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Arritmias en niños: descifrando el ritmo del corazón

Un paciente sufre este trastorno de la frecuencia cardíaca cuando presenta una alteración del ritmo anormal. Puede ser rápido, se conoce como taquicardia, pero también puede ser lento, y en este caso hablamos de bradicardia

Un niño sujeta un corazón de papel.
Un niño sujeta un corazón de papel.unsplash

Era la hora del recreo y no había dejado de ir de aquí para allá. Al principio se había unido a un grupo de compañeras de clase para saltar a la comba pero, tras unos minutos, decidió jugar al escondite. Cuando sonó el silbato que anunciaba la vuelta a las clases, y una vez ya en reposo, notó como si el corazón se le saliese del pecho. No era la primera vez que le sucedía, ya había tenido esa misma sensación. Al salir de clase, su madre la llevó al pediatra, quien le diagnosticó taquicardias; es decir, un tipo de arritmia que provoca que el corazón lata anormalmente rápido. Este podría ser un ejemplo de algunas de las sensaciones que pueden percibir niños y niñas que padecen arritmias. Una patología que afecta a uno de cada 1.000 integrantes de la población infantil y juvenil, según el doctor Julián Pérez-Villacastín, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos.

El doctor Miguel Ángel Granados Ruiz, cardiología pediátrica del Hospital Universitario 12 de Octubre, explica que “un paciente tienen una arritmia cuando su corazón presenta una alteración del ritmo anormal. Puede ser un ritmo anormalmente rápido, y entonces hablamos de taquicardia, pero también puede tratarse de un ritmo anormalmente lento, y en este caso hablamos de bradicardia. Por último, un ritmo irregular por la presencia de latidos que se adelantan o por pausas en las que no aparece ningún latido, también es una arritmia. Por tanto, una taquicardia es un tipo de arritmia, pero no todas las arritmias son ritmos rápidos”. Dentro de las arritmias en la edad pediátrica, las taquicardias son las alteraciones del ritmo que producen síntomas y que precisan atención médica con más frecuencia.

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Este cardiólogo infantil apunta que, “cuando un niño tiene un problema de corazón, lo más probable es que se trate de una cardiopatía congénita (CC). Se trata de alteraciones estructurales del corazón producidas por defectos en su formación durante el periodo embrionario”. La prevalencia de las CC varía con la edad. Se estima en un 8 por 1.000 antes del primer año de vida y en un 12 por 1.000 antes de los 16 años. El doctor Miguel Ángel Granados Ruiz sostiene que, “afortunadamente, pocos niños con CC desarrollan algún tipo de arritmia a lo largo de la infancia y generalmente está relacionada con el tratamiento quirúrgico. Sin embargo, los niños que presentan arritmias habitualmente tienen un corazón estructuralmente normal”.

Dependiendo de la edad que tenga el niño o la niña puede ser complicado saber si padece algún tipo de arritmia. Especialmente difícil resulta para los padres y madres saber si su bebé tiene este tipo de patologías en los primeros meses de vida. Julián Pérez-Villacastín algunos datos que pueden ayudar a saber si el recién nacido sufre algún tipo de arritmia. “Muchas veces los síntomas en un bebé pueden ser que no coma, que esté irritable, con mala coloración, que esté muy alterado, tal vez porque esté muy dormido o porque esté hiperexcitado”, explica este experto. Conforme el niño o la niña crece, es más fácil descifrarlo, ya que será capaz de comentar, por ejemplo, “mamá noto que el corazón me late muy rápido de repente o noto dolor en el pecho”. Según el doctor Pérez-Villacastín, “los síntomas de las arritmias pueden ir desde estos síntomas inespecíficos en un lactante hasta palpitaciones en el adolescente, que lo refiere bastante bien, o en otras ocasiones con arritmias ya más graves, donde el corazón va muy rápido o muy, muy despacio. En esto casos, se pueden tener mareos o pérdida de conocimiento y, en casos excepcionales, muerte súbita”.

