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Lactancia materna a demanda: dar el pecho no tiene horario

Los bebés tienen un estómago muy pequeñito y una necesidad muy grande de alimentación continua, por ello amamantan de ocho a 12 veces en 24 horas

Alrededor del 90% de las madres españolas mantiene la lactancia materna pese a la Covid-19, según un estudio.
Alrededor del 90% de las madres españolas mantiene la lactancia materna pese a la Covid-19, según un estudio.unsplash (Unsplash)

La teta para el bebé es seguridad, es casa, es defensas, es nutrición, es vínculo con la madre y sobre todo es placer. Pero ¿no nos pasamos las madres todo el día con la teta fuera? ¿Es realmente así, es una sensación o es cuestión de que nadie nos explicó que la lactancia a demanda eran horas y horas disponibles para amamantar?

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La pediatra Davinia Vázquez nos cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna a demanda, es decir, cuando el niño quiera, tanto de día como de noche. “De manera que, como si de un diminuto dirigente se tratara, tendremos que estar a la disposición de nuestro pequeño para ir ofreciéndole el pecho cada vez que pensemos que pueda requerirlo”. Alba Padró es cofundadora de LactApp y autora de Somos la leche (Grijalbo): “Durante mucho tiempo se estableció que la lactancia era solo la fuente de alimentación, y de ahí la necesidad de controlarla y ponerle horarios. Ahora sabemos que lo que menos hace un bebé cuando está en la teta es comer, el resto de la toma está haciendo succión no nutritiva, que le llamamos succión afectiva, para que se entienda que no es que el bebé está perdiendo el tiempo, sino que está succión es necesaria para su desarrollo y su bienestar. La succión le proporciona muchísimo placer y esto hace que el bebé necesite de la succión para regularse. Todos los estados del bebé, el enfado, el sueño, el cansancio se regulan con la teta. La succión y el contacto con la madre es una forma de regular”.

La matrona Cristina Triviño también defiende lo mismo: “Al inicio de la relación madre e hijo u otros momentos de intensidad, como si se cae de la cama o una vacuna o la salida de los dientes o si está un poco malito, el pecho no es solo alimento sino que le proporciona seguridad, tranquilidad, hormonas relacionadas con el descanso y con el confort, por tanto es normal que el bebé se pase mucho rato pegado a la teta buscando bienestar”. Cristina nos explica que en momentos de aumento de crecimiento del bebé, si la madre tiene una producción de leche normal, y el bebé necesita más, pues estará más tiempo en el pecho para cubrir sus necesidades. “Los bebés tienen un estómago muy pequeñito y una necesidad muy grande de alimentación continua, por ello maman de ocho a doce veces en 24 horas, y si lo calculas hace estar todo el día con la teta fuera y el niño enganchado”, afirma Alba Padró.

La pediatra Davinia Vázquez nos desmonta la idea de leches maternas malas o buena leche: “Cuando vamos al supermercado a comprar leche podemos elegir entre un montón de ellas: entera, desnatada, semidesnatada, sin lactosa, enriquecida… Pero no nos equivoquemos: ¡la leche materna no entiende de marcas, ni tampoco de calidades! No existen las leches maternas mejores o peores, que engordan más o menos, más aguadas o concentradas… ¡Eso no es real! Siempre y cuando la madre goce de una buena salud, todas las leches maternas serán buenas y alimentarán al niño por igual”. La succión que ejerce el niño en el pezón es el estímulo más poderoso para que nuestros pechos fabriquen leche. De manera que cuanta menos succión recibamos, menor será esa producción de leche. “De ese modo, si una madre está muy agobiada por tener que estar día y noche ofreciendo la teta a su bebé y decide pasar a lactancia mixta (cosa que está totalmente en su derecho y no es juzgable, ¡no nos olvidemos!), es importante asegurarnos que conoce el riesgo de que su producción de leche pueda verse disminuida por la menor succión del niño”, asegura la pediatra. Es importante conocer también que en un porcentaje menor al 5% existe una hipogalactia (escasa producción de leche), siendo en esos casos, necesario suplementar la alimentación con leche artificial. “Recomendaremos ofrecer inicialmente el pecho y luego el biberón”, afirma Davinia Vázquez.

La matrona Cristina Triviño nos habla sobre las expectativas y la información que tenemos las madres antes de iniciar la lactancia. “Si pienso que el bebé va a estar diez minutos en cada pecho cada tres horas, y esa no es la pauta de mi hijo, la sensación es que estoy todo el día con el niño en el pecho. Si la idea que manejo sobre dar la teta tiene que ver con relajarme, disfrutar de mi hijo, poder hacer otras cosas a la vez, como ver una peli o charlar con una amiga, si dar la teta nos produce placer, no lo vivimos como una carga y la sensación de que la teta fuera constante”. Cristina afirma que por las noches es cuando más se produce leche, así que es cuando más piden teta, por eso ella aconseja amamantar tumbada y relajada.

Es cierto que cuando alimentamos a nuestro hijo con lactancia materna no sabemos qué cantidad de leche está tomando, a diferencia de lo que pasa con los biberones, donde tenemos totalmente el control de la situación y eso nos hace sentir seguras: sabiendo perfectamente cuánto come y cada cuánto come. “Con la lactancia materna, ese desconocimiento puede crearnos tal agobio que podamos pensar que es posible que nuestra leche no sea suficiente o que no les sacie, pero generalmente eso es una mera sensación personal (¡aunque muy desagradable para nosotras!) más que una realidad”, afirma Davinia Vázquez que mantiene que, para saber si nuestro bebé se está alimentando correctamente, lo más importante es comprobar que va ganando peso correctamente. “Si además nuestro hijo va orinando unas 6-7 veces al día y va haciendo deposiciones con regularidad… no debemos preocuparnos por nada, ¡la cosa va genial!”. La pediatra concluye: “A las madres y los padres tenemos que facilitarles toda la información necesaria sobre la lactancia materna e intentar despejar todas sus dudas, para que no caigan en falsos mitos y creencias. Además tienen que sentirse arropados (puesto que la lactancia materna no siempre es un camino de rosas), tienen que ser capaces de apoyarse entre ellos y tienen que sentirse confiados y empoderados para poder abordar la situación sin sentirse frustrados”.

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