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Tres muertos en Marruecos en el asalto a un cuartel durante las protestas que reclaman mejoras en sanidad y educación

Las autoridades de la localidad sureña de Laqliaa aseguran que los agentes actuaron en “legítima defensa” y abrieron fuego para repeler el ataque

Un joven permanece junto a un vehículo policial incendiado durante las protestas que reclaman reformas sanitarias y educativas, el miércoles en Salé, ciudad vecina de Rabat.Vídeo: EPV

Tres personas murieron este miércoles en Laqliaa, en el sur de Marruecos, durante un intento de asalto a un puesto de la Gendarmería Real, en el quinto día de protestas juveniles que sacuden varias localidades del país. Los efectivos de la Gendarmería abrieron fuego para repeler el ataque, según informaron las autoridades locales de la prefectura de Inezgane-Ait Melloul.

Las mismas fuentes indicaron que los atacantes intentaron apoderarse de municiones, equipo y armas de servicio del personal de la Gendarmería: “Los efectivos de la Gendarmería de Laqliaa se vieron obligados a usar sus armas de servicio en la noche del miércoles 1 de octubre de 2025 en legítima defensa para repeler el asalto al puesto de la Gendarmería Real”, apuntaron.

Más de dos tercios de los participantes en los actos violentos eran menores, según datos oficiales. Los disturbios se han registrado en 23 provincias y han provocado daños en 446 vehículos —entre ellos 271 coches policiales—, así como la destrucción de 80 instalaciones privadas y públicas, según el Ministerio del Interior marroquí difundidos este jueves.

Las protestas comenzaron el pasado sábado de forma pacífica en grandes ciudades como Rabat, Casablanca y Tánger, pero pronto se extendieron a otras zonas urbanas y rurales. A partir del martes por la noche derivaron en actos violentos, con enfrentamientos contra las fuerzas del orden que causaron decenas de heridos, daños materiales y cientos de detenciones.

Las protestas se han registrado después de que el pasado septiembre murieran ocho mujeres embarazadas a las que practicaron cesáreas en el hospital Hassan II, de la ciudad sureña de Agadir. Las ocho muertes —provocadas, según algunos medios locales, por el mal estado de los anestésicos— sacaron a la luz las carencias del sistema de salud público. Las manifestaciones fueron convocadas en la plataforma digital Discord por un grupo anónimo autodenominado GENZ 212 (generación Z, en referencia a quienes tienen entre 12 y 28 años), que incorpora en su denominación los tres dígitos del prefijo telefónico internacional de Marruecos (+212).

Además de Laqliaa, los disturbios se produjeron también en Sidi Bibi, otra pequeña localidad en la región de Agadir, y en Salé (vecina de Rabat), Tánger (norte), Tarudant (sur) o Kenitra (al sur de Rabat), según testimonios de periodistas en el lugar y vídeos compartidos en las redes.

En la ciudad de Salé, vecina de Rabat, en el barrio de Amal, un grupo de personas atacó e incendió una agencia bancaria y un comercio cercano. En Tánger, un restaurante de comida rápida perteneciente a una importante cadena internacional fue atacado, con su fachada destrozada y sus instalaciones dañadas, según informa el sitio digital Le360. En el poblado de Sidi Taibi, a unos 37 kilómetros al norte de Rabat, otro grupo apedreó un autobús y atacó una agencia bancaria, según informó un periodista local.

La Fiscalía de Marruecos ha advertido este jueves que los implicados en los disturbios pueden enfrentarse a penas de hasta cadena perpetua. El jefe del Departamento de la Acción Pública en la Fiscalía marroquí, Ahmed Wali Alami, afirmó este jueves en declaraciones a la agencia oficial MAP que estas acciones no están amparadas por la libertad de expresión y constituyen delitos sancionados con severas penas de prisión. Explicó que las condenas para delitos de violencia, vandalismo e incendios oscilan entre 10 y 20 años de cárcel, pero pueden alcanzar los 30 años e incluso la cadena perpetua si van acompañados de circunstancias agravantes.

La última vez que se produjeron manifestaciones de este tipo fue en noviembre de 2016, cuando el vendedor ambulante Mouhcine Fikri falleció triturado dentro de un camión de la basura en Alhucemas. Fikri intentaba recuperar la mercancía recién confiscada por la policía. Aquello despertó el sentimiento de humillación de los más débiles hacia el Estado y dio lugar a manifestaciones que se saldaron con cientos de detenidos a lo largo de varios meses.

El rifeño desempleado Naser Zafzafi se convirtió en líder de aquel movimiento llamado el Hirak del Rif, que tomó forma a finales de 2016 y durante 2017. Tras varios meses de protestas, Zafzafi fue condenado a 20 años de cárcel, acusado de atentar contra la seguridad del Estado. El rey Mohamed VI, que suele indultar en distintas festividades a miles de presos, nunca aplicó la medida de gracia a Zafzafi.

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