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Biden, sobre el contenido de la carta que dejó a Trump: “Eso queda entre él y yo”

Tanto el traspaso de la residencia de los presidentes de Estados Unidos como la toma de posesión siguen un protocolo milimetrado para mantener la tradición

Los presidentes de Estados Unidos Joe Biden y Donald Trump
Los presidentes de Estados Unidos Joe Biden y Donald Trump salen juntos de la Casa Blanca hacia la ceremonia de investidura del republicano en el Capitolio en WashingtonWILL OLIVER / POOL (EFE)
Macarena Vidal Liy

“Bienvenidos a casa”. El ya expresidente de EE UU, Joe Biden, y su esposa, Jill, han recibido este lunes con estas palabras a los nuevos inquilinos de la Casa Blanca, Donald Trump y su mujer, Melania. Empezaba así un ritual paralelo a la ceremonia de toma de posesión en el Capitolio, mucho más discreto, pero tan planificado como la investidura que se ha desarrollado en la Rotonda de la sede del Congreso estadounidense: el de la mudanza de los nuevos inquilinos.

La investidura es uno de esos momentos en la vida política estadounidense en los que todo tiene que estar previsto y milimetrado y la tradición dicta cada movimiento que se da. El republicano es experto en saltarse los protocolos: hace cuatro años, en su marcha tras el primer mandato, hizo caso omiso de todos. Pero esta vez se siguieron a rajatabla, o casi.

La residencia presidencial ha amanecido con un aire nostálgico, de despedida. Un aire al que contribuyen las tribunas levantadas desde hace semanas en su perímetro para un desfile de celebración cancelado por la misma ola de frío polar en Washington que ha obligado a trasladar la toma de posesión al interior del Capitolio.

Las oficinas del Ala Oeste ya se despoblaron a lo largo del fin de semana. En la mañana de este lunes, los despachos del área de prensa están vacíos, los ordenadores apagados, apenas un puñado de funcionarios organizando a los grupos de periodistas para los momentos finales del mandato de Biden. Más allá, algún alto cargo regresa para recoger algún objeto en el último minuto. En el perímetro de seguridad exterior, el enviado especial de Biden para Oriente Próximo, Brett McGurk, espera pacientemente a que el servicio secreto autorice las entradas en la Casa Blanca, paralizadas durante unos minutos mientras la comitiva de Trump se desplaza a una iglesia cercana.

Donald Trump saluda a Joe Biden en presencia de Ivanka Trump y Tiffany Trump, este lunes en el Capitolio.
Donald Trump saluda a Joe Biden en presencia de Ivanka Trump y Tiffany Trump, este lunes en el Capitolio. Chip Somodevilla (via REUTERS)

El primer paso en el protocolo ha sido el saludo de los Biden al nuevo presidente en el pórtico de la Casa Blanca. Trump se ha hecho esperar un poco tras haber asistido a un servicio religioso en la iglesia de San Juan Bautista, frente a la residencia presidencial. Ha llegado 15 minutos después del horario previsto inicialmente. Mientras tanto, Biden se ha reunido por última vez con el personal de la Casa Blanca para despedirse. Entre los regalos que ha recibido está la bandera que ondeaba sobre el edificio cuando él tomó posesión del cargo el 20 de enero de 2021.

El saludo entre las dos parejas ha sido cordial, al menos ante las cámaras. Y muy breve. Ellos, de traje y corbata, la de Trump con su habitual toque rojo. Jill Biden, con un vestido azul eléctrico, y Melania Trump, con una enorme pamela que en la posterior ceremonia ha sido un problema para que su marido la pudiera besar tras jurar el cargo. Al saludarse, ninguno de los dos presidentes se ha dirigido a los periodistas.

El segundo acto ha sido un desayuno privado de las dos parejas en la Casa Blanca. Un rato supuestamente distendido, para traspasar la titularidad de la residencia. Biden, según explicó a los periodistas, ha cumplido también con otro de los ritos del cambio de presidencia: dejar una carta manuscrita a su sucesor en los cajones de la mesa del Despacho Oval, con sus reflexiones o consejos. ¿Qué le ha transmitido en la misiva? “Eso queda entre Trump y yo”, ha comentado a los periodistas. ¿Sus ideas en el día de traspaso del poder? “Alegría”, ha respondido sucinto. Y tras un momento de reflexión, ha añadido: “Esperanza”.

Ambos dirigentes, también como prevé el protocolo, se han trasladado juntos al Capitolio para la ceremonia de investidura. En la Casa Blanca ha comenzado entonces el proceso de mudanza: camiones blancos se han llevado las pertenencias de los Biden y muebles de la Administración saliente. Y otros han llegado con los nuevos. En el Despacho Oval, el retrato de Andrew Jackson que lo presidió en el primer mandato de Trump recuperaba el lugar de honor y sustituía al de Franklin D Roosevelt que había elegido Biden. También regresaba la llamada “alfombra Reagan”, que adornó el despacho durante los mandatos del presidente número 40 (1981-1989) y en la primera legislatura trumpiana.

El presidente estadounidense, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, junto al presidente electo Donald Trump y a Melania Trump, este lunes en la Casa Blanca.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, junto al presidente electo Donald Trump y a Melania Trump, este lunes en la Casa Blanca.WILL OLIVER / POOL (EFE)

A mediodía, en el Capitolio, Donald Trump ha jurado el cargo y pronunciado un discurso en el que ha desgranado cuáles serán sus principales políticas, y ha anunciado una serie de medidas legislativas. De inmediato, la nueva Casa Blanca ha enviado su primer comunicado: una lista de las prioridades de la nueva Administración y las iniciativas adelantadas por el ya presidente: desde el despliegue de las fuerzas armadas estadounidenses en la frontera sur a la declaración de que solo existen dos sexos, el masculino y el femenino, pasando por la promesa de recuperar el control del canal de Panamá.

La página web de la Casa Blanca, durante la era de Joe Biden un mero portal oficial, de aspecto ligeramente aburrido, ha pasado a abrirse con un vídeo de medio minuto protagonizado por Trump, repleto de imágenes de los mítines de campaña, de momentos en el Despacho Oval en su primer mandato, del sello presidencial. Y, tras el vídeo, una declaración de principios, y un cierto troleo hacia Biden: “Estados Unidos está de vuelta”, el lema que el demócrata proclamó a los países aliados tras ganar a Trump las presidenciales de 2020.

“Cada día lucharé por vosotros con cada aliento de mi cuerpo. No descansaré hasta que hayamos conseguido los Estados Unidos fuertes, seguros y prósperos que nuestros hijos merecen y vosotros también. Esta va a ser de verdad la era dorada de Estados Unidos”, promete el breve mensaje, ilustrado con una imagen en la que el nuevo mandatario apunta con el dedo hacia el horizonte.

Terminada la ceremonia en la sede del Congreso, el flamante presidente y su predecesor participaban en otro de los ritos de este día: un almuerzo en el Capitolio de homenaje al ya exjefe de Estado. Pocas horas más tarde, llegaba el desembarco formal: los nuevos cargos de la Casa Blanca tomaban posesión de sus puestos. Las oficinas comenzaban a llenarse de caras nuevas. Llegaba Donald Trump, que desde el Despacho Oval recién decorado firmaba una orden ejecutiva tras otra: desde una prórroga para la plataforma de vídeos cortos TikTok, hasta la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, pasando por el regreso de Cuba a la lista de países promotores del terrorismo. Empezaba la Administración número 47 de Estados Unidos.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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