Los rebeldes de Siria derrocan al régimen de El Asad tras 13 años de guerra y el dirigente se refugia en Moscú
El Estado Mayor notifica la caída a los oficiales y pide la rendición a los soldados. Miles de personas lo celebran en la plaza principal de la capital
Tras la caída de los dictadores Zin el Abidín Ben Alí en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto, la Primavera Árabe floreció en Siria en marzo de 2011 con un grafiti anónimo en la ciudad sureña de Deraa: “Te llegó el turno, doctor”, en alusión al presidente, Bachar el Asad, licenciado en Medicina. Trece años de sangrienta guerra civil más tarde y en apenas 11 días de ofensiva relámpago, las tropas rebeldes han tomado este domingo Damasco, la capital del país y centro de la cúpula de poder, sin encontrar resistencia. El Asad ha escapado junto a su familia a Rusia, donde se les ha concedido asilo político. El régimen sirio se ha desmoronado como un frágil castillo de naipes y miles de personas se han concentrado en la plaza de los Omeyas, la principal de la urbe, para celebrarlo, entonando cánticos gobernados por la palabra “Libertad”. Las milicias rebeldes han decretado un toque de queda desde las cinco de la tarde a las cuatro de la mañana.
El Estado Mayor del régimen notificó a los oficiales durante la madrugada el fin de la dictadura y pidió a los soldados que aún no lo habían hecho, que se rindieran. El primer ministro, Ghazi al Jalali, que asumió el cargo el pasado septiembre, manifestó su disposición a cooperar con el nuevo liderazgo que elijan ahora los sirios. El país está “libre de El Asad”, anunció a los rebeldes tras su entrada en Damasco.
A primera hora de la mañana, un grupo de milicianos irrumpió en la sede de la televisión estatal y anunció la “liberación” de Damasco y “la caída de la tiranía de Bachar el Asad”, quien se aferró al poder durante 24 años. Los insurgentes agregaron que habían “liberado a todos los oprimidos de las prisiones del régimen”. Poco antes de que los rebeldes tomaran la televisión pública, miles de ciudadanos ya festejaban el fin de la dictadura en las calles de la capital, como muestran innumerables imágenes difundidas en las redes sociales. En algunos vídeos se ve a militares quitándose en silencio el uniforme, antes de la llegada de los rebeldes a Damasco, para quedarse en ropa civil. En el aeropuerto de la capital se grabaron escenas de caos, con gente corriendo, pantallas luminosas marcando la cancelación de vuelos y la ausencia del personal de seguridad.
La caída de Damasco ha sido la culminación de la ofensiva lanzada el 27 de noviembre por una amalgama de milicias rebeldes, lideradas por la fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (HTS), con raíces en Al Qaeda pero hoy desligada del grupo terrorista. Hace 11 días, HTS lanzó su ofensiva sorpresa contra el ejército del régimen desde la provincia de Idlib, en el noroeste, durante años el último reducto de estas fuerzas insurgentes. Lo hizo en coordinación con el Ejército Nacional Sirio (ENS), vinculado a Turquía, que avanzó desde el noroeste de Alepo, combatiendo también contra las milicias kurdas, enemigas de Ankara, que controlan en torno al 40% del país. En el sur de Siria, grupos locales que se levantaron en armas hace apenas dos días, ocuparon rápidamente tres de las 14 capitales provinciales del país, Deraa, Suweida y Quneitra, y comenzaron a penetrar el sábado por la noche en los barrios meridionales de la capital, mientras los grupos capitaneados por HTS alcanzaban la periferia de la urbe desde el norte.
A mediodía de este domingo, el Ministerio de Exteriores de Rusia, aliado del régimen de El Asad, confirmó que el dictador había abandonado Siria, aunque no dio pista alguna sobre su paradero. “Como resultado de las negociaciones entre Bachar el Asad y varios participantes en el conflicto armado en el territorio de la República Árabe Siria”, señaló el ministerio en un comunicado, “ha decidido dejar el cargo presidencial y abandonar el país, dando instrucciones para llevar a cabo la transferencia de poder pacíficamente”. A última hora de la tarde, la agencia de noticias rusa Interfax anunció que “el presidente sirio Bachar el Asad y su familia han aterrizado en Moscú y se les ha concedido asilo por razones humanitarias”.
