Israel corta el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza para forzar a Hamás a aceptar sus términos del alto el fuego
Netanyahu torpedea el acuerdo y exige al movimiento islamista entregar en un día la mitad de los rehenes sin garantías de que acabará cumpliendo lo pactado: el fin de la guerra
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El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha anunciado este domingo el corte de la entrada de toda ayuda humanitaria para los más de dos millones de habitantes de Gaza. No es un castigo colectivo en represalia porque Hamás haya incumplido el acuerdo de alto el fuego, sino todo lo contrario: por su insistencia en ceñirse a lo pactado en enero, ahora que Israel y EE UU tratan de cambiarlo. El primer ministro israelí ha anunciado el cese inmediato de “toda entrada de bienes y suministros” al enclave, en el segundo día del mes sagrado musulmán de Ramadán, en el que la población celebra en familia la ruptura del ayuno y decora sus tiendas de campaña. Y “amenaza con consecuencias adicionales” si el movimiento islamista “sigue en su posición”. Hamás habla de “chantaje barato” y “golpe” al acuerdo, y pide la intervención de los otros dos mediadores, Egipto y Qatar. A esto se suma la muerte de cuatro palestinos por fuego israelí, que pone aún más de relieve la fragilidad del pacto justo tras cumplirse ―esta medianoche― los 42 días de la primera de las tres fases de la tregua.
Este domingo debería haber comenzado la segunda. Es la que implica el fin de la guerra, la plena retirada de las tropas israelíes, la entrega por Hamás de todos los rehenes vivos y la excarcelación de otros cientos de presos palestinos, según el texto que rubricaron las partes en diciembre.
Pero Netanyahu lleva tres semanas boicoteando su negociación, así que la primera fase ha concluido sin acuerdo sobre su continuidad. Israel la da por acabada. El texto del pacto señala que “todos los procedimientos de la primera fase” continuarán mientras se sigan negociando “las condiciones de implementación de la segunda fase”, pero no ha llegado a suceder. Israel tampoco ha comenzado a retirar esta semana sus tropas de la frontera entre Egipto y Gaza, como le obligaba el acuerdo tras recibir los últimos de los 33 rehenes de la primera fase.
A última hora de este sábado, Israel exigió a Hamás una prórroga de 50 días de la primera fase, condicionada a que entregase el primer día a la mitad de los 59 rehenes (Israel da por muertos al menos a 33) que aún tiene en sus manos, de los más de 250 que las milicias palestinas tomaron en su ataque del 7 de octubre de 2023. Hamás entregaría la otra mitad si se alcanzase un acuerdo sobre un alto el fuego permanente.
Es, por tanto, una suerte de propuesta de aplazar aún más el diálogo sobre la segunda fase, al que Hamás llegaría con 30 rehenes en sus manos, en vez de 75, como hubiese pasado el 3 de febrero, la fecha que estipulaba el acuerdo. Si Hamás la aceptase, seguiría laminando su única baza negociadora sin que Israel cumpla el compromiso que firmó: poner fin a la guerra en Gaza. En la primera fase, Hamás entregó 33 rehenes israelíes y cinco tailandeses (al margen del pacto), mientras que Israel liberó a cerca de 2.000 presos palestinos (la mayoría tomados durante la invasión de Gaza o encarcelados sin cargos) y se retiró de varias posiciones.

Netanyahu ha presentado la propuesta de los 50 días como una iniciativa del enviado especial de Trump para Oriente Próximo, Steve Witkoff, aunque no se había hecho pública antes. El número de días coincide con la duración del Ramadán y, después, de Pesaj, la Pascua judía, que concluirá en torno al 20 de abril. EE UU es, técnicamente, uno de los tres garantes del cumplimiento del acuerdo.
El ministro de Exteriores de Israel, Gideon Saar, se ha pronunciado sobre el tema en una rueda de prensa en Jerusalén con su homólogo croata, Gordan Grlić Radman. Argumenta que no prorrogará “gratis” la primera fase. “Estamos dispuestos a continuar las negociaciones, incluido sobre la segunda fase, sobre la base de nuestros principios, a cambio de la liberación de rehenes”, ha señalado.
Hamás ha calificado la suspensión de la ayuda humanitaria de “chantaje barato, crimen de guerra y golpe de Estado flagrante contra el acuerdo” y acusa a Netanyahu de tratar de “imponer sobre el terreno hechos políticos” que no ha conseguido en el campo de batalla, como la demanda de que renuncie a las armas y exilie a sus líderes. El partido-milicia islamista no se cierra en banda a acordar las condiciones de prórroga de la primera fase, para dar tiempo a acordar la transición a la segunda. De hecho, su portavoz Hazem Qassem rechazaba en un comunicado el sábado la “formulación”, no la posibilidad.
Nutrición
Desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, a raíz del ataque de Hamás, Israel ha empleado el hambre como arma de guerra. Como estaba estipulado, el alto el fuego ha disparado la entrada de ayuda humanitaria en un territorio en el que el 96% de los niños de 6 a 23 meses de edad, embarazadas y lactantes no reciben los nutrientes necesarios por la escasa diversidad de alimentos, según datos del denominado clúster global de nutrición, una alianza de ONG y agencias de la ONU que lidera Unicef, la encargada de la infancia.
Las autoridades militares israelíes cifran en 21.000 los camiones con ayuda humanitaria que han entrado en Gaza durante la tregua. No han cumplido, en cambio, el compromiso de permitir el acceso de caravanas, como refugio temporal de quienes han perdido sus casas en los bombardeos.
Aunque los problemas logísticos han dificultado la distribución, los gazatíes han pasado de depender sobre todo de comida envasada ―con alertas de la ONU sobre el riesgo de hambruna― a encontrar en los mercados y puestos de distribución más verduras, frutas y carne congelada. En los vídeos de Gaza puede verse en las últimas semanas incluso la reapertura de puestos de shawarma.
Bezalel Smotrich, el ministro de Finanzas y principal apoyo ultraderechista de la coalición de Netanyahu, ha definido el bloqueo de la ayuda humanitaria como un “paso importante en la dirección correcta” que completar, abriendo las puertas del infierno (como amenazó Trump y han añadido a su vocabulario los ministros de Netanyahu), “lo más rápido y letalmente posible hasta obtener la victoria total”.
En este contexto, la jornada ha sido además particularmente sangrienta, con cuatro muertos y seis heridos en distintos ataques israelíes en la Franja. El ejército israelí ha asegurado en un comunicado que las tropas ―que pueden permanecer en una zona tampón dentro del enclave en esta primera fase de la tregua― atacaron a “varios sospechosos” a los que “identificaron colocando un artefacto explosivo”.
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