexuales infantiles son naturales en grupos homogéneos de edad desde la primera infancia. “Pueden sentir curiosidad por descubrir y explorar el cuerpo de los demás, del mismo modo que exploran su entorno y su propio cuerpo. Si descubrimos a un grupo de niñas y niños explorando sus cuerpos mutuamente, no debe sorprendernos, ya que son juegos naturales y forman parte de su aprendizaje. Solo deberíamos preocuparnos si alguno de los niños o niñas da muestras de no sentirse cómodo/a con el juego, o si estuvieran reproduciendo conductas concretas o movimientos típicos de las relaciones sexuales adultas”.

Desde Sexualidad, divino tesoro, las maestras infantiles Irene Moreno, Júlia Raurich y Fany Soler señalan: “Para poder acompañar la sexualidad de otras personas es fundamental que previamente revisemos nuestra biografía sexual para no proyectar nuestras inseguridades, miedos, traumas, falsas creencias en ellos”. Las tres maestras nos lanzan algunas pautas, como que para romper con los tabús debemos hablar de sexualidad en positivo y con naturalidad. “Es importante nombrar las partes del cuerpo con los nombres adecuados (evitar apodos como llamarle flor a la vulva). También es bueno ofrecer material de juego que visibilice la diversidad de personas y de cuerpos. Nos recomiendan visibilizar la sexualidad a través de pequeños actos, como dejar las compresas o la copa menstrual a la vista o tener el registro menstrual colgado en la nevera. “También poner al alcance de los pequeños y pequeñas cuentos que hablen sobre el tema y sobre todo respetar las decisiones en relación con su propio cuerpo, como por ejemplo no obligarles a dar besos o abrazos cuando no les apetece”.

La sexualidad es un aspecto central del ser humano y, como tal, debemos dedicarle tiempo para conocerla. La educación sexual es un derecho reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Sexuales. “Hablar de sexualidad es romper el tabú de una vez por todas y nos permite desmontar mitos y concepciones que nos limitan y estigmatizan. Nuestra sociedad está impregnada de contenido sexual inapropiado que perpetúa actitudes y comportamientos vejatorios y violentos, especialmente para las mujeres. Por lo tanto, ofrecer una educación sexual respetuosa, objetiva, científica y con perspectiva de género ayudará a las criaturas y adolescentes a desarrollar un espíritu crítico y a detectar situaciones abusivas y violentas, que no tienen nada que ver con el respeto, el deseo y el gozo”, afirman Irene Moreno, Júlia Raurich y Fany Soler.

Para la psicóloga Sofía Gil las familias no podemos darle la espalda a la sexualidad porque nos resulte incómodo ofrecer a nuestros hijos educación sexual. “La sexualidad es consustancial al ser humano, ¿qué mejor que prepararlos para que no se sientan perdidos? La educación sexual les ayudará a poner límites, a desarrollar conductas sexuales saludables y a tomar buenas decisiones que minimicen la probabilidad de tener conductas de riego y, a su vez, los capacite para detectar conductas abusivas”.

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