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El Consejo de Seguridad de la ONU reactiva las sanciones contra el programa nuclear iraní

El presidente Pezeshkian asegura que su país prefiere esa reimposición a las demandas “irrazonables” de EE UU

El Consejo de Seguridad de la ONU restableció en la medianoche de este viernes seis resoluciones adoptadas entre 2006 y 2010 contra Irán para limitar el programa nuclear y balístico de la República Islámica, después de que el Reino Unido, Alemania y Francia activaran el proceso de restablecimiento automático de sanciones el 28 de agosto al considerar que Teherán ha incumplido sus obligaciones de limitar dicho programa adquiridas en el acuerdo nuclear de 2015. En una votación que se saldó con nueve votos en contra, cuatro a favor y dos abstenciones, el máximo órgano ejecutivo de la ONU rechazó el último esfuerzo para retrasar la reimposición de las medidas.

EE UU abandonó en 2018 el pacto nuclear y reimpuso sanciones a Irán, que respondió acelerando paulatinamente su programa atómico. En virtud del acuerdo de 2015, la ONU había levantado las seis resoluciones, que ordenan la suspensión del programa nuclear, la congelación de activos de individuos y entidades vinculados al programa, el aislamiento financiero del régimen de los ayatolás para impedirle desarrollar sus planes, la inspección a buques y aeronaves, la prohibición de actividades relacionadas con misiles balísticos capaces de transportar armas nucleares y el embargo de armas y la congelación de fondos en el extranjero de la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite del régimen teocrático.

Desde Nueva York, donde ha participado en la Asamblea General de la ONU, el presidente iraní, Masud Pezeshkian, ha denunciado este sábado las demandas “irrazonables” de EE UU sobre su programa nuclear y afirmado que su país prefiere la restauración de las sanciones de la ONU a las exigencias “irracionales” de Washington. “Con las contrapartes europeas llegamos a conclusiones, pero la visión de Estados Unidos es diferente, y es natural que no hayamos llegado a un entendimiento sobre el mecanismo de reinicio rápido [de las sanciones], ya que la petición estadounidense es inaceptable”, ha dicho Pezeshkian a la televisión estatal iraní desde Nueva York, en declaraciones recogidas por la agencia EFE. Según Pezeshkian, Washington ofreció a Teherán una moratoria de tres meses a cambio de entregar todo el uranio enriquecido, una oferta “inaceptable”. “Con los europeos habíamos llegado a un acuerdo”, dijo el mandatario iraní a la prensa en Nueva York, según la agencia oficial IRNA.

Así pues, Irán ha elegido la reanudación de las sanciones como mal menor, y por considerar que estas resoluciones no tendrán un gran efecto al solaparse con las sanciones impuestas por EE UU desde 2018 en el marco de la llamada política de “máxima presión” del presidente Donald Trump en su primer mandato.

Un Irán asfixiado por años de un durísimo régimen de sanciones por su programa de enriquecimiento de uranio rubricó el acuerdo nuclear en 2015, sabedor de que incluía una espada de Damocles, el mecanismo de reinstauración automática de las sanciones contra la economía iraní que quedaron suspendidas gracias a ese pacto, y que este sábado ha vuelto a entrar en vigor aunque no se harán efectivas hasta dentro de unas semanas o meses.

Los promotores de la reinstauración de las sanciones han sido los tres países europeos que firmaron hace diez años el acuerdo que permitió congelar esas medidas, a cambio de que Irán aceptase no enriquecer uranio por encima del 3,75% y un severo régimen de inspecciones de su programa atómico, para garantizar que Teherán no fabricara armas nucleares, un propósito que la República Islámica siempre ha negado tener.

La reactivación de las sanciones tiene que ver con que el próximo 18 de octubre, el pacto nuclear cumplirá diez años y dejará de estar en vigor. De no haber iniciado el proceso para restablecerlas, el resultado habría sido la desaparición definitiva de todas las resoluciones previas de castigo contra Irán aprobadas por la ONU que el tratado dejó congeladas.

