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Alemania ilegaliza el Centro Islámico de Hamburgo por su “extremismo” y promover un “antisemitismo agresivo”

Las autoridades creen que la organización religiosa y cultural y sus filiales están controladas por el régimen iraní

Agentes de policía alemanes frente a la mezquita del imán Ali, llamada La mezquita azul, en el Centro Islámico de Hamburgo
Agentes de policía alemanes frente a la mezquita del imán Ali, llamada La mezquita azul, en el Centro Islámico de Hamburgo.Dominick Waldeck (EFE)
Elena G. Sevillano

Después de años de investigaciones, el Ministerio del Interior alemán ha ilegalizado este miércoles el Centro Islámico de Hamburgo (IZH, por sus siglas en alemán) por las sospechas de que se trataba de una terminal del régimen iraní en suelo europeo. Las actividades de esta asociación religiosa y cultural quedan prohibidas, así como las de sus filiales, por tratarse de “una organización islamista extremista” que persigue objetivos inconstitucionales, ha informado el Gobierno alemán en un comunicado.

Las autoridades vigilaban este centro islámico, uno de los más influyentes en Alemania, desde hace años por su supuesta relación con Irán. Tras analizar la documentación que la policía recabó hace meses en una redada, el Ministerio del Interior asegura tener indicios de que la asociación apoya al partido-milicia chií libanés Hezbolá. Este grupo está prohibido en Alemania, donde es considerado como organización terrorista.

“Hoy hemos prohibido el Centro Islámico de Hamburgo, que propaga una ideología islamista y totalitaria en Alemania”, ha asegurado la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser. “Esta ideología islamista va dirigida contra la dignidad humana, contra los derechos de la mujer, contra un poder judicial independiente y contra nuestro Estado democrático”, detalla en su cuenta oficial de la red social X. Añade, además, que la organización difunde “un antisemitismo agresivo”.

Interior ha informado también de que desde primera hora de la mañana se están llevando a cabo registros en 53 inmuebles en ocho Estados federados alemanes, donde los agentes se han incautado de pruebas y se han confiscado bienes. Además de la sede de la organización, en Hamburgo, las autoridades han ilegalizado subgrupos de ámbito nacional en Fráncfort (el Centro de la Cultura Islámica), Múnich (la Asociación Islámica de Baviera) y Berlín (Centro Islámico).

Según las pesquisas, el IZH actuaba como representante del régimen iraní y pretendía llevar la revolución islámica a Alemania. “Las investigaciones demuestran claramente que el IZH no actúa solo religiosamente, sino como representante del líder supremo iraní, cumple sistemática y categóricamente la directriz política de exportar la revolución islámica”, explica el comunicado de Interior.

Faeser ha querido dejar claro que Alemania no actúa “contra una religión”, sino que quiere distinguir claramente entre “los islamistas”, contra los que actúa “con dureza” y “los muchos musulmanes” que pertenecen a Alemania y viven su fe en el país. La oposición conservadora llevaba meses presionando a Faeser para que tomara cartas contra organizaciones islamistas radicales, especialmente después de que el asesinato de un policía en Mannheim encendiera el debate migratorio justo antes de las elecciones europeas de junio. Los conservadores habían pedido la ilegalización de la IZH y señalaban también a movimientos como Muslim Interaktiv, cuyos partidarios “marcharon por Hamburgo alabando el califato”, según ha denunciado el líder de la oposición, el conservador Friedrich Merz (CDU).

La policía alemana llevó a cabo en noviembre una gran operación en varios Estados federados contra la IZH y otras cinco asociaciones, durante la cual se incautaron de numerosas pruebas, según el Ministerio que encabeza Faeser. Esos indicios “han sido evaluados y han corroborado las sospechas hasta el punto de que la IZH y sus suborganizaciones están hoy prohibidas”, añade el comunicado. El IZH declaró tras producirse la redada que condenaba “toda forma de violencia y extremismo” y que “siempre ha abogado por la paz, la tolerancia y el diálogo interreligioso”.

La página web del centro ya está inhabilitada. Interior cree que el centro ha actuado “de forma extremadamente conspirativa” porque de cara al exterior “quiere dar la impresión de que se trata de una organización tolerante y puramente religiosa, sin ningún tipo de agenda o afiliación política”. Tras conocerse la operación, el Gobierno iraní ha convocado al embajador alemán, según ha anunciado el Ministerio de Asuntos Exteriores en Teherán.

La decisión del Gobierno de Olaf Scholz ha sido bien recibida por la mayoría de los partidos, incluidos los democristianos de la CDU, en la oposición. “El Centro Islámico de Hamburgo ha sido durante demasiado tiempo el nido de espionaje del régimen iraní”, ha afirmado por ejemplo el líder del Partido Verde, Omid Nouripour, a la agencia de noticias DPA. “Es bueno que esto finalmente haya terminado”, añadió. El secretario general de los liberales del FDP, Bijan Djir-Sarai, calificó la decisión de “tardía”. El IZH “lleva años difundiendo propaganda antidemocrática y de incitación contra los disidentes en nombre de los dirigentes iraníes”, dijo también a DPA. Las autoridades, añadió, deben “adoptar medidas aún más decisivas contra los partidarios del terror y el odio islamistas”.

La prohibición también fue acogida con satisfacción por el Consejo Central de los Judíos de Alemania. Su presidente, Josef Schuster, señaló que la decisión es “coherente”: “El régimen de los mulás de Irán y sus apoderados están posicionándose en todo el mundo. Su objetivo es destruir nuestra democracia y nuestro modo de vida”. “En tiempos en que nuestra sociedad abierta está amenazada desde dentro y desde fuera, debemos trabajar juntos para defender nuestra democracia y todo lo que representa”, añadió.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.
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