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Estados Unidos acusa a Rusia e Irán de intentar interferir en las elecciones presidenciales

Fuentes de la Administración alertan de que la amenaza rusa es más grave y creen que busca favorecer de nuevo la victoria de Donald Trump

En video, las declaraciones del Director de Inteligencia Nacional, John RatcliffeFoto: AFP | Vídeo: John Raedle
Amanda Mars

Otro déjà-vu en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Otra vez, la sombra de la injerencia extranjera planea sobre las urnas estadounidenses. El FBI anunció este miércoles por la noche en rueda de prensa que Irán es responsable del envío masivo de correos electrónicos amenazantes a votantes demócratas durante esta semana. El remitente de muchos de dichos correos era, aparentemente, la organización de extrema derecha Proud Boys, que respalda al presidente y ha negado su implicación. Según el Gobierno de Estados Unidos, tanto Rusia como la República Islámica han obtenido datos de electores estadounidenses con los que poder interferir en los comicios.

Ambos rechazan las acusaciones. La oposición demócrata, por su parte, rebaja la amenaza iraní. “El villano es Rusia”, dijo este jueves la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Fuentes de la Administración se manifestaron en esa misma línea en declaraciones a The New York Times y alertaron de que Rusia ha pirateado redes locales y estatales en los últimos días y planea, como en 2016, favorecer la victoria de Trump.

El director nacional de Inteligencia, John Ratcliffe, que coordina los distintos servicios de espionaje estadounidenses, y el director del FBI, Christopher Wray, convocaron una rueda de prensa de urgencia, pasadas las siete y media de la tarde (hora local), avanzando que se trataba de un grave suceso relacionado con las elecciones. “Hemos confirmado que alguna información sobre el registro de votantes ha sido obtenida por Irán y, por separado, por Rusia", dijo Racliffe desde la sede del FBI, en Washington. Acto seguido, informó de que Teherán estaba detrás del envío de "correos falsos con el objetivo de intimidar a los votantes, incitar al malestar y perjudicar al presidente Trump”.

Según Ratcliffe, no hay indicios de que la operación haya supuesto ataque alguno a los registros en sí, lo que supondría un grave riesgo para la elección. Mucha de la información obtenida o bien es pública en algunos Estados o bien se puede conseguir en otras bases de datos. Sin embargo, la acción sí va destinada a influir en la votación, al menos, a agitar las aguas durante estas dos últimas semanas escasas antes del 3 de noviembre.

Los correos enviados a los demócratas decían: “Votarás a Trump el día de las elecciones o iremos a por ti. Cambia tu afiliación al Partido Republicano de forma que sepamos que has recibido nuestro mensaje y que vas a cumplir”. Ratcliffe pidió a los ciudadanos que “pongan de su parte” para defender a Estados Unidos de quienes quieren perjudicar al país. El modo de ayudar, añadió, es “sencillo”. “No dejen que estos intentos surtan efecto, si reciben esos correos amenazantes, no se alarmen ni los difundan”.

La acción perjudica a ambos candidatos. Crea mala imagen para el presidente republicano, pero si la amenaza surte efecto, también puede costar algunos votos al candidato demócrata, Joe Biden, en unos comicios en los que cada papeleta es crucial, sobre todo en Estados como Florida, donde se han recibido muchos de esos correos.

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El director de Inteligencia advirtió además contra un vídeo, que también atribuyó a Irán, en el que supuestamente se demostraba que era posible enviar un voto fraudulento. “El vídeo, y cualquier acusación de votos fraudulentos, no son verdad”, recalcó, lo que choca con la actitud del propio presidente de Estados Unidos, quien ha sido el primero en sembrar la duda sobre el rigor del sistema electoral. Según los agentes, Irán trató de encubrir su mano enviando los correos a través de la red de una compañía saudí de seguros cuya seguridad había sido comprometida.

El episodio enciende las alarmas en un país que aún carga con la campaña de ciberataques y desinformación llevada a cabo por Rusia en 2016. Tanto los servicios de inteligencia como el Departamento de Justicia, el Congreso de Estados Unidos y la investigación a cargo del fiscal especial Robert S. Mueller concluyeron que el Kremlin orquestó toda una estratagema para denigrar la imagen de Hillary Clinton y favorecer la victoria de Trump. El plan, además de una tonelada de noticias falsas, incluyó el robo y difusión de correos electrónicos del Partido Demócrata. La llamada trama rusa derivó también en una investigación sobre la posible implicación en el caso del círculo del hoy presidente, de la que no se hallaron pruebas. Trump siempre concedió el beneficio de la duda a Vladímir Putin, quien rechazó la acusación, y aceptó a regañadientes la conclusión de su propio Gobierno.

Tanto el Kremlin como el régimen iraní negaron este jueves las nuevas acusaciones. Teherán convocó al embajador suizo, que representa los intereses de Estados Unidos en la República Islámica, ya que no existen relaciones diplomáticas entre ambos países. “El enérgico rechazo de Irán a las acusaciones estadounidenses, que son repetitivas, sin base y falsas, fue comunicado al embajador suizo”, dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Said Jatibzadeh, a la televisión estatal. “Como hemos dicho antes, para Irán no hay diferencia sobre quién gane la elección en Estados Unidos”.

Eso no es cierto. La relación entre Washington y Teherán empeoró ostensiblemente después de que la Administración de Trump decidiese romper en 2018 el acuerdo nuclear multinacional impulsado por su antecesor, Barack Obama, en 2015, y redoblase las sanciones. Joe Biden, actual candidato demócrata a la Casa Blanca, ha apuntado a un retorno a la doctrina de Obama en este frente.

La imagen del republicano queda lógicamente erosionada con esta operación, aunque los demócratas también temen que el presidente pueda sacar provecho de ello. Primero, porque la información da alas a la teoría, sin base, promocionada por el propio mandatario, de que el sistema electoral de registro y voto por correo es vulnerable y, por tanto, carne de fraude el próximo 3 de noviembre. “Las papeletas están fuera de control y los demócratas lo saben mejor que nadie”, apuntó el pasado septiembre, como argumento para justificar por qué no tenía por qué comprometerse a una transición pacífica si perdía las elecciones. En segundo lugar, el caso dirige la atención sobre la injerencia hacia Irán, un adversario de Trump, en lugar de hacia Rusia, que sí ha remado a su favor.

Ese temor explica que la líder de los demócratas en Washington y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, restara gravedad este jueves a la operación de los correos electrónicos atribuida a Irán. “Todo lo que hemos visto en el dominio público no justifica las declaraciones que escuchamos ayer”, dijo, y remató: “Rusia es el villano aquí. Irán es un elemento negativo, pero no es equivalente [a Rusia]”.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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