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Reyes Rigo, la española de la flotilla acusada de morder a una funcionaria israelí, continúa encarcelada sin cargos

Las autoridades prolongan el arresto de esta activista mallorquina mientras investigan el supuesto mordisco, según la ONG Adalah

Reyes Rigo flotilla Gaza
Trinidad Deiros Bronte

Solo una de los 49 españoles de la Flotilla Global Sumud encarcelados la pasada semana en Israel continúa recluida en la prisión de máxima seguridad de Ketziot, en el desierto del Néguev, a unos 200 kilómetros al sur de Tel Aviv. Es Reyes Rigo Cervilla, una activista mallorquina de unos 50 años a quien se acusa de haber mordido a una funcionaria del servicio médico de la prisión el pasado domingo. Sin embargo, otros participantes de la Flotilla —todos ya de vuelta en España— han puesto en duda esa versión al denunciar que la mujer sufrió ese mismo día un episodio de gran violencia en el que los funcionarios de la cárcel llegaron a sacarla de una celda arrastrándola por el pelo.

Las autoridades israelíes aún no han presentado ningún cargo contra Rigo, ha explicado a este diario Suhad Bishara, directora de la ONG Adalah, que la semana pasada asumió la defensa legal de los algo más de 460 participantes en la flotilla. Un tribunal de la ciudad meridional israelí de Beersheba sí ha ampliado su detención hasta este miércoles, mientras se investiga la supuesta agresión.

Según la versión de la policía israelí, difundida en un comunicado, Rigo fue arrestada el domingo por la noche en el interior de la prisión y trasladada a una comisaría de la cercana localidad de Shkib al-Salam, después de que una funcionaria del servicio médico de la cárcel afirmara que le había mordido la mano izquierda. Ese supuesto mordisco le causó heridas leves, que requirieron tratamiento, siempre según esta versión oficial.

“Extrema violencia”

Los compañeros de Rigo han descrito, sin embargo, que ese día, funcionarios del penal arrastraron y sacaron de una celda “con extrema violencia” a la mujer agarrándola por el pelo y arrastrándola luego por el suelo, antes de conducirla a una celda donde quedó confinada en solitario, según ha declarado a su llegada a España Alejandra Martínez Velasco, otra mallorquina que también viajaba en la Flotilla.

Martínez Velasco regresó este martes de madrugada a España con el segundo grupo de 27 participantes en esa iniciativa expulsados a España. El lunes, un primer grupo de deportados (21 de los 49) había aterrizado en el aeropuerto de Madrid.

Estos activistas —y sus compañeros de otras nacionalidades expulsados a sus países— han denunciado maltrato, golpes, insultos, humillaciones y privación de agua, comida y medicamentos por parte de las autoridades israelíes. Algunos participantes han denunciado incluso haber sido encañonados con armas de fuego o amenazados con perros. El periodista de EL PAÍS Carlos de Barrón fue testigo de algunos de los abusos relatados por los activistas, que él mismo sufrió personalmente.

Nueve de los 462 participantes en la flotilla, cuyo fin era romper el bloqueo israelí llevando ayuda humanitaria a la Franja, siguen retenidos en Israel, según la organización de esta expedición humanitaria. Este miércoles por la noche se cumplirá una semana desde que Israel asaltó sus barcos en aguas internacionales.

“Aún no hemos podido acceder a los documentos del caso [de Reyes Rigo]”, ha explicado la directora de Adalah a este diario, antes de señalar que espera que la mujer “vuelva a casa muy pronto”. Suhad Bishara ha añadido que su ONG, que representó también al resto de detenidos de la Flotilla, ha presentado una solicitud para reunirse con la activista española este miércoles en la prisión de Ketziot.

El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ha asegurado que el Gobierno “mantiene la protección diplomática y consular hasta que la última española sea liberada”.

Un “acto de resistencia”

Rigo viajaba en el barco Adara, una de las alrededor de 40 embarcaciones que participaron en una Flotilla que Israel ha tratado de desprestigiar vinculando a sus organizadores con Hamás, sin ofrecer ninguna prueba de ello. La mujer trabaja como acupuntora en un centro de su propiedad, The House of Qi, situado en el barrio en el que creció en Palma de Mallorca, Son Espanyolet.

Cuando la nave en la que viajaba se encontraba a unas 200 millas náuticas (370 kilómetros) de Gaza, Rigo difundió un vídeo en redes sociales en el que aseguraba que el objetivo de la Flotilla no era solo “entregar ayuda humanitaria” sino que se trataba de “un acto de resistencia y dignidad”.

“Sumud, una palabra árabe que significa resistencia y firmeza, encarna la resiliencia del pueblo palestino tras casi 80 años de colonización, opresión y asedio sistemático. Esta flotilla amplifica esa fuerza: son barcos de conciencia que desafían el silencio, el apartheid, el capitalismo opresivo, el imperialismo y el encubrimiento global del genocidio palestino”, continuaba la mujer.

Rigo explicaba su decisión de unirse a la flotilla aludiendo a cómo “el silencio es complicidad, y alzar esta voz colectiva es un acto de humanidad. Porque la solidaridad entre los pueblos es una fuerza histórica”. Luego comparaba la Flotilla con las Brigadas Internacionales que durante la Guerra Civil llegaron a España para defender la Segunda República. “¡Palestina libre!“, concluía la mujer.

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Sobre la firma

Trinidad Deiros Bronte
Periodista de Internacional. Fue corresponsal en el Magreb y en África Subsahariana durante una década. Cubrió las primaveras árabes y las guerras en la República Centroafricana y Congo. Ha informado, como enviada especial, del conflicto en Oriente Próximo y la ofensiva de Israel en Gaza y Líbano. Se ocupa de Irán, Afganistán y el Golfo Pérsico.
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