La Eurocámara da luz verde a la Comisión Europea más derechizada de las últimas décadas con Teresa Ribera como número dos
El PP de Feijóo, que ha votado en contra del Ejecutivo comunitario pese a tener 14 comisarios populares, carga contra la vicepresidenta española
Luz verde a la Comisión Europea más derechizada de las últimas décadas. El Parlamento Europeo ha confirmado este miércoles, con 370 votos a favor de un total de 688 sufragios emitidos, al nuevo Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen, con la española Teresa Ribera como número dos, con una potente vicepresidencia verde y la cartera de Competencia. Ha sido la mayoría más ajustada desde principios de siglo: ha tenido 282 votos negativos, entre ellos los de los eurodiputados del Partido Popular español de Alberto Núñez Feijóo. La pelea política, el bloqueo durante dos semanas del PPE a la nueva comisión siguiendo la senda de Feijóo contra la española, y el acercamiento de parte de los conservadores a la ultraderecha han restado votos. La polarización cristaliza en el Parlamento Europeo. Von der Leyen fue confirmada para una segunda legislatura en julio con 401 apoyos.
“El centro resiste”, ha defendido, pese a todo, la conservadora alemana tras la votación en una Eurocámara en la que es cada vez más patente que la extrema derecha —dividida en tres familias políticas— ha aumentado desde las elecciones europeas de junio. Esta vez, un 55,7% ha apoyado a la nueva Comisión. En 2019, en su primer mandato, el equipo de entonces recibió un 65% de los votos.
El PP de Feijóo, que maniobró contra Ribera para tapar la gestión de la dana del Gobierno regional de Valencia (en manos del PP), hasta el punto de pedir su sustitución, y que logró durante algunos días el apoyo de su familia europea, el PPE, que bloqueó el nombramiento, se ha separado finalmente de la mayoría de su grupo. Los 21 eurodiputados del Partido Popular (Pablo Arias no ha participado) han votado en contra, según el recuento de votos. Todo ello pese a que la Eurocámara daba su respaldo al equipo de Gobierno europeo con más comisarios de su familia conservadora de las últimas décadas: 14 de 27, entre ellos, la presidenta Von der Leyen.
Así, los populares españoles comienzan la legislatura haciendo malabares. “En el PP decimos sí a la Comisión y no a Teresa Ribera”, ha dicho la eurodiputada popular Dolors Montserrat. “Ha sido la vicepresidenta de un Gobierno que está envuelto en un escándalo de corrupción”, ha lanzado. Y ha añadido: “Como miembros leales del PPE apoyamos a esta Comisión”. Todo un ejercicio de equilibrismo político verbal, ya que en realidad con sus sufragios han rechazado al Ejecutivo Von der Leyen.
Los españoles son el segundo grupo más numeroso de la familia conservadora tras los alemanes. La decisión del PP constituye un no simbólico, pero también un no a su familia política europea. Los populares de Feijóo argumentan que con el nombramiento de Ribera, España está “exportando un problema” y que aunque Von der Leyen contará con su respaldo, no pueden apoyar “expresamente” un colegio de comisarios que cuente con la española.
En contraste con esa actitud del PP, Von der Leyen ha tenido —en el discurso de presentación de su nuevo equipo en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, previo a la votación— numerosos elogios para Ribera, cuestionada por parte de su familia política conservadora europea. “Mi compromiso hoy, como siempre, está con Europa, con el tejido productivo, con los ciudadanos, con la reducción de desigualdades y defensa de nuestros valores”, ha declarado Ribera en una pequeña comparecencia de prensa tras la confirmación de la nueva Comisión en la Eurocámara. La española ha reconocido que la polarización y la contestación que trasluce tras la ajustada mayoría es un “desafío”.
“Tenemos que evitar polarizaciones”, ha dicho el presidente del PPE, Manfred Weber —que avaló las maniobras de Feijóo contra Ribera hasta que terminó por desautorizarlo y respaldó a la española—. Sin embargo, Weber no ha enterrado del todo el hacha de guerra. El bávaro ha tratado de explotar el discurso de que socialdemócratas y liberales también han tendido la mano a parte de la ultraderecha que él ha abrazado, la familia de los Reformistas y Conservadores Europeos (ECR) —la de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni— con su apoyo al vicepresidente italiano, Raffaele Fitto. También que los socialistas han apoyado al comisario húngaro Olivér Várhelyi, aliado del nacionalpopulista Viktor Orbán, como parte del pacto para desbloquear la formación de la Comisión —incluida Ribera—.