El director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos apunta que “en los niños pequeños o recién nacidos sabemos que se produce un determinado tipo de arritmia y generalmente, cuando estas arritmias se notan en un niño pequeñito, es porque ya le están afectando seriamente a su organismo. Estas arritmias suelen ser importantes casi siempre. Habrá que diagnosticarlas bien y tratarlas. En los niños más mayores, las arritmias son distintas. Por ejemplo, un niño puede decir que nota palpitaciones y, generalmente, no tiene ninguna importancia. Pero si un niño pierde el conocimiento, cuando está haciendo ejercicio, esto puede tener mucha importancia. El espectro de las arritmias es muy amplio”.

En algunos niños y niñas, las arritmias poseen un componente genético. En estos casos, continúa el Javier Pérez-Villacastín, “hay un protocolo específico. Primero, estudiar al niño/adolescente que tiene la arritmia. Si es de las graves y además tiene componente genético, es necesario estudiar a los familiares. Pero si no, son arritmias fácilmente solucionables y no es necesario”.

En cuanto al manejo y tratamiento de este tipo de patologías, el director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos subraya que es importante hablar de caso clínico. “En un bebé que nace con arritmias es importantes saber qué tipo de arritmia es y si se puede solucionar sola. Existen bastantes arritmias que en los recién nacidos se solucionan solas con el paso del tiempo. En estos casos, es importante que el niño siga haciendo su vida normal, no ponerse nerviosos, tranquilizar a los padres y dar tiempo a que ese corazón desarrolle y esa arritmia se solucione. Si no sucede, tendríamos que intervenir”, sostiene Javier Pérez-Villacastín.

Amalia Tamariz-Martel Moreno, sección de Cardiología Pediátrica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, considera importante la práctica deportiva. En su opinión, la actividad física “produce muchas mejoras tanto físicas como psicológicas en los niños y adolescentes. Además, favorece su desarrollo emocional y cognitivo, y ayuda a la integración con otros niños. La presencia de trastornos del ritmo no suele suponer una contraindicación para el ejercicio. Si la frecuencia cardiaca en reposo y durante el ejercicio es adecuada, no hay motivos para no realizar actividad física”. En cualquier caso, Tamariz-Martel Moreno manifiesta que “será el especialista en cardiología pediátrica quien haga las recomendaciones en cada caso concreto de si existen o no limitaciones para realizar ejercicio”.

Asimismo, la pediatra del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús sostiene que los niños pueden y deben normalizar su día a día, ya que este tipo de patología tiene tratamiento. Además, mantiene que “las crisis de taquicardia pueden tratarse con maniobras vagales o con fármacos. Entre las maniobras vagales está la maniobra de Valsalva, que consiste en expulsar aire manteniendo la glotis cerrada. La realizamos, por ejemplo, al inflar un globo”. Si las taquicardias se repiten, continúa Tamariz-Martel Moreno, “se puede eliminar el lugar donde se origina la arritmia (por ejemplo, la vía accesoria), con lo que se produciría la curación del paciente. Esto se hace destruyendo este pequeño tejido mediante una ablación por catéter, que consiste en aplicar calor o frío en la zona, producido con diferentes fuentes de energía (radiofrecuencia o crioablación), a través de un catéter (tubo largo y delgado que se inserta por una vena o arteria, para llegar al corazón)”.

Miguel Ángel Granados Ruiz concluye que “los cardiólogos infantiles trabajamos para que nuestros niños tengan el mejor desarrollo físico, emocional y psicosocial y la actividad física juega un papel fundamental. Afortunadamente la mayoría de las alteraciones del ritmo en la edad pediátrica se curan, bien porque el corazón “madura” o bien porque disponemos de herramientas para tratarlas de manera eficaz. Las enfermedades malignas de base genética, una vez diagnosticadas y tratadas adecuadamente, también son compatibles con una vida “casi normal”.

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