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La primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, huye del país tras las protestas con más de 100 muertos

El ejército asume el poder y anuncia la formación de un Gobierno interino después de que la veterana líder haya renunciado y abandonado la nación asiática

Los manifestantes celebran la noticia de la dimisión de la primera ministra de Bangaldés, Sheikh Hasina, en Daca este 5 de agosto.
Los manifestantes celebran la noticia de la dimisión de la primera ministra de Bangaldés, Sheikh Hasina, en Daca este 5 de agosto.Rajib Dhar (AP)
Agencias
Daca -

La primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, ha renunciado y abandonado el país este lunes, según fuentes militares citadas por Reuters, después de que al menos un centenar de personas murieran en choques con sus partidarios y la policía este domingo en las protestas convocadas por el movimiento estudiantil del país. La organización “Estudiantes contra la Discriminación” había convocado para esta jornada una marcha hacia Daca, desafiando el toque de queda impuesto la víspera por las autoridades, con la intención de presionar a Hasina para que dimitiera, como así ha sucedido, después de que los manifestantes incluso penetraran en el palacio que alberga la sede de la primatura del Gobierno del país. Hasina, la veterana líder que en enero obtuvo un cuarto mandato consecutivo en unos controvertidos comicios, ha aterrizado ya en la ciudad oriental india de Agartala, de acuerdo con fuentes citadas por la cadena CNN.

Con miles de personas marchando en el centro de la capital bangladesí, el ejército ha anunciado que asume el control del país. El jefe de Estado Mayor del ejército, el general Waker-Uz-Zaman, ha pronunciado un discurso en el que ha asegurado que se reunirá con el presidente del país, Muhammad Shahabuddin Chuppu, para formar un Gobierno interino.

“Resolveremos la crisis antes de esta noche” ha dicho el general, que ha comunicado también la derogación del toque de queda.

La capital amaneció este lunes con la estampa de tanques del ejército y vehículos policiales recorriendo las calles, que también patrullaban a pie numerosos agentes, según un canal de noticias en Internet. Apenas se veía tráfico civil, salvo algunas motocicletas y los característicos taxis de tres ruedas de la urbe. Los enfrentamientos en la capital bangladesí, como en muchas otras zonas del país, habían transformado este domingo la urbe en una zona de guerra por los violentos choques entre manifestantes y partidarios de Hasina, muchos de los cuales portaban palos y objetos de metal.

Al menos 96 personas murieron y cientos resultaron heridas en esa jornada en este país de 170 millones de habitantes, según medios locales como el The Dhaka Tribune. La policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a decenas de miles de manifestantes. El domingo por la noche se impuso un toque de queda en todo el país a partir de las 18.00 horas (14.00 en la España peninsular). El servicio de tren ha suspendido sus servicios y la enorme industria textil del país ha cerrado sus puertas.

Bangladés se ha visto envuelto en violencia y protestas que comenzaron en julio después de que grupos de estudiantes exigieran la eliminación de un controvertido sistema de cuotas para acceder a los empleos públicos, que consideraban discriminatorias en uno de los países más pobres del mundo. Aunque el 21 de julio el Tribunal Supremo del país anuló la reforma, el movimiento de “Estudiantes contra la discriminación” volvió a las calles la semana pasada para exigir a la primera ministra una disculpa pública por la violencia por la represión de las manifestaciones, el restablecimiento de las conexiones a Internet, la reapertura de los campus universitarios y la liberación de los detenidos en las protestas.

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La jornada de este domingo fue una de las más violentas desde el inicio de esas protestas, con la mayor cifra de víctimas mortales en la historia reciente del país, incluidos al menos 13 policías. Incluso superó las registradas el 19 de julio. Ese día, al menos 67 personas perecieron en las calles cuando los estudiantes salieron a las calles. En total, desde el inicio de las manifestaciones alrededor de 300 personas han muerto.

Los disturbios de las últimas semanas, que han llevado al Gobierno a cerrar los servicios de internet en varias ocasiones, son los mayores que ha vivido el país, el octavo más poblado del mundo, en los 20 años en los que Hasina ha estado al frente del Ejecutivo (1996-2001 y 2009-2024). La primera ministra, de 76 años, ganó el pasado enero un cuarto mandato consecutivo en unas elecciones que fueron boicoteadas por la principal formación opositora, el Partido Nacionalista de Bangladés.

La gente celebra la dimisión de la primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, en Daca.
La gente celebra la dimisión de la primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, en Daca. Mohammad Ponir Hossain (REUTERS)

Fuerza “excesiva”

Los críticos de Hasina, junto con grupos de derechos humanos, han acusado a su Gobierno de utilizar una fuerza excesiva contra los manifestantes, tanto a través de la policía como de las Fuerzas Armadas, desplegadas en las calles para controlar las protestas.

“El Gobierno ha matado a muchos estudiantes. Ha llegado el momento de la respuesta final”, dijo el coordinador de la protesta, Asif Mahmud, en un comunicado en Facebook a última hora del domingo. “Todo el mundo vendrá a Daca, especialmente los distritos circundantes. Vengan a Daca y tomen posición en las calles”, animó en el texto.

El ejército de Bangladesh había instado, por su parte, a los ciudadanos a obedecer las normas del toque de queda. “El ejército de Bangladesh cumplirá con el deber prometido de acuerdo con la Constitución de Bangladesh y las leyes vigentes en el país”, afirmó un comunicado castrense, también a última hora del domingo.

La violencia no se limitó a las calles de Daca, la capital del país. Al menos cinco personas murieron en el distrito oriental de Feni, afirmó a EFE el superintendente del hospital Sadar, Abul Khair Miazi. El jefe de la administración de Kishoreganj, Abul Kalam Azad, afirmó por su parte que tres personas fallecieron, incluyendo dos carbonizadas “cuando la casa de un líder de la Liga Awami (gubernamental) fue incendiada”. Uno de los distritos donde se registraron más víctimas mortales fue el de Sirajganj. Cinco personas fallecieron en la región, según el jefe de los servicios de salud, Mohammad Jahangir Alam, a los que se suman los 13 miembros de las fuerzas de seguridad, que murieron en una comisaria de policía.

Fuentes hospitalarias confirmaron decenas de muertos y heridos en numerosos distritos del país, entre ellos la capital y Bogura, Pabna o Magura. Algunos de ellos, como los dos fallecidos en el distrito de Munshiganj, recibieron heridas de bala, según el superintendente del centro de salud donde fueron tratados, Abu Hena Muhammad Jamal.

Las protestas en el octavo país más poblado del mundo se desencadenaron por la ira de los estudiantes ante la elevada tasa de paro juvenil y por la decisión del Tribunal Supremo de restablecer un sistema de cuotas que reservaba el 30% de los empleos públicos a las familias de los combatientes en la guerra de independencia de Pakistán. Tras el estallido de violencia en julio, que provocó más de un centenar de muertos, ese alto tribunal anuló la orden judicial que legalizaba el polémico sistema de cuotas.

Con ello, el máximo tribunal del país ordenó una reestructuración total de las polémicas cuotas de empleo en el servicio público para bajarlas del 30% al 5% para hijos de los combatientes, y dejar un 2% para las minorías étnicas y personas con discapacidad, explicó a periodistas el abogado Shah Monjurul Haque, representante de los estudiantes que protagonizaron las protestas contra la norma. La decisión implicaba que el 93% de los empleos gubernamentales deberán ser asignados por mérito. Este era el principal reclamo de los estudiantes que tomaron las calles en julio y que ahora han resurgido.

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