Bruselas apuesta por suspender parcialmente el acceso de Israel a un programa científico de la UE
La medida, que será analizada por los Estados a partir del martes, es, aunque tímida, la primera sanción que propone la Comisión Europea en el marco del Acuerdo de Asociación con Israel

La Comisión Europea ha aprobado este lunes proponer la suspensión parcial de Israel de un programa de investigación científica, Horizon Europe, que se enmarca en el Acuerdo de Asociación bilateral con el Estado judío. Se trata de uno de los pasos más tímidos dentro del catálogo de opciones de que disponen los Estados para presionar al Gobierno de Benjamín Netanyahu ante la grave crisis humanitaria en Gaza. Pese a ello, es un gesto significativo de un Ejecutivo europeo que, bajo el mando de la alemana Ursula von der Leyen, muy criticada por su escasa firmeza ante Netanyahu, había evitado hasta ahora proponer ninguna sanción. Y es una muestra más de cómo el dramático deterioro de la situación humanitaria en la Franja está cambiando el tono en toda Europa.
“Esta suspensión es una reacción a la revisión del artículo 2 del Acuerdo de Asociación UE-Israel”, señala la Comisión en un comunicado respecto al artículo que enmarca las relaciones bilaterales en el respeto de los derechos humanos. “El respeto a esas obligaciones constituye una parte esencial de la cooperación UE-Israel bajo el Acuerdo, incluida la cooperación científica y tecnológica entre las dos partes”, agrega.
La propuesta pasa ahora a los Estados, que son los que, a partir de este martes, primero en una reunión de embajadores en Bruselas, deberán decidir si dan este pequeño —pero simbólico— paso de rechazo a la actuación de Israel. Para ello se requiere de una mayoría cualificada del Consejo de la UE, algo difícil en vista de la previsible reticencia de dos de los países más grandes, Alemania e Italia, pero no imposible, como habría sido la unanimidad que necesitan otras medidas más contundentes, como una suspensión total del Acuerdo o la del diálogo político que propuso, sin éxito, el anterior jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, a finales de 2024.
La decisión ha sido aprobada en el Colegio de Comisarios extraordinario celebrado en modo híbrido este lunes, dado que muchos han emprendido ya la pausa estival. La cita tenía dos asuntos estrella en el orden del día: uno era las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y la UE después del acuerdo que Von der Leyen selló el domingo con el presidente Donald Trump. El otro, el borrador que planteaba esta medida, que supone la primera suspensión parcial del Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel, el principal instrumento de intercambios políticos y comerciales bilaterales desde su entrada en vigor en 2000.
La división de los Veintisiete cuando se trata de Israel también existe en el propio Ejecutivo europeo. Por un lado, están comisarias como la belga Hadja Lahbib, responsable de Gestión de Crisis e Igualdad, o la española Teresa Ribera, vicepresidenta y comisaria de Competencia, partidarias de mostrarse enérgicas con Israel para que declare un alto el fuego y deje de vulnerar los derechos humanos en la Franja. Por otro, la propia Von der Leyen, a quien su amplio silencio e inacción frente a la catástrofe palestina le ha valido incluso una demanda de un grupo de juristas ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Ha sido, no obstante, a instancias de la presidenta de la Comisión que la propuesta ha entrado en agenda y, tras un debate “intenso y franco” entre quienes pedían medidas más contundentes y quienes no querían ningún gesto, se ha decidido proponer este “primer paso”, según fuentes conocedoras de las discusiones.