“Los revolucionarios de Deraa han avanzado antes de lo pactado”, asegura a EL PAÍS Jaled Joya, expresidente de la Coalición Nacional Siria, alianza de las fuerzas políticas opositoras. Joya sostiene que hubiera sido preferible la llegada a Damasco primero de la ofensiva desde el norte, liderada por HTS: “Si bien están catalogados como una organización terrorista, están mejor organizados, tienen una jerarquía y una cadena de mando estricta”. En cambio, arguye, no ocurre así con las fuerzas del sur, lo que ha desatado cierta desorganización y caos en la capital. “No han declarado qué institución se encargará de la transición ni quién gobierna ahora mismo Siria”, lamenta Joya, informa Andrés Mourenza desde Estambul.
El ministro del Interior, Mohammed al Rahmun, aseguró este mismo sábado que un “cordón de seguridad y militar muy sólido” protegía la capital, en la que residen en torno a 2,5 millones de personas. Lo único que los rebeldes encontraron al entrar en Damasco fueron calles vacías.
Los rebeldes habían venido tomando durante los últimos días sin prácticamente esfuerzo ciudades de peso (Alepo, Hama…), y la revuelta iba prendiendo en paralelo en otras zonas del país, con quemas y derribos de bustos y figuras de los El Asad, el padre (Hafez) e hijo (Bachar) que gobernaron Siria durante medio siglo con puño de hierro. Los soldados del régimen huían, se entregaban o replegaban sin apenas presentar batalla. Miles de ellos han cruzado a Irak, alguno tras andar hasta 30 kilómetros, y han entregado allí sus armas.
Ya a última hora del sábado, los rebeldes dieron otro golpe clave, al tomar la tercera ciudad del país, la estratégica Homs, cortando la comunicación entre Damasco y las provincias costeras de Tartús y Latakia, el feudo de la minoría alauí —una rama del islam chií— de la que procede la familia El Asad. Poco antes, tanto los países que acudieron en ayuda del régimen durante el último decenio, como Irán y Rusia —que tiene una base naval en Tartús y una aérea en Latakia—, como los que habían apoyado a los rebeldes, como Qatar y Turquía, se unieron de forma insólita para reclamarle en un comunicado conjunto que alcanzase un acuerdo político para poner fin a la guerra. El domingo por la noche, la agencia rusa Interfax aseguró: “Funcionarios rusos están en contacto con representantes de la oposición siria, cuyos líderes han garantizado la seguridad de las bases militares y sedes diplomáticas rusas en el territorio de Siria”.
Ese acuerdo pasaría ahora por sentar en la mesa de diálogo a los diferentes actores políticos. Al frente de las principales fuerzas de oposición se sitúa el llamado Gobierno Interino Sirio, en el que se encuadra la Coalición Nacional Siria que, desde el inicio de las revueltas, en marzo de 2011, ha tratado desde Turquía de encarnar una alternativa a El Asad. No obstante, y pese al apoyo explícito de Occidente durante los primeros años de conflicto, en especial de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, esta coalición, que tiene al Ejército Nacional Sirio como aliado militar, ha perdido de forma notable peso específico. La caída del régimen no supone el control por parte de las fuerzas rebeldes de todo el territorio, ya que las Fuerzas Demócratas Sirias, la coalición de milicias kurdas, controlan más de un tercio de la superficie total y en los últimos días ganaron posiciones al régimen en el este del país. El ENS, que ya ha arrebatado de manos kurdas varias localidades desde el inicio de su ofensivas, informó este domingo de que había iniciado un ataque sobre la ciudad de Manbij.
Un nuevo frente para Israel
El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Herzi Halevi, aseguró este domingo que Siria se ha convertido en el cuarto frente en el que mantiene una operación terrestre, sumándose a Gaza, Cisjordania y Líbano. Poco antes, tropas de Israel iniciaron el despliegue en la zona desmilitarizada en la frontera entre los Altos del Golán, territorio sirio que Israel ocupa desde 1967, y Siria, bajo el pretexto de frenar amenazas y asistir a las fuerzas de la misión de paz de la ONU allí apostadas. La Liga Árabe manifestó su “condena total” a los intentos de Israel de “aprovecharse ilegalmente” de la situación interna en Siria, ya sea mediante la ocupación de más territorios en los Altos del Golán o considerando terminado el acuerdo de 1974 de separación de fuerzas entre ambos países.
La red de activistas sirios Daraa 24 alertó de varios bombardeos que atribuyó a Israel en varias zonas del sudoeste del país. Medios sirios también informaron a lo largo de la tarde de bombardeos de la aviación israelí, algunos de ellos en Damasco. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visitó por la mañana a unas tropas desplegadas en los Altos del Golán y, por la tarde, afirmó a familiares de rehenes que permanecen secuestrados por milicias palestinas en Gaza que la caída del régimen en Siria puede facilitar un acuerdo de tregua en la Franja que permita su liberación.
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