Putin desafía a Occidente al agradecer a China y la India sus “esfuerzos” para la paz en Ucrania
La OCS, nuevo eje de poder frente a Trump, exige adaptar la ONU al mayor peso de Asia en el mundo

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, utilizó este lunes la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) para demostrar a Occidente que no está completamente arrinconado y proyectar la imagen de que aún dispone de apoyos a pesar de tres años de guerra en Ucrania. Para Putin cada viaje al extranjero se ha convertido en un ejercicio de supervivencia diplomática desde que tomó la decisión de invadir Ucrania. Y en Tianjin ha encontrado uno de los pocos escenarios donde aún puede desplegar influencia. La coincidencia en este foro entre Putin y los líderes de los dos países más poblados del planeta, China y la India, ha supuesto la exhibición de un eje de poder alternativo al de los Estados Unidos de Donald Trump.
En la ciudad portuaria, situada al sureste de Pekín y que acoge estos días una cumbre en la que se configura un nuevo eje de poder frente a Estados Unidos, el mandatario ruso ha puesto en valor los “esfuerzos” y las “propuestas” de China y de la India encaminados a “facilitar la resolución de la crisis ucrania”. “Este conflicto no surgió como resultado de un ‘ataque de Rusia contra Ucrania’, sino como consecuencia de un golpe de Estado en Ucrania instigado por Occidente en 2014”, recoge la agencia estatal rusa Tass. El Kremlin invadió el país vecino en febrero de 2022, iniciando así una guerra que tres años y medio después sigue teniendo un final incierto.
El líder ruso también ha indicado que el entendimiento alcanzado en la reunión que mantuvo el mes pasado en Alaska con el presidente estadounidense, Donald Trump, “abre un camino” hacia una posible paz. No obstante, Putin ha insistido en que las “continuas tentativas de Occidente” de arrastrar a Kiev hacia la OTAN constituyen “una de las principales causas del conflicto”, cita Tass, ya que “representa una amenaza directa para la seguridad de Rusia”.
Además de verse con el líder chino Xi Jinping, Putin ha mantenido un encuentro bilateral con su homólogo indio Narendra Modi, en el que este ha dado “la bienvenida a todos los esfuerzos recientes que buscan la paz” y ha pedido que “todas las partes avancen de manera constructiva”, según informa el diario Times of India. “Debe encontrarse la manera de terminar ese conflicto lo antes posible y establecer una paz duradera. Es un llamamiento a toda la humanidad”.
El país más poblado del mundo soporta desde hace días el mayor arancel de EE UU a cualquier nación, solo igualado por el que impone a Brasil, con la justificación de que compra grandes volúmenes de petróleo ruso.
Este lunes, Putin también se ha visto cara a cara con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan. Ambos han puesto en valor los acuerdos bilaterales en materia energética y Erdogan le ha transmitido su disposición a arrimar el hombro para lograr la paz en Ucrania.
Declaración final
La cumbre de Tianjin, a la que han acudido más de 20 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el indio Modi, el iraní Masud Pezeshkian, o el bielorruso Alexandr Lukashenko —gran aliado de Putin—, ha sido presentada por el gigante asiático a bombo y platillo, como uno de los eventos diplomáticos más importantes del año.
Los líderes de los diez Estados miembros de la OCS han zanjado el encuentro con la firma, este lunes, de una declaración final que contiene menciones a Gaza pero no a Ucrania, en el que se pide adaptar la ONU a las realidades políticas y económicas actuales, se condenan las sanciones unilaterales y se abre la puerta a la creación de un banco de desarrollo propio, entre otras propuestas regionales. Un amplio grupo de líderes del Sur Global, en fin, enarbolando la bandera del multilateralismo.
