Un juez del Supremo ordena a Pensilvania cumplir con la norma de separar los votos por correo tardíos
El pronunciamiento de un magistrado conservador no añade ninguna tarea a los funcionarios electorales
Donald Trump ya ha dicho varias veces que quiere que la elección presidencial, cuyo conteo continúa, acabe en el Tribunal Supremo. Su objetivo es que el órgano de justicia se pronuncie sobre los millones de votos por correo emitidos legítimamente que han llegado a los colegios electores después de la noche del martes. Cada Estado había establecido los plazos para recibir las papeletas, dando un margen promedio de tres días desde la cita electoral para que el servicio postal pudiese despachar las más posibles. Este viernes por la noche el juez conservador Samuel Alito emitió una orden a los condados de Pensilvania para que los funcionarios electorales separen los votos recibidos después del 3 de noviembre, algo que ya estaba normado desde antes de los comicios.
La orden del juez Alito responde a una solicitud realizada esta mañana por el Partido Republicano de Pensilvania. Las autoridades estatales ya habían ordenado a los trabajadores electorales que mantuvieran separadas las papeletas enviadas por correo y recibidas después de la fecha de los comicios, una medida precavida en caso de un posible litigio, como está ocurriendo. Los republicanos sostuvieron este viernes que no estaba “claro” si todos los condados locales estaban cumpliendo con esa tarea.
Antes de las elecciones, el Tribunal Supremo se negó a derogar con urgencia un fallo de la Corte Estatal de Pensilvania que permitió que la Junta Electoral recibiera las papeletas por correo hasta el viernes, siempre que tuvieran el matasellos del martes. Joe Biden le saca más de 27.000 votos a Trump en Pensilvania, aún pendientes de contar los sufragios de las grandes ciudades, que deberían favorecer al demócrata. No se prevé que las papeletas que llegaron después del día de las elecciones sean lo suficientemente grandes como para afectar el resultado.
Desde la madrugada del miércoles, el presidente estadounidense Donald Trump ha iniciado una ofensiva judicial contra el cómputo del voto de las elecciones. La puso en marcha incluso cuando el mapa lo favorecía y cada día ha ido un paso más adelante y más lejos del respeto a la institucionalidad democrática. Además de Pensilvania, la campaña del republicano ha demandado a Míchigan y Georgia, además de haber pedido un recuento en Georgia, donde está por debajo de Biden por 0,1%.
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