En la práctica, el pacto empezó a agonizar en 2018 con la retirada de EE UU, pese a que Irán cumplía escrupulosamente las cláusulas. Fue entonces cuando Teherán entonces a incumplir lo estipulado hasta llegar a enriquecer uranio al 60% de pureza, no muy lejos del 90% que se requiere para producir armamento nuclear.

Francia, el Reino Unido y Alemania consideran que Irán no ha cumplido las tres condiciones previas que le exigieron en agosto a cambio de una prórroga de seis meses de la suspensión de esas medidas, la misma que el Consejo de Seguridad acaba de rechazar. Las condiciones eran que Teherán retomara la negociación con Washington sobre su programa nuclear, cancelada tras los bombardeos israelíes y EE UU a Irán en junio, en pleno diálogo; un acceso sin restricciones a los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), y que la agencia atómica de la ONU supervisara y controlara los 400 kilos de uranio altamente enriquecido del país que se cree no fueron destruidos por esos bombardeos, y que podrían servir para fabricar varias armas atómicas

“Generar malestar y protestas internas”

Las autoridades iraníes, explica desde Teherán un analista cercano al Consejo Superior de Seguridad Nacional que habló con este diario bajo condición de anonimato, perciben la reimposición de las sanciones como “como un abuso y una distorsión del derecho internacional”. Sobre todo, porque en estos 30 días, desde el inicio de la activación del mecanismo rápido para reinstaurar las sanciones, Teherán se ha ofrecido a abrir de inmediato la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz a los inspectores del OIEA, según el portal regional Amwaj. Esa instalación subterránea les había estado vedada desde junio, cuando Israel y Washington bombardearon Natanz junto con otras instalaciones nucleares clave.

El 9 de septiembre, Irán y el OIEA alcanzaron también un acuerdo para que, en el plazo de 30 días, el país elaborara un informe sobre el estado de su arsenal de uranio, lo que en principio incluía los 400 kilogramos de ese mineral altamente enriquecido, una de las principales preocupaciones de Occidente. Teherán abrió la puerta a iniciar posteriores negociaciones para permitir el acceso de los inspectores internacionales.

Nada de esto ha servido. De ahí que las autoridades iraníes, subraya el analista, consideren que “el objetivo de estas sanciones es generar malestar social y provocar protestas internas”. Las medidas punitivas son vistas por Teherán como “el paso previo a un nuevo ataque israelí”. En 2018, la decisión de Trump de abandonar el pacto nuclear se atribuyó en gran parte a presiones por parte de Israel, que siempre se ha mostrado contrario a cualquier tipo de entendimiento con la República Islámica.

Aunque estas sanciones tendrán un indudable impacto en la ya maltrecha economía iraní, su alcance no llegará a provocar “un trastorno total” para una economía “que lleva décadas sometida a sanciones”, apunta Clément Therme, investigador experto en Irán del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri). En todo ese tiempo, el país ha aprendido a eludir esas medidas para sobrevivir económicamente, si bien ahora “el coste de hacerlo será mayor”, recalca Therme.

China y Rusia, contrarios

China y Rusia, aliados de Irán que han votado en contra del mecanismo de reinstauración de las sanciones —aunque no han podido ejercer su derecho de veto como miembros permanentes del Consejo, pues el acuerdo de 2015 excluía esa posibilidad—, han anunciado además que consideran ilegales esas sanciones. Por lo tanto, recalca Therme, “no van a mostrar una adhesión estricta” a imposiciones como los embargos a la cooperación en materia de defensa.

“La evolución de la situación dependerá no solo del restablecimiento de las sanciones sino de la respuesta de Irán”, destaca el experto. Teherán ha retirado este sábado a sus embajadores en Francia, el Reino Unido y Alemania y es verosímil que “suspenda su cooperación” con la agencia nuclear de Naciones Unidas.

De cualquier manera, subraya Therme, el retorno de las sanciones “aumenta las tensiones en la región y el riesgo de una nueva intervención militar israelí en las próximas semanas. Esto crea un contexto político favorable a la escalada militar”.

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