Stella Assange: “Julian seguirá manteniendo sus principios sin miedo”
La esposa y la abogada del fundador de Wikileaks alertan del peligroso precedente que sienta su liberación a cambio de que se declarara culpable de espionaje en EE UU
La esposa del fundador de Wikileaks, Stella Assange, ha hablado este miércoles en nombre de su marido, poco después de que Julian Assange aterrizara minutos antes de las ocho de la tarde en su Australia natal (mediodía en la España peninsular), ya como un hombre libre tras pasar 12 años de reclusión en el Reino Unido. En una conferencia de prensa en Canberra, la capital de Australia, la abogada sueca que acompañó, primero como letrada y después como cónyuge a Assange durante su cautiverio, afirmó que su esposo “seguirá manteniendo sus principios sin miedo”. Luego ha pedido “espacio, tiempo y privacidad” antes de que su pareja se recupere y pueda dirigirse por sí mismo a los medios. Julian Assange, ha dicho, “no debería haber pasado ni un solo día en prisión”. Sin embargo, su caso, ha lamentado, deja ahora la libertad de información “en un lugar inseguro” y sienta un “precedente que ahora será usado en el futuro contra el resto de la prensa”.
Rodeada de los asesores legales de su esposo, Stella Assange aludía así a la negativa de Estados Unidos a retirar los cargos de espionaje contra el fundador de Wikileaks, que le ha forzado a concluir un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos para recuperar la libertad. A cambio de su liberación, Assange se ha declarado culpable de un delito de violación de la Ley de Espionaje.
Una de las asesoras legales principales de Assange, la abogada australiana Jennifer Robinson, ha criticado también el “precedente” del acuerdo de Assange, que calificó de “peligroso” para el “resto de los medios”. “Desafortunadamente, los términos del acuerdo de declaración de culpabilidad son que él, para lograr su libertad, tuvo que optar por declararse culpable de conspiración para cometer espionaje por publicar pruebas de crímenes de guerra estadounidenses y abuso de los derechos humanos”, ha dicho Robinson.
Tras ser liberado el martes en el Reino Unido y horas antes de regresar a Australia en un avión privado, había comparecido ante un tribunal en las Islas Marianas del Norte, que constituye un Estado libre asociado de Estados Unidos, como Puerto Rico. Allí, una jueza ratificó el acuerdo al que había llegado con la Fiscalía estadounidense: declararse culpable de espionaje a cambio de que su sentencia se considere cumplida por los cinco años que pasó en una prisión de máxima seguridad en Londres. Previamente, había pasado siete años refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres.
“Espero que los medios se den cuenta del peligro de este caso estadounidense contra Julian, que le criminaliza, que ha conseguido su condena por recopilar noticias y publicar información que era cierta, que el público merecía saber”, ha alertado Stella Assange.
Antes del acuerdo, el Departamento de Justicia acusaba a Assange de 17 delitos contra la Ley de Espionaje y uno por intromisión en un ordenador. El editor australiano se enfrentaba a una pena máxima de 175 años de prisión, principalmente por la filtración de más de 250.000 documentos clasificados del Departamento de Estado estadounidense en noviembre de 2010, que dejaban mal parada la política exterior de Washington e incluso apuntaban a la posible comisión de crímenes de guerra por parte de tropas estadounidenses en conflictos como el de Irak. EL PAÍS fue uno de los medios que participó en el esfuerzo concertado de publicación de estos papeles.
Tras haber admitido ese cargo de violación de la Ley de Espionaje, la única forma de que Assange sea exonerado del delito que ha reconocido para recuperar la libertad sería un perdón presidencial de Joe Biden en Estados Unidos. Durante su comparecencia, la mujer del editor ha formulado su esperanza de que esa posibilidad se haga realidad. La abogada ha instado luego a la prensa a actuar en ese sentido: “Creo que será perdonado si la prensa se une para revertir este precedente”.
Tanto Stella Assange como la abogada Robinson han agradecido al primer ministro australiano, Anthony Albanese, y a “millones de personas” que “trabajaron con discreción y protestaron en las calles durante años” por la liberación de su esposo. “Lo logramos”, ha dicho Stella Assange. Robinson ha explicado luego que Assange dijo al primer ministro Albanese nada más volver a su país natal: “Me has salvado la vida”.
Cautela oficial
Nada más aterrizar en Canberra, la capital administrativa de Australia, el jefe del Gobierno australiano había llamado al fundador de Wikileaks. “Nuestro Gobierno hace las cosas y ha logrado este resultado”, celebró luego Albanese. Posteriormente, el primer ministro se reunió con Assange en la base de la Fuerza Aérea australiana donde aterrizó su avión en Canberra. “La diplomacia debe ser paciente y debe construirse en la confianza”, afirmó el mandatario.
El Gobierno australiano había intensificado en los últimos meses su actividad diplomática con Estados Unidos para lograr la liberación de Assange. En sus dos años en el poder, Albanese ha abogado abiertamente por su liberación. Tras confirmarse que el editor había recuperado la libertad en el Reino Unido, el Ejecutivo australiano acogió la noticia con cautela, la misma que ha guiado sus esfuerzos con su aliado estadounidense para lograr la excarcelación del fundador de la web de filtraciones.
El jefe del Gobierno australiano nunca ha rebatido en público la acusación estadounidense de que Assange había violado la Ley de Espionaje al divulgar los cables secretos de la diplomacia estadounidense. Albanese también ha evitado cuidadosamente definir a Assange como “periodista”, como él mismo se define. El primer ministro australiano sí ha reiterado en estos años que este caso “se había alargado durante mucho tiempo” y que su Gobierno “defendería a todos los ciudadanos australianos”.
“No había nada que ganar con su encarcelamiento continuado. Lo queríamos de vuelta en casa. Y esta noche ha pasado. Hemos hecho que pasara”, ha celebrado el político laborista este miércoles.
Como representante de un Gobierno de centroizquierda que se acercó a Estados Unidos en su batalla contra la expansión de China en el Océano Pacífico, los australianos empezaron a ver en el caso Assange una balanza para medir la fuerza que podría tener Albanese frente al presidente Biden. El contexto jugó en su favor: meses antes de su llegada al poder, a mediados de 2022, Australia había firmado un pacto de defensa estratégica con Washington, que creó una agenda de encuentros en los que la liberación de Assange empezó a colarse entre los asuntos que abordarían los dos mandatarios.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.