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La ultraderecha acapara la atención de los candidatos a las europeas pese a estar ausente en el último debate electoral

El Parlamento Europeo ha acogido este jueves la tercera discusión entre los líderes de las grandes formaciones políticas europeas sin la presencia de las fuerzas ultras

De izquierda a derecha, los candidatos a las elecciones europeas Sandro Gozi, Terry Reintke, Walter Baier, Ursula von der Leyen y Nicolas Schmit, antes del debate que se celebra este jueves en Bruselas.Foto: OLIVIER HOSLET (EFE)

La ultraderecha se ha convertido en la protagonista de estas elecciones europeas. Lo ha hecho por méritos propios, pero también porque sus rivales no dejan de darle protagonismo. Los cabezas de cartel del resto de formaciones no han tenido empacho en situarla en el centro del debate que han mantenido este jueves en la Eurocámara pese a que no han estado representados en el encuentro. Desde la conservadora Ursula von der Leyen, del Partido Popular Europeo (PPE), hasta el austriaco Walter Baier, de La Izquierda, todos le han dedicado su atención: para pedir que no se pacte con ellos, para lamentar que sus opiniones marquen la agenda o para defender que con una parte de los populistas de derechas sí que puede llegarse a acuerdos, como ha hecho Von der Leyen.

La ausencia ultra se explica porque al debate han acudido los spitzenkandidaten, es decir, aspirantes a presidir la Comisión Europea después de las elecciones del 6 al 9 de junio. Pero Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, donde se sienta Vox o Hermanos de Italia, de la primera ministra Giorgia Meloni) e Identidad y Democracia (que acoge a las formaciones más ultras desde Alternativa por Alemania al Reagrupamiento Nacional de Marine le Pen) no creen en la fórmula de un cabeza de cartel electoral para la convocatoria europea a las urnas y, por tanto, no designan uno. Eso ha hecho que hayan quedado formalmente descalificados.

Su ausencia, no obstante, no ha sido óbice para que los demás les dieran el protagonismo que, en teoría, no les correspondía. Ha abierto el fuego el candidato socialista, el luxemburgués Nicholas Schmit, quien ha puesto al PPE la línea roja de no pactar con la ultraderecha si quiere reeditar la histórica coalición centrista que ha construido el proyecto de la Unión Europea desde su inicio. Lo ha hecho en el momento de la realización en que se detenía el debate para hacerle una pequeña entrevista -todos han tenido su espacio en las casi dos horas que ha durado el programa- y lo ha mantenido hasta el final: “Nuestras líneas rojas son claras: ninguna alianza ni ningún acuerdo con la extrema derecha, en esto necesitamos claridad, no ambigüedad”. Y ha sido específico incluyendo en su veto a Meloni.

La conservadora alemana, actual presidenta de la Comisión Europea y gran favorita a repetir tras las elecciones de junio, ha recogido el guante, pero no lo ha hecho para darle la razón, al contrario. Primero no la ha incluido en su lista de grupos ultras con los que no pactaría (el Reagrupamiento Nacional de Marine le Pen, Alternativa por Alemania, AfD, o Konfederacja, la formación extremista polaca que está más a la derecha todavía que Ley y Justicia). Después incluso ha afirmado abiertamente que tiene buena relación con la italiana. “Ella es claramente proeuropea, está contra Putin, ha sido muy clara en eso, y está a favor del Estado de derecho”, ha resumido, personificando en la transalpina las tres condiciones que pone el PPE para plantearse pactar con una formación política.

Tampoco se ha librado de los ataques por aproximarse a la extrema derecha el liberal Sandro Gozi, un italiano que vive en Francia y opta a ser eurodiputado por este país, donde la extrema derecha amenaza con ser la primera fuerza votada en junio. En este caso, Baier, de La Izquierda, le ha atacado por los pactos que los liberales holandeses de VVD (formación del todavía primer ministro Mark Rutte) han alcanzado con la formación ultra de Geert Wilders para armar un gobierno en La Haya con una agenda muy próxima a esta formación y con claras posiciones euroescépticas. El liberal se ha defendido atacando a su derecha: “No comprendo por qué el PPE y Von der Leyen están dispuestos a abrirse a ECR (Conservadores y Reformistas Europeos), a [el ultra francés Eric] Zemmour, a Meloni… Son absolutamente anti-Europa, quieren destruir Europa desde dentro, no puedes abrirte a ellos, tienes que combatirlos”.

La representante de Los Verdes, Terry Reintke, también ha recurrido al miedo a los ultras como herramienta de movilización: “Vengo de un país que subestimó la amenaza de la extrema derecha”, ha recordado la alemana, para agregar: “No podemos permitirnos tener el brazo extendido de Putin en el Parlamento Europeo. Tenemos que frenar a la extrema derecha”.

Durante la cita de casi dos horas, que ha tenido como escenario el hemiciclo en Bruselas, han tenido poco hueco las propuestas concretas. Ni el formato de intervenciones muy cortas permitía bajar mucho al detalle ni los candidatos han respondido a varias de las preguntas que planteaban moderadores, público presente en el hemiciclo, convertido en plató televisivo para la ocasión, y ciudadanos que entraban en directo a la emisión desde sus países.

Aún así, algo se ha podido escuchar. Por ejemplo, Von der Leyen ha planteado que se utilicen impuestos europeos —“recursos propios”, en el argot de Bruselas— para financiar el desarrollo de la industria de defensa. El socialista Schmit, ahora comisario de Empleo, ha tratado de defender su gestión esta legislatura, en la que se ha aprobado la directiva que fija criterios para establecer el salario mínimo en la UE y de esgrimir que hay que luchar contra la pobreza. Bauer, el candidato de La Izquierda, ha pedido una directiva que imponga topes al alquiler de viviendas en toda la UE. Reintke, de Los Verdes, ha planteado que no es el momento de frenar en la transición energética y climática.

Poca confrontación de propuestas y posturas ha podido verse en estos temas clave. Ha sido Oriente Próximo y el drama humanitario que se vive en Gaza, con la amenaza de Israel de invadir la ciudad meridional de Rafah, la que ha provocado un nuevo choque entre los candidatos. Esta vez Von der Leyen ha evitado ser dura con Israel como fue en el primer debate que hubo. Ha recordado que el comienzo de la tragedia se sitúa en los atentados de Hamás del 7 de octubre pasado. Aun así, ha enfatizado que Israel tiene derecho a defenderse “según las normas internacionales”, sin llegar a aclarar si ahora actúa dentro de ellas o no. Esta misma semana, el fiscal del Tribunal Penal Internacional, con sede en La Haya, ha pedido que se emita una orden de detención contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu por indicios de crímenes de guerra y contra la humanidad.

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