Los rebeldes sirios toman la mayor parte de Alepo y avanzan hacia el sur
El régimen de El Asad y la aviación rusa bombardean la segunda ciudad del país por primera vez desde 2016, provocando un alto número de víctimas civiles
Las defensas del régimen sirio, que hasta hace unos meses parecían sólidas gracias al apoyo de Irán y Rusia, se están desmoronando como un castillo de naipes una vez que Moscú ha destinado parte de sus fuerzas a la invasión de Ucrania y las fuerzas proiraníes, particularmente Hezbolá, han quedado debilitadas por los ataques israelíes. Este sábado, el ejército regular se retiró de Alepo, la segunda ciudad del país, ante el imparable avance de la operación conjunta entre el grupo salafista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y facciones rebeldes del llamado Ejército Nacional Sirio (ENS), que desde su entrada el viernes en los barrios del oeste han logrado extender rápidamente su control a la mayor parte de la ciudad, así como avanzar hacia el sur en dirección hacia Hama, que también ha sido evacuada precipitadamente por el ejército.
Mientras las fuerzas leales al dictador Bachar el Asad y parte de la población huían de Alepo, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por las milicias kurdas, han enviado refuerzos a los barrios del norte y el este donde mantienen su presencia y se han producido combates puntuales contra los rebeldes islamistas.
El régimen y la aviación rusa han bombardeado Alepo —por primera vez desde que recuperasen su control en 2016— para tratar de detener el avance insurgente, una ofensiva que ha matado a un alto número de civiles, según señalan fuentes tanto rebeldes como kurdas. “En represalia por los avances de las fuerzas de oposición, los cazas sirios y rusos, como es habitual, se han cebado atacando a los civiles”, denunció una fuente local desde Alepo consultada por este diario.
Especialmente sangriento ha sido un ataque contra varios vehículos civiles en la rotonda de Al Basel, en el este de Alepo, matando al menos a 16 personas e hiriendo a otras 20, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). En vídeos del ataque compartidos con este diario se pueden ver numerosos cadáveres calcinados y desmembrados. Según el OSDH las bajas militares desde el inicio de la ofensiva el pasado día 27 ascienden a cerca de 300 y hay varias decenas de muertos civiles, la mayoría por bombardeos aéreos rusos y sirios en zonas bajo control rebelde.
La supervivencia de Asad —y el futuro de la guerra de Siria— dependerá en buena medida de lo que se decida en otras capitales. Durante el sábado, los ministros de Exteriores de Irán, Rusia y Turquía conversaron por teléfono a varias bandas y se anunció que el jefe de la diplomacia iraní, Abás Araqchi, visitaría Damasco el domingo y Ankara el lunes para tratar la crisis siria. Varios medios y fuentes han informado de que El Asad se encuentra en Moscú desde hace dos días, aunque este diario no ha podido verificarlo de manera independiente.
El mando del ejército de Siria anunció que su retirada de Alepo es “temporal” y destinada a reagruparse a la espera de la llegada de refuerzos. “El gran número de terroristas y la multiplicación de los frentes de combate han llevado a nuestras Fuerzas Armadas a emprender una operación de reagrupamiento destinada a reforzar las líneas defensivas y absorber el ataque, preservar la vida de los civiles y soldados y prepararse para una contraofensiva”, señaló en un comunicado en el que promete “expulsar” a los rebeldes y “restaurar el control del Estado”.
Sin embargo, las imágenes que transcienden de la ciudad indican que la retirada está siendo de todo menos ordenada y medios de la oposición a El Asad aseguran que los rebeldes han emboscado y matado al general a cargo de la seguridad militar de Alepo. Las autoridades también han clausurado todos los vuelos desde el aeropuerto de Alepo —al este de la ciudad— cuyo control tomaron las FDS para, al final de la tarde del sábado, dejarlo en manos de los rebeldes.
