Los manifestantes en Bangladés rechazan un Gobierno militar y proponen la figura del Nobel Muhammad Yunus

Los líderes del movimiento Estudiantes contra la Discriminación, que este lunes forzó la huida de Bangladés de la primera ministra, Sheikh Hasina, tras unas protestas en las que han muerto unas 300 personas, han advertido este martes de que no tolerarán un Gobierno apoyado o dirigido por los militares. Antes, los manifestantes habían exigido la disolución del Parlamento, una demanda que ya han obtenido, según un comunicado de la oficina del presidente del país, Mohammed Shahabuddin.

Nahid Islam, uno de esos líderes, había advertido previamente en un vídeo en Facebook, de que, de no cumplirse esa demanda, los estudiantes pondrían en marcha acciones de protesta “estrictas”. Según Islam, que aparece en la grabación con dos de sus correligionarios, el Nobel de la Paz 2006, el filántropo Muhammad Yunus, conocido como el “banquero de los pobres”, ha aceptado la propuesta de convertirse en el principal asesor del futuro Gobierno interino de Bangladés. El portavoz del movimiento estudiantil precisó luego que Yunus regresará inmediatamente a Bangladés desde París, donde se había sometido a un tratamiento médico “menor”.

El rechazo de los manifestantes a un posible Gobierno castrense y la confirmación de la disolución del Parlamento, que abre la puerta a la convocatoria de elecciones, se han conocido después de que el jefe del Estado Mayor del Ejército, el Waker-Uz-Zaman, anunciara que tenía previsto reunirse con los líderes del movimiento estudiantil para discutir la formación de un Gobierno interino, cuya principal tarea debería ser precisamente convocar esos comicios. Con su advertencia, se considera que los líderes del movimiento estudiantil están tratando de espantar el temor a que el país, el octavo más poblado del mundo con 170 millones de habitantes, vuelva a caer en una dictadura militar como las que sojuzgaron a los bangladesíes entre 1975 y 1990.

De momento, hasta que se forme el Gobierno interino que tendrá el encargo de convocar unos comicios, los militares tratan de apaciguar las revueltas ciudadanas, que están descontroladas. Este martes, al menos 24 personas han muerto, según medios locales, en un ataque incendiario perpetrado por una turba contra el hotel de lujo Zabeer International, propiedad de Shahin Chakladar, diputado y secretario general del partido de la ex primera ministra, la Liga Awami, situado en la ciudad de Jashore, en el oeste de Bangladés.

Mientras la situación política en Bangladés sigue en el aire, las puertas de las prisiones del país han empezado a abrirse para destacados políticos, encarcelados durante la Administración de Hasina. La más prominente de estas figuras es la antigua aliada de la ya ex primera ministra y actual líder de la oposición, Khaleda Zia, presidenta del Partido Nacionalista de Bangladés, encarcelada en 2018 por corrupción, una acusación que ella desmiente atribuyéndola a una supuesta persecución política. Zia, de 78 años, primera ministra del país entre 1991 y 1996, recuperó la libertad horas después de la huida de Hasina, informó la oficina presidencial del país.

También el abogado y activista de la oposición bangladesí Ahmad Bin Quasem ha sido puesto en libertad, según ha informado su abogado Michael Polak en la red social X. Quasem fue secuestrado por las fuerzas de seguridad en 2016, según organizaciones de derechos humanos que han denunciado que, durante los mandatos de Hasina, cientos de ciudadanos del país fueron sometidos a desaparición forzada. Este activista forma parte de una conocida saga política bangladesí. Su padre, Mir Quasem Ali, fue el líder del prohibido partido islamista Jamaat-e-Islami, la principal formación religiosa del país, y fue ejecutado tras ser declarado culpable de crímenes de guerra en 2016.

El comunicado de la oficina del presidente bangladesí, Mohamed Shahabuddin, confirma también la próxima liberación de los manifestantes del movimiento Estudiantes contra la Discriminación detenidos entre el 1 de julio y este lunes por haber participado en las protestas que terminaron por forzar la dimisión de Hasina.

Cuotas

El pasado domingo fue una de las jornadas más violentas en Bangladés, con alrededor de un centenar de muertos en choques entre manifestantes, partidarios de Hasina y la policía, desde el inicio en julio de las protestas. Los estudiantes se echaron a las calles para denunciar un polémico sistema de cuotas para repartir los empleos públicos, que reservaba el 30% de esos puestos a los familiares de los combatientes en la guerra de independencia de Pakistán (1971), y otro 30% para mujeres y minorías. Los convocantes consideraban este reparto discriminatorio, pues únicamente el 40% de contrataciones se realizaban por méritos. El 21 de julio el alto tribunal atendió su principal reclamo y anuló este sistema: elevó al 93% el porcentaje de empleos gubernamentales asignados por méritos, reservó un 5% para los parientes de los combatientes y el 2% restante para las minorías étnicas y personas con discapacidad.

Las protestas resurgieron la semana pasada por la demanda de los manifestantes de una disculpa pública del Gobierno por la violencia ejercida contra ellos, el restablecimiento de las conexiones a internet, la reapertura de los campus universitarios y la liberación de los detenidos.

Al menos 96 personas murieron el domingo y cientos resultaron heridas, según medios locales como The Dhaka Tribune. La policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a decenas de miles de manifestantes, como ya hizo en la anterior protesta sangrienta del 19 de julio, que también acabó con más de un centenar de fallecidos, gran cantidad de lesionados y varios cientos de detenidos. En total, alrededor de 300 personas han muerto desde el inicio de las movilizaciones, al menos 32 eran niños, “y muchos más resultaron heridos y fueron detenidos”, lamenta Unicef.

La llegada a la capital, Daca, este lunes de una marcha multitudinaria, muchos de cuyos participantes penetraron en la sede de la oficina de la primera ministra, terminó por forzar la renuncia y posterior huida de Hasina, que se desplazó inicialmente a la ciudad india de Agartala, aunque medios de ese país informan de que permanecerá allí “solo unos días” para después partir a Londres, donde ya estuvo exiliada.

Sheikh Hasina ha estado en total 20 años al frente del Ejecutivo bangladesí (1996-2001 y 2009-2024). De estos, los últimos 15 sin interrupción. La primera ministra, de 76 años, ganó el pasado enero un cuarto mandato consecutivo en unas elecciones que fueron boicoteadas por la principal formación opositora, el Partido Nacionalista de Bangladés.

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