Xi ha reivindicado este lunes el papel de la OCS como promotor del “verdadero multilateralismo” y como plataforma desde la que esbozar un nuevo orden económico y de seguridad que contrarreste la hegemonía de EE UU. Y ha reclamado un sistema internacional “más justo y razonable” y reforzado el mensaje de que Eurasia puede hablar con una sola voz. La foto de familia de los socios del bloque escenifica precisamente esa idea, con la convergencia de China, Rusia e India en su intento de proyectar unidad frente a un mundo sacudido por la fragmentación proteccionista iniciada por Trump.
La declaración final publicada refleja la ambición de los socios euroasiáticos de presentarse como un bloque capaz de marcar agenda en asuntos que van desde la seguridad regional hasta la gobernanza global. En el texto se expresa “la profunda preocupación por la escalada del conflicto entre Israel y Palestina” y se condenan las “acciones que han causado numerosas víctimas civiles y una catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza”. También enfatiza que “la única vía” para garantizar la paz y estabilidad en Oriente Próximo “es una solución completa y justa a la cuestión palestina”.
Los miembros también critican duramente “la agresión militar” perpetrada en junio “por Israel y EE UU contra Irán”, “en particular contra instalaciones nucleares de uso civil”, resalta el comunicado. Aquel ataque, prosigue el texto, “constituye una grave violación del derecho internacional”. Los diez socios subrayan que, “incluso en situaciones de conflicto armado, debe garantizarse la seguridad nuclear y la protección de las instalaciones atómicas”.
Aunque Putin sí se ha referido abiertamente a la guerra de Ucrania en su intervención ante sus socios, la declaración conjunta no hace ni una sola mención a la guerra en suelo europeo.
Acercamiento entre China y la India
La cumbre también ha estado marcada por el acercamiento entre China y la India, después de que los lazos entrasen en una espiral descendente en 2020, en plena pandemia, tras un enfrentamiento fronterizo que dejó una veintena de militares muertos en el Himalaya.
El domingo durante un encuentro bilateral con su homólogo indio, Xi enfatizó que las dos naciones más pobladas del planeta deben ser “socios y no rivales”, mientras que Modi sostuvo que la cooperación estable entre ambas potencias “es necesaria para una Asia multipolar acorde con las tendencias del siglo XXI”.
El primer ministro indio también enfatizó que Nueva Delhi y Pekín “reivindican la autonomía estratégica” y que sus relaciones “no deben ser vistas a través del prisma de un tercer país”, una declaración que no tardó en interpretarse como un mensaje a Trump. Y es que cada gesto de Modi en Tianjin se ha leído en clave doble: hacia Pekín y, también, hacia Washington.
26 miembros y 26 billones de PIB
La OCS —convertida ya en “la mayor organización regional del mundo”, como repiten estos días las autoridades chinas— cuenta con la participación de 26 países —diez son miembros de pleno derecho, 14 socios de diálogo y dos observadores—, con un PIB conjunto cercano a los 30 billones de dólares (casi 26 billones de euros).
El foro nació en 2001, impulsado por China, Rusia y cuatro repúblicas de Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán), con la prioridad de reforzar la seguridad en sus fronteras y coordinar la lucha contra el terrorismo. Desde entonces, se ha ampliado en tres ocasiones –en 2017, con la adhesión de India y Pakistán; en 2023, con la de Irán, y en 2024, con la de Bielorrusia–, extendiendo el alcance de una plataforma que, sin ser una alianza militar al estilo de la OTAN (carece de cláusulas de defensa mutua), se ha consolidado como foro para la cooperación política, económica y de seguridad bajo la batuta de Pekín y Moscú.
El encuentro en Tianjin constituye hasta ahora el evento más concurrido de cuantos se han celebrado, con la presencia adicional de 14 socios de diálogo —entre ellos, Turquía, Egipto, Myanmar—, de algunas monarquías del Golfo y de Armenia. Mongolia y Afganistán son observadores, aunque este último con estatus inactivo. También ha asistido Vietnam como invitado especial del país anfitrión.
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