“Prometemos salvaguardar las vidas y las propiedades y preservar los derechos de todos los ciudadanos en las zonas liberadas”, afirma un comunicado firmado por el Gobierno de Salvación —que controla la provincia de Idlib y está dominado por HTS— y el mando de la operación Disuadir la Agresión, como se ha bautizado la ofensiva lanzada el pasado miércoles y que en principio estaba destinada a alejar el frente de las zonas más pobladas bajo control rebelde tras el incremento de los ataques rusos y del régimen sirio.
La mayor ofensiva en la guerra en cinco años
Pese al objetivo inicial, la operación se ha terminado convirtiendo en la mayor ofensiva registrada en la guerra civil siria desde hace al menos cinco años. De hecho, los rebeldes han tomado el control de importantes localidades como Saraqib, en la intersección entre las autovías M5 —que conecta Alepo y la capital, Damasco— y M4, que conecta Alepo con la ciudad costera de Latakia. Asimismo, los combatientes de HTS han lanzado otro ataque hacia el sur y se han hecho con Marat al Numan y otras localidades hasta recuperar prácticamente el control total de la provincia de Idlib.
Desde allí, han avanzado más de 25 kilómetros hacia el sur, ocupando localidades sin apenas resistencia en dirección a Hama, otra de las grandes ciudades sirias. Las imágenes que trascienden desde Hama indican que también de allí se retiró el ejército, pocas horas antes de que los rebeldes penetrasen en la ciudad; si bien con la caída de la noche las tropas gubernamentales contraatacaron empujando a los rebeldes fuera del casco urbano.
En paralelo, fuerzas del ENS —un conglomerado de facciones apoyadas por Turquía— han iniciado una operación desde Al Bab, en el norte de la provincia de Alepo. Turquía, también ha bombardeado posiciones de las milicias kurdas en torno a Tel Rifat, un enclave en manos de las FDS y con presencia de militares rusos al norte de Alepo.
“En nuestra zona los soldados del régimen están huyendo porque no llega apoyo ni refuerzos”, explica por teléfono a EL PAÍS el comandante de una brigada del grupo Faylaq al Majd, adscrito al ENS, destacado en el frente de Al Bab. “Están entregando sus posiciones a los ‘perros de Kandil”, afirma, utilizando un nombre despectivo para las milicias kurdas: “Y los perros de Kandil están presentando resistencia en nuestra parte del frente, pero en otras estamos haciendo muchos avances. También en Alepo, donde están parte de mis tropas. Tienen la moral muy alta”. No en vano, desde Al Bab, las fuerzas rebeldes han penetrado una veintena de kilómetros en territorio del régimen y de las milicias kurdas en apenas medio día de combates.
A pesar de los llamamientos rebeldes de que se respetará a la población, miles de civiles han huido de Alepo, según publicó la agencia Reuters citando a varias fuentes. Catorce años de guerra civil y matanzas han exacerbado los odios entre la población que apoya a cada bando y que se divide —a grandes rasgos— entre kurdos (muchos de ellos partidarios de las FDS), árabes suníes (en los que se apoyan los grupos rebeldes) y árabes chiíes alauitas (columna vertebral del régimen de Asad), así como cristianos y otras minorías.
“El objetivo del régimen al entregar sus posiciones a los kurdos es que haya enfrentamientos con los rebeldes islamistas. Pero creo que se pueden prevenir, porque ahora HTS es mucho más pragmático y se podría llegar a un acuerdo para compartir la ciudad entre rebeldes y milicias kurdas”, asegura a este periódico Jaled Joya, expresidente de la Coalición Nacional Siria, la principal coalición opositora. De hecho, el portavoz del Ministerio de Exteriores de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria, Kamal Akif, afirmó en declaraciones a la agencia ANHA que las milicias kurdas prefieren que no haya confrontación con ninguna de las partes.
La estrategia del régimen, prosigue Joya, es similar a la que practicó antes de la intervención de Rusia en 2015: “Retirarse a la capital, Damasco, y a las zonas costeras (Tartus y Latakia) de mayoría alauí”.
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