Weber ha remarcado que su intención es seguir su colaboración tradicional con socialdemócratas y liberales —con los que rubricó un pacto para avanzar en las líneas marcadas por Von der Leyen para la legislatura— e incluso con los verdes, pero también con ECR, que el conservador alemán diferencia de otros grupos y partidos de extrema derecha, como Alternativa por Alemania (AfD). El cordón europeo tradicional ha estallado. Ahora, los conservadores —también Von der Leyen— aplican uno a medida.
“No ha sido fácil la negociación, usted no tendrá el apoyo del 100% de esta Cámara ni siquiera de mi grupo, pero en esta Cámara hay una mayoría que quiere construir una mayoría europea”, ha insistido Iratxe García, presidenta de los Socialistas y Demócratas (S&D) a la alemana, durante su intervención en Estrasburgo. “Ha habido gente que ha tratado de desestabilizar esta Comisión por poner sus intereses partidistas primero”, ha remarcado, en alusión al PP.
Legislatura polarizada
Tras las semanas de crisis, Von der Leyen, que también se ha jugado su capital político en la pelea europarlamentaria y se ha implicado mucho en que su equipo saliera adelante sin cambios, ha llamado a la unidad. “Sé que no ha sido fácil, pero superar las divisiones y forjar compromisos es el sello distintivo de cualquier democracia viva”, ha dicho la jefa del Ejecutivo comunitario. “Trabajaremos con todas las fuerzas democráticas proeuropeas de esta Cámara. Y, como he hecho en mi primer mandato, siempre trabajaré desde el centro, porque todos queremos lo mejor para Europa y lo mejor para los europeos. Ahora es el momento de unirnos”, ha lanzado.
La legislatura que empieza se avecina bronca y polarizada. Como ha sido el proceso de confirmación de los nuevos comisarios, donde la política nacional española, por la pelea del PP contra Ribera, ha sacudido a las instituciones comunitarias. La nueva Comisión que echa a andar este 1 de diciembre lo hace en un escenario geopolítico de alta tensión, con la guerra de Rusia contra Ucrania en un punto crítico, la perspectiva de una escalada arancelaria de EE UU contra los productos europeos tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y con una Unión Europea que no deja de perder competitividad e influencia frente a Washington y Pekín.
Los próximos cinco años serán decisivos para el futuro de la UE, y la presidenta de la Comisión ha adelantado que se requerirá tomar “decisiones difíciles” y realizar “inversiones masivas en seguridad y prosperidad”. “Necesitamos un mercado único para la defensa. Necesitamos fortalecer la base industrial de defensa. Necesitamos mejorar nuestra movilidad militar”, ha remarcado la conservadora alemana, que inicia ahora su segundo mandato.
Este Ejecutivo comunitario, por primera vez, tendrá un comisario de Defensa, el lituano Andrius Kubilius. Aunque sigue siendo una competencia de los Estados miembros, el cargo pretende impulsar la industria europea. Antes de que se cumplan 100 días, la Comisión presentará el nuevo libro blanco de la defensa que tendrá que dar respuesta a la reclamación de los Estados miembros sobre posibilidades de financiar la industria.
Además, Von der Leyen ha anunciado que la primera gran iniciativa de su mandato será una “brújula de la competitividad, siguiendo la pauta del informe del ex primer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, que advirtió de que, si no acelera, la Unión entrará en una “lenta agonía” frente a EE UU y China. Esa nueva brújula de competitividad —que se construirá en torno a tres pilares: innovación, descolonización y competitividad, y seguridad económica— será una de las tareas clave del nuevo equipo, y sobre todo de Ribera, vicepresidenta de Transición Limpia, Justa y Competitiva y responsable de la cartera de Competencia.
La alemana iniciará, además, un diálogo estratégico con los Estados miembros y los grupos políticos sobre el futuro de la industria automotriz europea. Un tema crucial cada vez más enconado en la UE.
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