El Congreso de EE UU reelige a Pelosi como presidenta y arranca de forma convulsa la legislatura
Un grupo de senadores republicanos intentará torpedear este miércoles en el Capitolio la confirmación de Joe Biden como ganador de las elecciones
El nuevo Congreso de Estados Unidos reeligió ayer domingo a Nancy Pelosi como presidenta de la Cámara de Representantes y puso en marcha la legislatura que marcará al nuevo Gobierno de Joe Biden y que empieza de forma convulsa. Un grupo de republicanos del Senado planea lanzar objeciones a la confirmación del demócrata como ganador de las elecciones en la sesión bicameral del próximo miércoles, y todas las miradas están puestas en los comicios de segunda vuelta del martes en Georgia, donde dos escaños decidirán qué partido controlará la Cámara alta y, por tanto, el margen de maniobra con el que contará la nueva Administración.
La sesión inaugural del Congreso duró varias horas y se desarrolló de forma extraordinaria, como todos los acontecimientos políticos del año recién terminado, a consecuencia de la pandemia de coronavirus y las medidas de distanciamiento social. La Cámara tiene un récord de 114 mujeres —aunque queda por decidirse aún la batalla por un escaño y ha surgido una vacante por un legislador electo en noviembre que falleció— y estará marcada, de nuevo, por la pujante diversidad de sus miembros, aunque también por la veteranía de sus pesos pesados.
Pelosi, de 80 años, resultó elegida con 216 votos, lo que supone una estrecha ventaja sobre su rival republicano para el puesto, Kevin McCarthy, que obtuvo 209. El resultado es reflejo del tiempo difícil que esta poderosa política afronta. Los demócratas han logrado conservar la mayoría en la Cámara baja, con 222 de los 435 representantes, pero han perdido una decena de escaños y han quedado con la ventaja más reducida de los últimos 20 años. Los republicanos han recuperado posiciones en esta y tratan de conservar el dominio del Senado, una Cámara de importantes competencias, como la confirmación de altos cargos federales, incluidos los jueces del Tribunal Supremo.
El Partido de Donald Trump, que ha disfrutado de una mayoría de 52 senadores sobre 100, logró 50 representantes en las elecciones de noviembre, frente a los 48 de los demócratas, y los dos escaños en la sureña Georgia quedaron en empate entre los candidatos republicanos y los demócratas, así que se verán de nuevo en las urnas este martes, 5 de enero. Si los demócratas vencen y logran llegar a 50 senadores, quedarían en igualdad numérica con sus adversarios políticos, pero la Constitución estadounidense confiere el voto de desempate al vicepresidente del país, que a partir del 20 de enero será la también demócrata Kamala Harris.
Antes, un grupo de republicanos quiere seguir haciendo ruido. El miércoles tiene lugar en Washington una sesión bicameral (del Senado y la Cámara de Representantes) para contar los votos electorales de Biden y confirmarle como vencedor de las elecciones presidenciales, último trámite antes de la jura de su cargo. Alrededor de una docena de senadores y varias decenas de congresistas plantean presentar objeciones y, así, forzar un voto sobre el resultado, lo que simplemente demorará y complicará la jornada. Trump, que sigue insistiendo en el fraude electoral, ha llamado a una gran manifestación de sus seguidores ese mismo día.
Se avecina una etapa tensa, como refleja la actitud del presidente. El domingo trascendió una llamada telefónica de Trump al secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, en la que presiona al funcionario para que “encuentre” las papeletas necesarias para revertir la derrota. “Solo quiero encontrar 11.780 votos [...] porque hemos ganado en ese Estado”, dice, en una conversación de una hora difundida por The Washington Post.
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