La izquierda francesa apura los plazos para nombrar primer ministro
A punto de expirar el calendario autoimpuesto, el Nuevo Frente Popular busca un nombre de consenso, en medio de los avisos de censura de la derecha y extrema derecha a un gobierno de izquierdas
Las prisas para formar gobierno en Francia se están topando con la realidad que tan bien conocen los países vecinos más duchos en forjar coaliciones: se necesita tiempo. La izquierda francesa, que sigue reivindicando su derecho a dar el primer paso como fuerza con más diputados en la nueva Asamblea Nacional —aunque lejos de una mayoría mínimamente estable—, se aproxima a su plazo autoimpuesto de una semana (desde de las elecciones del pasado 7 de julio) sin haber logrado consensuar un nombre para proponer como primer ministro. En medio de duros pulsos internos, el bloque progresista aboga por extender las negociaciones.
Mientras, el presidente, Emmanuel Macron, está ya de regreso de Washington, donde ha participado en la cumbre de la OTAN, y se apresta a realizar sus primeras comparecencias públicas desde las elecciones. Serán en el marco de las celebraciones del Día de la Bastilla, la fiesta nacional, el domingo. Entre tanto, el resto de fuerzas continúan sus cálculos de escaños mientras amenazan al bloque de izquierdas con mociones de censura inmediatas si forma gobierno en solitario.
Las cuentas de unos y otros siguen sin cuadrar, mientras siguen ignorando el llamamiento a forjar una “mayoría sólida, necesariamente plural” que hizo el presidente en su carta a los franceses publicada justo cuando viajaba a la cumbre de la Alianza en la capital estadounidense.
Tras una semana de reuniones intensas pero sin resultados, la líder de los ecologistas, Marine Tondelier, trataba de relativizar los plazos del Nuevo Frente Popular (NFP): “Es normal que lleve tiempo, intentamos formar una coalición en un país que no tiene cultura de ello. E intentamos hacer las cosas bien”, dijo en la emisora RMC. En otro plató, el coordinador nacional del partido de izquierda radical Francia Insumisa (LFI), Manuel Bompard, también rechazaba “fijar una fecha límite”, porque “puede que sea necesario más tiempo para la discusión”.
El pulso más duro lo sigue manteniendo LFI con el Partido Socialista (PS). Ambas formaciones reclaman que el nombre del primer ministro salga de sus filas. Del lado del PS, el nombre que más suena es el de su secretario general, Olivier Faure.
Veto a Mélenchon
Los insumisos han presentado hasta cuatro propuestas. Incluida, de nuevo, la de su controvertido líder, Jean-Luc Mélenchon, pese al no explícito desde el principio que las demás formaciones de la alianza —socialistas, comunistas y ecologistas— han realizado ante esta posibilidad, conscientes del rechazo que suscita su figura. Sería, temen, un freno a posibles apoyos desde otros grupos parlamentarios a su propuesta de gobierno. Algo necesario porque el NFP está a más de 100 escaños de la mayoría absoluta y son muchas las voces de las demás formaciones que ya han advertido de que tumbarán con una moción de censura inmediata un gobierno no ya solo liderado, sino incluso integrado por LFI.
Así lo han recordado en las últimas horas desde la extrema derecha del Reagrupamiento Nacional (RN), que extiende su veto a un gobierno integrado también por ecologistas, a la derecha tradicional de Los Republicanos. También rechazan la posibilidad buena parte de las fuerzas macronistas, incluido el todavía primer ministro, Gabriel Attal, que aspira este sábado a convertirse en el presidente de su grupo parlamentario, Renaissance.
En un intento de desbloquear las negociaciones, el líder del Partido Comunista, Fabien Roussel, ha propuesto este viernes el nombre de Huguette Bello, presidenta del consejo regional de La Reunión, como alternativa para salir del enroque. La varias veces diputada por formaciones de izquierda es una política “respetada” por todos, ha justificado.
Mientras la izquierda prosigue sus discusiones, Macron ha reunido este viernes a los principales mandos de su partido. En la “tensa” reunión en el Elíseo, según varios medios franceses, ha lamentado la “imagen desastrosa” de falta de unidad mostrada por sus filas en la última semana y ha afeado la rivalidad pública de varios de sus ministros con ambiciones para las presidenciales de 2027, en las que el actual inquilino del Elíseo ya no se podrá presentar. “Yo seguiré aquí dentro de un mes”, les ha dicho, reiterando su intención de no dimitir, según el diario Le Parisien. “Pero si ustedes empiezan la campaña de 2027 ahora, serán barridos”, les ha advertido.
A más corto plazo, Macron también habría aceptado que Attal dimita formalmente tras el Consejo de Ministros del martes 16. El todavía primer ministro ya presentó este lunes su dimisión, tras la segunda vuelta del domingo en la que las filas macronistas perdieron la mayoría y quedaron en segundo lugar, con 168 diputados. Pero Macron la rechazó y le pidió que continuara “por el momento”, para “asegurar la estabilidad del país”.
El problema es que el macronismo necesita todas sus fuerzas cuando la nueva Asamblea Nacional se reúna, por primera vez, el jueves 18. Será entonces cuando comenzará el pulso por la distribución de puestos, incluida la presidencia del hemiciclo, en el que se verá por primera vez la correlación de fuerzas surgida de las legislativas. Y las disminuidas fuerzas macronistas no pueden prescindir de los 17 miembros del actual gabinete que han renovado escaño. De ahí la necesidad de que el Gobierno dimita formalmente antes, puesto que ambos cargos son incompatibles.
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