La medida forma parte de la lista de hasta 10 “opciones” que la actual alta responsable para Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, presentó a los ministros de Exteriores en su última cita en Bruselas, el 15 de julio, tras constatarse formalmente que Israel no estaba cumpliendo sus compromisos en materia de derechos humanos fijados en el Acuerdo de Asociación.
En esos momentos, y pese a las divisiones que siempre genera la cuestión israelí, el tono de Europa había empezado a endurecerse por el bloqueo israelí a la ayuda humanitaria para la población civil palestina. Sin embargo, un acuerdo opaco cerrado unos días antes por la propia Kallas con el Gobierno de Netanyahu, por el que este se comprometía a permitir un incremento “sustancial” de la entrada de la ayuda a Gaza, facilitó a los países más reticentes a cualquier gesto que pueda verse como una crítica a Israel a evitar, una vez más, dar un paso que requiere consenso o, cuanto menos, mayoría cualificada. No obstante, y ante las escenas del hambre aguda de los últimos días, la propia Kallas había dejado claro que “todas las opciones” seguían “sobre la mesa”, algo que ahora ha empezado a tener efectos prácticos.
La acción concreta que este lunes ha aprobado el Ejecutivo comunitario, la colaboración en el principal programa de investigación científica de la UE, afectaría sobre todo a start-ups israelíes que trabajan en proyectos de tecnología de uso dual (civil y de defensa) financiados dentro del Acelerador del Consejo de Innovación Europea (CIE). Este organismo, que se incluye dentro del programa Horizon, cuenta actualmente con un presupuesto de 10.100 millones de euros para “apoyar innovaciones revolucionarias a lo largo de todo el ciclo de vida, desde la fase inicial de investigación hasta la validación del concepto, la transferencia de tecnología y la financiación y expansión de empresas emergentes y pymes”.
Suspender parcialmente este programa es una de las medidas más suaves de las previstas en el abanico de opciones. Sobre todo cuando la propia Unión ha constatado hace ya semanas, de forma oficial, que en la Franja se están violando los derechos humanos.
Aun así, su impacto puede ser más grande que la medida en sí, sobre todo en vista de la agresiva respuesta de Netanyahu desde el momento en que supo que se revisaría sus órdenes en Gaza en el marco del acuerdo bilateral con la UE. La participación de Israel en el programa científico ha sido, además, largamente cuestionada en Bruselas.
El último encuentro entre la UE e Israel para discutir la participación de este país en el programa Horizon Europe tuvo lugar el 2 de abril en la capital belga. Para entonces, el Gobierno de Netanyahu llevaba ya un mes bloqueando toda entrada de ayuda humanitaria a Gaza y empezaban ya a elevarse algunas voces más que las habituales en Europa (aunque todavía tendría que pasar un mes antes de que la mayoría de las capitales hicieran los primeros movimientos concretos). En la cita, auspiciada por la Comisión, se analizó la cooperación hasta la fecha y se “exploraron nuevas vías”, según un comunicado oficial europeo. Y se celebraba el hecho de que Israel participa, actualmente, hasta en 909 proyectos del programa Horizonte, con más de 700 subvenciones.
Todo ello cuando ya varios medios y eurodiputados habían denunciado que en muchos de los proyectos aún en marcha o lanzados incluso después del comienzo de la ofensiva israelí en Gaza, tras el atentado de Hamás del 7 de octubre de 2023, participaban universidades o instituciones con estrechos lazos con el Ejército israelí. Según revelaba hace poco más de un año la organización investigadora Transitional Institute (TNI), desde el comienzo del conflicto, la UE ha aprobado al menos 130 proyectos de investigación en el marco del programa Horizonte Europa en los que participan entidades israelíes, que habrían recibido hasta 126 millones de euros. Al menos dos de esos proyectos, denunciaba el TNI, “financian directamente la Industria Aeroespacial Israelí (IAI), una de las mayores empresas armamentistas de Israel”.
Respondiendo a una pregunta parlamentaria de un grupo de eurodiputados de la Izquierda que, el pasado enero, reclamaron a la Comisión cómo era posible esta situación, la comisaria europea para Innovación y Start Ups, Ekaterina Zaharieva, aseguraba, a finales de abril, que “todas las actividades de investigación e innovación en proyectos llevados a cabo en el marco de Horizonte Europa deben centrarse exclusivamente en aplicaciones civiles” y que, específicamente, todos los proyectos en los que “participa IAI son de naturaleza puramente civil”. La decisión del Colegio de Comisarios de este lunes viene a contradecir o, al menos cuestionar, esta afirmación.

En cualquier caso, y en vista de la incapacidad hasta ahora del bloque comunitario de dar siquiera este paso, debido a la profunda división de los Estados miembros, la propuesta ahora adoptada demuestra hasta qué punto la situación en Gaza resulta humanamente insostenible y está forzando a los países europeos a presionar al Gobierno de Netanyahu.
Varios países, incluida la hasta ahora siempre reticente Alemania, han elevado el tono los últimos días ante las noticias de la hambruna entre la población gazatí, que está causando estragos, sobre todo entre los niños. El propio canciller alemán, Friedrich Merz, instó en una conversación telefónica a Netanyahu este fin de semana a hacer “todo lo que esté en su mano para lograr un alto el fuego inmediato” en la Franja y “hacer llegar ya a la población civil hambrienta en Gaza la ayuda humanitaria urgentemente necesaria”. El viernes, Merz ya había unido su firma a un duro comunicado con sus pares británico, Keir Starmer, y francés, Emmanuel Macron, exigiendo el fin de la “catástrofe humana” en Israel. Y en otro gesto simbólico, pero contundente, Francia ha confirmado que reconocerá en septiembre el Estado palestino.
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