¿Existen realmente los niños y niñas altamente sensibles?
Son menores que suelen dar vueltas a las situaciones generando razonamientos lógicos y rápidos. Y gracias a esta capacidad son más veloces de pensamiento, según los expertos
Somos seres sensibles. Cada niño y niña es un mundo, y en ocasiones pretendemos entenderlos y formarlos por el mismo patrón. Es por eso que, sin querer queriendo, tendemos a tratarlos como normales o especiales, dependiendo de cómo respondan a lo que socialmente hemos etiquetado o encajonado. Pero la normalidad es totalmente subjetiva, es por eso que la sensibilidad está en disputa. Qué es lo corriente, lo que se espera, lo que se pretende emocionalmente de ellos. ¿Existen realmente niños insensibles, normales o Altamente Sensibles?
Mamen Bueno es psicóloga psicoterapeuta, trabaja en Gaztambide17 y en la plataforma Criar con Sentido Común, ella nos cuenta sobre la sensibilidad: “Es una facultad que tiene todo ser vivo por el hecho de percibir estímulos. Todas las personas somos sensibles y detectamos múltiples estímulos. Es cierto que cada niño (luego adulto) puede tener diferentes maneras de sentir. Es como un termómetro, los hay más precisos que otros, unos pueden detectar gradientes de temperatura más sutiles que el resto, pues con la percepción de estímulos pasa igual”.
Entonces, ¿qué se considera Alta Sensibilidad en un niño? Manuela Pérez es psicóloga y la Presidenta de la Asociación de Profesionales dedicados a la Alta Sensibilidad: “Hablamos de niños que sienten la vida de forma más intensa. Suelen dar vueltas a las situaciones generando razonamientos lógicos y rápidos. Gracias a esta capacidad son más veloces de pensamiento. A veces se comportan de forma inesperada debido a una sobrecarga de estimulación. Necesitan más tiempo de descanso mental para sentirse en forma. Además se dan cuenta fácilmente de cómo se sienten los demás. Y también son más sensibles a determinados estímulos sensoriales, como luces, ruidos y olores. Se deben dar todas estas características, en mayor o menor medida, para que se pueda considerar a un niño como PAS (Persona con Alta Sensibilidad)”.
Pablo Villagrán se considera padre de un niño Altamente Sensible, además es editor del Universopas, la web en la que trata sobre el tema. Cuenta que el sistema nervioso de su hijo recoge más información de sus sentidos, percibe los olores y los sonidos de manera más aumentada, tanto los agradables como los desagradables. Y, desde el punto de vista emocional, cree que tiene una gran capacidad empática y que sus emociones suelen estar aumentadas. Pablo piensa que, aunque cada niño Altamente Sensible es diferente, son reflexivos, con gran imaginación, de intensa emocionalidad. “Sienten las injusticias muy profundamente, la mayoría son introvertidos, con una inteligencia desarrollada gracias a que son muy despiertos a los estímulos”. Manuela Pérez señala que algunos niños llaman la atención por su manera de comportarse: “Por ejemplo, hacen preguntas que no esperas por su edad. Durante los primeros años en el colegio pueden parecer distraídos, pero en realidad están dando cabida a su rica imaginación. A medida que van creciendo se convierten en líderes en grupos donde se sienten cómodos. O bien pueden sentirse desolados cuando están con personas menos sensibles. Necesitan su tiempo para la creatividad. Algunos niños dibujan realmente bien, otros disfrutan muchísimo con la música y la mayoría consigue el éxito en aquello que le gusta lo suficiente. Suelen tener gran habilidad para el lenguaje, pero solo lo demuestran cuando están felices y con las personas que ellos deciden”.
Mamen Bueno ofrece la siguiente reflexión: “Creo que hay niños considerados Alta Sensibilidad porque se alejan de nuestras proyecciones o idealizaciones, y por lo tanto requieren de un gran ajuste por nuestra parte entre lo ideal y lo real. Tenemos prototipos muy marcados, y considero que lo “normal” es la diversidad. Les hacemos un flaco favor calificando a niños como “normales” o no “normales”. Cada niño es único, y como tal hay que tratarles, con sus peculiaridades, aunque estas nos resulten incómodas o más demandantes. O simplemente no sean como habíamos idealizado”. También nos invita a conocer las particularidades de nuestros hijos y aceptarlas. Intentar acompañarlos equilibrando o compensando sus potencialidades y sus vulnerabilidades. “Pero no desde el ser diferentes o especiales, sino desde a lo que deberíamos tender todas y todos, acompañar la infancia sin encajarlos en modelos”.
La psicóloga Manuela Pérez cree que los padres y madres de niños PAS deben tener en cuenta que lo más importante para sacar lo mejor de ellos es generar un ambiente en el que estos menores se sientan seguros y respetados. “Deben respetar su sensibilidad. Pensar que sensibilidad no es sinónimo de debilidad ni mucho menos”. Afirma que para estimularlos es necesario fomentar su creatividad. “Es función de la familia observar qué potencialidad tiene el menor y buscarle alternativas extraescolares, o bien permitirles buscar los momentos adecuados para dibujar, leer, escuchar música, etc.” Explica que, ante conductas que puedan parecer extrañas, hay que buscar el origen. Los padres y madres deben mostrarse pacientes y seleccionar muy bien las medidas para corregir al menor, evitando el castigo. “Una sola y severa mirada puede ser para los menores más sensibles, tan efectiva como un duro castigo. Son más sutiles y perciben con rapidez, pero también les hace más daño todo. Es como tener la piel más fina, para lo bueno y para lo malo”. Considera trascendental que los padres estén atentos a su autoestima y enseñarles a identificar personas tóxicas para ellos, pero sin forzar sus relaciones ni elegir por ellos. Y, por último, es fundamentar identificar su talento para poder orientales y darles las herramientas necesarias para el éxito en el futuro.
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